AUTOBIOGRAPHICA VIII.
CONTRA EL AQUÍ y EL Ahora
Pronto habré de volver a septiembre de
2008 y a mis “rutinas desacostumbradas” (reencuentro sin sexo con Berenice la de Híspalis; mensajes sin sexo a Rosalinda la
barcelonita; etc.) -Pero antes de acelerar mi muerte narrando como Sherezade el
milésimo cuento de las Mil Noches y una Noche, quisiera demorarla un poco más,
saliéndome de la narración continua que culmina en el presente.
En el sagrado Presente.
Así que la complaciente Lectora –y el
lector humillado que permanece escuchando todo el tiempo al lado de la puerta sin
que nadie le dirija siquiera la palabra; dudoso como siempre entre la adicción
de quedarse y la obsesión de irse, ese salvaje maltratador castigado como
cornudo en mi mundo- me permitirán de nuevo divagar:
Tras la muerte de Dios hacia
1831 (poco después de la de Hegel), y su
parte de defunción oficial en 1888 ( agnus mirabilis por la redacción de El
Anticristo, el suicidio de Van Gogh) ),y su entierro sin exequias en 1914, los occidentales no se volvieron , así, sin
más ni más, y, de pronto, ateos y
materialistas.- No.-: Siguieron sacralizando valores:- La Ciencia fue el ídolo de los positivistas
pero resultaba fría: No emocionaba verdaderamente a nadie más que a personas
con gafitas redondas de intelectuales (como Jorge Volpi o Kurt Gödel), y culos
apretados de obsesivos como el mismísimo Wittgenstein.
El verdadero Dios del siglo XX no fue
la Ciencia sino la Vida.
Los modernos de verdad –los postmodernos
y los antimodernos- estaban al corriente de lo que Le había pasado a Dios –que
Se había muerto- y ni siquiera malgastaban el tiempo explicándoselo a los que
todavía creían en Él.
(O en el Arte, o en la Diosa Blanca, o en el socialismo
mágico o en la Virgen del Carmen, (bendita sea). - Los más inteligentes daban por supuesto que el
más allá era una quimera demasiado humana y procedían en consecuencia).
Pero ellos también se ponían tensos, se
volvían raros cuando pronunciaban el mamtram del espíritu contemporáneo:
El Aquí y Ahora. El Here & Now. La metafísica del Aquí te
pillo Aquí te mato.
El Becerro Sagrado de nuestro tiempo no
era el Dinero (puesto que siempre lo fue), ni el Hombre (motivo
de chufla aunque Sartre entonase loas solemnes en honor dese espantajo), ni La Novela, como hubiese querido Milan (Jaromil)
Kundera.
... Creer en el Ser Humano, en la Revolución,
en El Conocimiento Científico, en la Seguridad Social o en La Madre Que Te
Parió no era más que una forma de decir: En realidad no creemos en nada.
En nada más que en la posibilidad de vivir lo mejor posible.
El follarín comprometido a lo Jean Paul
Sartre, la humanista semi-lésbica tipo Simone de Beauvoir, el pre- terrorista
Ernesto Guevara inmolándose en Bolivia por el Hombre Nuevo, Deáfilos estilo
Robert Graves con amigas Ava Gardner, priápicos enamoradizos como Picasso, Don
Juanes quánticos como Feynmann, Gitanos de la psicoterapia, Campeones de
Ajedrez Rusos que acudían al campeonato desde un parque donde vivían borrachos.
Anti-gurus como UG, Tántrikas con 300
Rolls Royce como Rajneesh. Candidatos a la Escuela de Artes que se convertían
en emperadores del III Reich. Pistoleros con la fortuna de Stalin o de Sadam
Huseín. Saladinos de las World Trade Center. Etcétera. Esos eran los ídolos del XX. Mayakovsky.
Gandhi. Marina Abramovich. El fanático Dalí, visionario del cinismo. El
descuartizador Picasso (comunista cínico con casita en la Riviera). El
antropófago Diego Rivera (también comunista extásico). Cantautores en la estela
de Emilio Carrere como el maestro Sabina.
Un siglo de vividores... Sin
santos.
- Y a quién le importa eso.
Viva la vida. Vive a tope. Disfruta intensamente. Carpe
diem. Panta Rhéi. Hic et Nunc. Esa fue la metafísica de los
estupefactos.
A esa raza de extraviados, yo les
pregunto: ¿Dónde exactamente está el Aquí?
- Yo que solo soy un engendro de papel,
un amasijo de letras y de electrones, compuesto de pensamiento pensal, de signo
mental, sin carne ni hueso ni grasa. Bueno, pues incluso yo, estaba allí
en la página anterior no más hace unos segundos. No sé si “estuve” del
todo, si lo disfruté a fondo, como quiere el tema de nuestro tiempo.
Tal vez al experimentar la página 924 me
distraje a partir de la línea 3 y no volví a prestar una atención plena hasta
la 925 (la actual). A veces leo, pero en realidad estoy, en una corriente de
sueños y no me entero de nada (como dijo Osho en su comentario de los
Yoga-Sutras).
- Cambiar de página, y hasta de párrafo,
nos espabila igual que los zurriagazos en la cabeza a los monjes budistas o
determinados “obstáculos blandos” en las interminables autopistas de Arizona
colocadas a propósito para que el conductor no se duerma)-.
Preocupado por terminar mi narración, la
verdad es que no siempre vivo cada momento ni el día a día. Ni mucho
menos saboreo cada uno de los minutos. Se
me van a menudo. Para qué hablar de los segundos o de sus unidades de
subdivisión que tanto pesan en las modernas competiciones sometidas a
cronometrización digital y photo-finish. Una
décima de segundo es un trazo, algo menos que una letra.
La vista ya puesta en el capítulo
final, me deslizo con mucha frecuencia por los intermedios, sin consciencia plena.
En contra de lo que exige el riguroso budismo à l´ocidentelle del siglo
XXI, e híbridos.
No, no puedes ni tocarte la nariz
pensando en otra cosa. ¡Conciencia!: No debes zampar sino masticar cada trozo
con 24 ó 25 mordiscos paladeando cada
uno.¡Presencia!: No debes ni siquiera
limpiarte el culo sin ponerle los 5
sentidos al roce de las heces con el tubo de tu esfínter, querida Lectora. Y no
me vengas ahora con falsos pudores y remilgos. Como si tú no tuvieras ano o no
supieras lo que digo.
Pero el Aquí se fuga siempre.
Hasta los niños lo saben. Se nos va la atención
mucho antes de la décima masticación; en el wáter ya estamos en otra parte mucho
antes de tirar de la cadena. – Qué redondo, qué
bonito-. Hay una estratificación de pensamientos infinitos, no Doblepensar
sino hasta óctuple, una turbamulta de egos. El ser humano carece de integridad;
es incapaz de cumplir sus promesas. Lo que promete de noche no lo cumple por la
mañana; la promesa la había hecho una persona distinta. - Por eso es imposible
meditar, mantenerse en contacto con el alma. Tenía razón UG cuando dijo que la
meditación es violencia y saca lo peor de ti: Cuando te paras y te callas e intentas no
pensar ni hacer nada, te das cuenta de lo que eres: un cerdo hijo de puta que
está deseando salir del estado “meditativo”.
– Así
que no existe el Aquí: hacía tiempo que el párrafo anterior había engordado
hasta pedir un salto, una muerte.
-
Y, en segundo lugar, ¿cuándo sucede exactamente el Ahora?
-
Los antiguos matemáticos, sin más pantallas que el
papel o la arena, ya plantearon las aporías insolubles de la flecha y de la
bisectriz para demostrar que era imposible situarse en un átomo de tiempo
(Paradojas de Zenón de Elea y de Euclides). No hay ahora. El pasado no existe,
el futuro tampoco, y el presente es inapresable
-
–A Dios le había
dado algo en 1807 y la había espichado... - Se sabía de buena tinta: lo
habían demostrado en el Laboratorio, (era como el descubrimiento del radio, a
principios del XX fecha arriba fecha abajo): Una cuestión de hecho, una
proposición más que verificada: - Dios, -el
viejo Dios de toda la vida- la había
cagado bien cagada, no se sabía cómo pudo ocurrirLe a Él. Pero estaba muerto,
definitivamente acabado. -. ¿Cómo pudo sucederle a Él... ¿Que era eterno, a Él que es la Verdad y la
Vida? Así fue. Los ateos clásicos al final tenían
razón: Hegel pronunció el veredicto
“Dios ha muerto”, Nietzsche solo corroboró el diagnóstico de su colega,
Heidegger volvió a confirmarlo en 1920: La pérdida del Ser y todo eso. Todos
los filósofos eran ya ateos humanitarios a la manera pop de Bertrand Russell o
de Zizek. No podían negar los hechos: Había filmaciones de su cadáver y
demostraciones químicas: Dios había sido el más largo error, la gran mentira
desde la época trágica de los griegos de Homero. Y estaba muerto, muerto, muerto.
-
(Esto mismo ya resultaba sospechoso desde un principio:
Si Dios había sido falso, ¿cómo podía morir? ¿Si nunca había existido, cómo
podía dejar de existir? - ¿Acaso no es necesario estar vivo o ser real para
poder morir?)
Como esto era así, como Dios simplemente
no era, no existe..., como se trataba de un hecho comprobado, ahora lo único
que contaba era el Ahora. Y no el dorado Entonces de los románticos. Ni
el Más Tarde fulgente de los utopistas. El ateísmo canónico no era
de izquierdas ni de derechas. Sino de centro, como la razonable mayoría.
Este es el melancólico término de mis
reflexiones. Simple y obvio: En realidad el Aquí y el Ahora –ídolos y dogmas
sagrados del siglo de los vividores- no eran más que fantasmas inapresables y
no significaron sino un aumento tremendo de la sensualidad. La categoría
“Vida” es un indefinible.
- Una consecuencia frívola pero
práctica de lo anterior es la siguiente: Resulta mucho más fácil acostarse con
una atea normal y corriente, fanática de ordeñar el momento hasta la última
gota, posesa del Espíritu de la Gestalt, que con una creyente en la
reencarnación en descenso que despilfarra su tiempo porque lo tiene a montones.
Si te gusta mucho cada segundo, tal vez deberías, -querida y maltratada
Lectora Hembra, Lectora Alpha, Deesa, Alma- Diosa, Diosa-Musa - tal vez
deberías buscar un orgasmo en los próximos ocho segundos (o al menos irte
calentando).
-
Pues ya se sabe que el ser humano/a desprecia el
alimento por la fornicación y está dispuesto/a a copular, aunque le asomen las costillas
antes que comerse un bocadillo. “Un placer mayor que el sexo” no
pasa de ser una insinuación incomprensible para la mayoría. “No hay mayor
placer que el sexo” lo comprende todo el mundo. -
Sin embargo, hasta los afortunados de Eros, sus predilectos, los que llevamos una “vida
bella” en las alas de Venus, ni siquiera nosotros dejamos de estar adormilados
la mayor parte del tiempo.
Un
buen polvo –ese mito o
quimera que nos marca la vida con su persecución- ese paradigma de intensidad en la experiencia-
sucede de allá para cuando.
Te lo digo Yo, Predilecto de
Sus dones, (con ritmos de rendimiento sexual estacionales más altos que los de
las sartenes de las Américas) - Rutina y aburrimiento brasileños, lasitud
jamaicana, infelicidad en la satisfacción siguen siendo la tónica. - Cuando no
está presente el simple horror, nada tedioso: La vida como “oasis de horror en
medio de desiertos de tedio “. (Roberto Bolaño, 6666).
Por
eso, la mayoría, atea pero no integrista - salvo ultras marxianos del Telón de
Acero, la minoritaria extrema izquierda radical del Círculo de Copenhague, o
marginales ateos meta- neo-clásicos de Karlsruhe- , era menos rígida con la
Vida, y entendían de manera flexible lo del Aquí: “en esta zona más o menos”,aproximadamente
aquí”.- Y lo del “ahora” como “en aquellos
días”, o “por Pascuas” “este verano” o “en esta
época/edad/estación/temporada”. - No eran precisos en absoluto; no marcaban
puntos sino segmentos de cierta anchura. Aproximadamente entonces.
No tenía mucho interés ni
utilidad ser exageradamente exactos en todas las ocasiones, ya lo había
observado el iconoclasta Wittgenstein. - En consecuencia, vivir el presente no consistía
en andar por el mundo con los ojos espaventados, atentos hasta la locura no
fueras a perderte ningún instante - Ole. Qué bonito,
qué profundo, qué bonito. –Además, Einstein había demostrado que el
instante no existe. Todo el mundo lo sabía. - Estar en el presente y estar presente,
quizás consistía en consultar periódicamente tu agenda de vez en cuando.
- En
el terreno del Arte la adoración del presente llevó a la performance
de la conmoción. El peligro físico o emocional y la cercanía de la
celebridad podrían operar una catharsis o elevación de conciencia por
contacto directo (Marina Abramovich, The Artist is Present).
(.... Y es cierto: Todo el mundo
está muy atento cuando corre peligro la vida o su integridad moral).
Y
por otro lado nadie olvida el encuentro con una persona “prominente” o “famosa”
por algún motivo. Es tácita la creencia de que los célebres, gracias a su
celebridad, viven más de alguna manera. Nada mejor para despertar a un
adormilado somnoliento que llevarle a un acantilado pilotando tu moto a
doscientos. Nada más memorable que conocer en persona a Shakira. Si ambos
factores se suman, el recuerdo se volverá inmarcesible: ir agarrado a la
cintura de la artista colombiana mientras vuelas por una carretera peligrosa;
eso no se olvida nunca.
- Todo el mundo en el gozne del Milenio
empezó a comportarse como desesperados que no van a llegar al día siguiente.
Gente sin mañana. Histéricos del No Future
que no piensan más que en correrse aquí y ahora. Echar por lo menos un clavo cada dieciséis horas.
- Angustiados del te-lo-estás-perdiendo.
Espantos continuados de stress en primera persona del presente.
Como si el segundero les
amenazara de muerte con el tic y les degollase con el tac. –Qué sonoro, qué plástico, qué bonito. - Febriles cazadores de la mayor cantidad
posible de ratitos placenteros. Así fueron las personas de mi tiempo.
- Todos menos yo, claro. Yo busco a Eros.
TRAS EL
VERANO DE 2008. RETORNO A RUTINAS DESACOSTUMBRADAS
Al regreso de aquella
última Escuela de Amor y de nuestro verano franco-italo-helvético, me sentía
feliz: Al final no le había puesto los
cüernos a Morphi; y eso que Eros me había hecho caricias superficiales, de
mediana intensidad y profundas.- Pude
anunciarle a mi Amor nada más verla, que “no me había acostado con nadie”, cosa
que era verdad a medias pues sí que había compartido el lecho de Rosa-Linda y
de algunas otras pero Morphi entendió que no había dormido en concúbito de
semen con nadie, como así era, y pareció quedarse tranquila. Y no me preguntó
nada más.
Aquel 2008-2009 iba a ser
nuestro último curso en la Ciudad de los Prodigios, la casi trimilenaria, la
disparatada Ciudad Costera del Extremo Sur de Europa, Sombra del Paraíso según poetas señoritos como Vicente Aleixandre
-tal vez el peor poeta de la Generación del 27, y a la vez el autor del peor
texto surrealista de todos los tiempos- que venían a atracarse de espetos y de
Manzanilla en la terraza novecentista de los Baños del Carmen.
Era nuestro último curso
en el Edén Andaluz, lugar calificado por organismos de la ONU como “simplemente el mejor sitio del mundo de
acuerdo con la fórmula “QV= Cl. + Long.
+ Pos. Pl.” (Calidad de Vida= Clima+ Longevidad (Esperanza de Vida)+
Posibilidades de Placer). La ciudad natal del barcelonita Picasso era sin duda
la más bella y amable de la Tierra. Y probablemente la mejor asimismo de toda
nuestra galaxia.
Y sin embargo, al final
la abandonamos como se abandona a una chica bonita que, debido al exceso de
uso, se ha vuelto empalagosa y ha perdido su magia.
Pero eso es anticipar
acontecimientos: En septiembre de 2008 todavía no sabíamos que aquel iba a ser
nuestro último curso en la urbe.
De clima invariablemente
benigno salvo cuando sopla califórnico el Terral, o aguaceros de diciembre o febrero abren un frío cortante y húmedo en el
tórax, un frío profundo que nada ni nadie puede cerrar. Con una altísima esperanza
de vida bien conocida por los jubilados
de toda Europa y los constructores de clínicas privadas. Unas esperanzas por la
vida y unas alegrías de vivir que terminaban derivando en tasas de asesinato
igualmente elevadas o frecuencias desorbitadas de infartos de miocardio en las
discotecas para viejos de la Costa. Sumida
en el ensueño del stress del Placer Permanente , la Ciudad Antigua del Extremo Sur de
Europa había terminado aburriéndome con sus sorpresas continuas y sus
espectáculos sin fin.
Por lo pronto yo andaba
pensando –igual que otras veces a comienzos de otoño- en cómo trabajar lo menos
posible sin hacerlo del todo mal.- En la Fábrica no me lo ponían fácil: en
horario vespertino-nictálope de 16 a 22 h. debía modelar membrillos de una
temática y de un género nuevos: Moldes sobre el Amazonas o el Desierto del
Gobi, membrillos que representen la Placa Antártica o el Mar de los Sargazos.
Mi imaginación, mi creatividad, no daban para tanto.
Por si eso fuera poco. A
mitad de curso el programa mutaba y
había que fabricar bustos bastante exactos del Neanderthal, el Cromagnon,
Pericles, Augusto y Napoleón.- Y todo ello en menos de 9 meses. Los mismos que
dura un embarazo.
Acepté. Al fin y al cabo
me pagaban por excesos como esos. Como funcionario de carrera de la Real
Fábrica tenía yo firmado un contrato de por vida con el Estado, sueño de la
seguridad burguesa del español medio. Para eso yo no había sido tan hippy ni tan poeta. Me molaba y mucho mi
nómina mensual como membrillero. - Tomé un manual que me dejó la sabia Morphi y
empecé a estudiarlo con ansiedad: Tras un tiempo de inspección, se hizo la luz
dentro de mi corazón: Ni era tan difícil ni era tan árido ni tan desconocido:
Membrillos que alzasen la figura del Titanic estrellándose con el iceberg,
dulces de fresas de membrillo con pequeñas tumbas blancas reproduciendo el
memorial de las víctimas en Berlín. Y cosas así: Escenas de guillotina,
gladiadores, holocaustos y masacres
diversas. A alguno se le iba a helar la sangre al conocer, gracias al pastel,
una escena de nuestros antepasados: Desnudos completos de Florinda la Cava o
decapitaciones en la batalla de Gembloux. – Moldes que representaran el Gran Cañón
o el glaciar del Rotten, moldes que reproducían el sky-line de Moscú o el amanecer en Anatefhka... Claro que podía hacerlo.
Pero mi empeño principal
no era el trabajo ni el modelado artístico (que entonces no me tomaba en serio)
sino la vida y su aventura en pos de los dardos de Eros.
Cada vez pasaba más
tiempo con Morphi y menos con otras mujeres. Ya me iba civilizando igual que tantos. La mayoría de los machos latinos
españoles de mi generación se han convertido en unos calzonazos que aprietan el
culo cuando aparece su mujer. Yo iba por la misma línea que ellos:- Ella me iba encarcelando con besos, pistas
escondidas por toda la casa hasta encontrar el regalo de cumpleaños, detalles
de lencería diversos, perfumes finos y fiestas-sorpresa con el salón lleno de
candelitas. De mil maneras distintas, a cual más sutil, me iba domando y
enamorando: Parecía la letra de un tango: Empecé por quedarme en su casa 6 días
en semana, reservándome los lunes para dormir en mi pisucho o
"conventillo" de Huelin (o al menos permanecer fuera de casa de
Morphi; raras veces dormía los lunes).
Igual que hay putas y
prostitutas, también hay matrimonio y pareja. Apenas existe diferencia, eso es lo
que quiero decir. Y sin embargo, desde el punto de vista legal y fiscal hay un
abismo: En relación a Hacienda no es lo mismo estar casados que ser solo pareja
de hecho. No tienen los mismos derechos.
Y me parece natural que
no los tengan: No va a ser igual estar casados por la ley de Dios y la
intercesión de sus ministros, que tener un papel timbrado que acredite que
lleváis viviendo juntos tantos años y tenéis un hijo juntos. Pues, muy bien.
Pero casados no estáis. No habéis pasado ni por el altar ni por la vicaría.- He
ahí la diferencia; por eso no puede ser lo mismo.
- Cada vez me sentía más
cautivo de Morphi, su pequeña silueta verde y rosa. Medio casado con ella.
Comprometido. Era mi pareja aunque nada me había prometido a mí mismo con más
fuerza que no ser ya nunca más el novio o la parejita feliz de nadie. No: después de Lesbia, ninguna. –Pero había caído
en el matrimonio (“dominio de la madre”,
me recordaba Lesbia agorera con su sabiduría de Roma). Una vez más.
Tal vez se debiera a
nuestra frecuencia casi sobrenatural de relaciones sexuales, frisando el límite
de los 5 encuentros íntimos diarios (besos aparte). –O tal vez no fuera porque
folláramos mucho y bien, sino porque nos
gustaba comer juntos: Casi desde el primer encuentro en la Fábrica (23 h. del 23
de junio de 2006 a 6 de la mañana del 24) empezamos a quedar para cenar, unas
veces en restaurantes de la ciudad cerca de la orilla del mar, otras veces en
mi casa donde cocinábamos juntos.
Me iba encariñando con
ella, vinculándome cada año más , no por la libídine ni por la manggiatura
sino porque Morphi sabía conversar y escuchar con sus ojos glaucos,
glaucos. -En la Costa hay una población flotante de mujeres, damas, señoras y
señoritas, incalculable. Y un gradiente de furor uterino que supera a Palaos, Cuba o Tahití. Añádanse a
esto los elevados porcentajes de soltería, viudez, separaciones y divorcios. En
la Costa, en el Sur, ligar se ha convertido en una certeza estadística.- Pero
ninguna como Morphi.- Sus ojos glaucos, glaucos, no “serenos, si de un dulce mirar sóis alabados...”
O quizás me iba en-amorando de ella como me
acostumbraba a su pijama, a su olor corporal (que aún no he descrito), al gran
armario empotrado con puertas correderas de espejos de su dormitorio rosa. Me
estaba enamorando pero del emparrado de jazmines del patio de delante, de la
lámpara de cristal del salón... Tal vez la quería por sus riquezas, tal vez lo
que me gustaba de ella eran las comodidades de su chalet adosado del Polígono.-
Muchos presuntos románticos como yo –enamorados de Eros- tras su capa de
soñadores emocionales, esconden el alma árida de un frío inversor inmobiliario.
Quizás después de 3 años
ya había empezado a cogerle cariño al idiota de su hijo. No solo era apego al
buen sexo, las buenas cenas, las conversaciones de 6 horas, su chalet con
cuatro o cinco terrazas-solarium y
cuarto de baño con jacuzzi de 10
caños.-(Caramba con la obrerita explotada: Los lugareños se las daban de
bohemios abnegados pero en sus casas tenían tesoros de todo tipo).
El hijo de Morphi era un
gilipollas de 8 que se iba haciendo el listo aquí y allá, zumbando y bailando
siempre, burlándose y riéndose del más pintado, como –si a su edad- ya
estuviera de vuelta de todo. Me caía fatal. Era el tipo de niño odioso que yo
no adoptaría ni aunque me pagasen 3.000 euros al mes. Además, yo estaba enamorado
de Laetitia, cordis mei, y no había posibilidad de querer a ningún otro pequeño. Laetitia era del planeta Venus. Junior ,
el hijo de Morphi, de Marte. -O sea, un salvaje.
Y sin embargo, con el
paso del tiempo, le iba tomando aprecio. Aunque fuera un idiota y un ignorante
con edad de un solo guarismo, aunque no hubiera leído un libro en su vida, era
capaz de tomarle el pelo al mismo Ignatius –el amigo de Salvador Dalí y de
William Burroughs. -Aún lo recuerdo : el sabio Ignatius hacía cortésmente la
pregunta que no se le debe hacer nunca a
un niño: “¿Qué tal en el colegio? ¿Sacas
buenas notas?” El avispado del crío comenzaba a contestarle con la misma
cortesía mientras yo le miraba; ante mi insinuación –pues era igual que cuando
sus abuelos le preguntaban “¿pero te lo has pasado bien?” y el niño debía
tranquilizarles: Sí se lo había pasado bien; sí, le iba bien en el cole- se echaba a reír como desenmascarado de una
obra de teatro: No podía seguir interpretando al nene ingenuo que cuenta que no le va mal en el colegio y que sus notas son
excelentes.
Estábamos cenando en La
Caleta, un restaurante entre el Palo y Pedregalejo. El hijo de Morphi se había
zampado las mejores raciones del menú: concha fina, boquerones victorianos,
gambas frescas (no italianas), adobo (en esto se le notaba la falta de
formación) y, -de segundo- , un "pijama"
de la casa con flan, nata y helado. Se sentía feliz, bien nutrido. Y se
pitorreaba del gran Ignatius.
Pues Ignatius era grande,
el sucesor legítimo de Unamuno y de Amiel, el Fundamento de nuestro pasado y el
Destino de nuestra cultura. En su cerebro se conservaban las esencias de toda
civilización. No era de ninguna manera un tonto. Y sin embargo –por haber
entregado su vida al estudio y al conocimiento- no sabía dirigirse a un niño
sino con fórmulas ridículas.
-Este niño que parece estar de vuelta de todo
y aún no ha ido a ningún sitio
–comentaba Ignatius asombrado cuando ya el
hijo de Morphi no podía oírnos.
Sí, quizás por el niño,
quizás por la colección de libros de Morphi. A lo mejor yo no estaba
enamorándome de ella sino de su enorme y fascinante biblioteca de enciclopedias
diversas, Historia, colecciones completas
de Alberto Vázquez-Figueroa, Manuel Vázquez Montalbán, Agatha Christie o John
Le Carré, autores que yo no leía nunca. No había casi ningún clásico. Pero sí
dos series de biografías – Galileo, Leonardo, Miguel Ángel, Maquiavelo y así
hasta Kennedy y Khruschev- bien encuadernadas.
Aquel tesoro de obras
gráficas y literarias algún día sería mío si seguía con Morphi. Su biblioteca
incluía mucho más de lo mencionado. Era un florilegio de centenares de libros
en buen estado, con tapas de cartón verde, tela o piel. Estaban perfectamente
custodiadas y ordenadas en sus estanterías. Esa biblioteca había sido inventada
y adquirida a lo largo de una vida por un simple carnicero sin estudios
formales pero amante del saber y de los buenos libros. Al final, Juan de la
Cruz –así se llamó el carnicero- se la había vendido a su nieta Morphi. Ahora
las vidas de hombres ilustres desde Alejandro Magno a Beethoven estaban a mi entera
disposición y yo no tenía nada mejor que hacer
que devorar aquel legado. - Sí, tal vez no me gustaba solo ella sino sus
libros. Los disfrutaba de antemano, antes siquiera de abrir uno y otro, y
otro...
O tal vez simplemente
estaba enamorado de sus ojos glaucos, glaucos... Quizás éramos la Pareja Eterna Radha-Krishna y
ya nos habíamos conocido como Rama-Sita a lo largo de eones en sucesivos
renacimientos y reencarnaciones. Tal Vez.
(A través de un “tal vez”
se abre, acaso, la fisura en edificios que acabarán por desmoronarse cuando
venga el terremoto).
La realidad es que me
estaba quedando cada día más pillado de Morphi como resultado kármico de una
suma de cosas –besos, cenas, chalet chic en el Polígono San Luis, sexo con
porcentajes superiores a los coitos/día en Jamaica, Yemen o el Mato Groso (6),
su hijo el Terrible Burlón,... y todo lo demás.
Como personaje de novela,
también me interesan las novelas.
Morphi me tenía dicho que
Raíces de Alex Haley y Lo que el Viento se llevó de Margaret
Mitchell eran las mejores que había leído. Yo no lo discutía porque no las
conocía pero no pensaba adentrame en la lectura de dos volúmenes de 1000
páginas sólo porque fuesen los favoritos de mi pareja. Además, ella no había
leído Los Hermanos Karamazov ni Guerra
y Paz ni casi nada del Top Ten o Canon de los letrados.- Raíces se hizo famosa en España por la
serie televisiva de Kunta-Kinte. -Gone
with the Wind por la película de
Clark Grable. Yo no solía leer nada que hubiera sido llevado al cine. Pero
Morphi insitía en que los dos libros eran incomparablemente mejores que sus
versiones fílmicas. Así, durante años me resití a internarme en el tocho de la
Mitchell y recorrer los avatares de la Guerra de Secesión, la ruina del Sur y
los amores de Rhet Buttler y Scarlett O’ Hara. Finalmente la insistencia de mi
mujer (la iletrada) y mi propia curiosidad, fueron más fuertes: Con asombro,
después de leer sin casi respirar las primeras 200 páginas de corrido, descubrí
que Morphi tenía razón: La Gran Novela Americana ya ha sido escrita hace más de
80 años: Ni William Faulkner ni Hemingway ni mucho menos Franzen o Alice Munroe
pueden competir con el océano novelesco de Margaret Mitchell que nació y vivió
para levantar su novela única, el canto del cisne del Viejo Sur.
Como protagonista a la
vez que narrador en primera persona de la novela de mi vida, me gustaría dejar
claro –ante la Lectora- que mi modelo, objetivo, inspiración y referencia es Lo que el Viento se llevó. Es casi
seguro que no lo conseguiré por mucho que lo intente. -Las mujeres escriben
mejor que los hombres; tienen más alma, más sensibilidad. -Por otro lado, mi
capacidad para levantar acta o hacer la crónica de los últimos 70 años (1945-
2015) en mi país y en el mundo, no es la misma que la de Margaret Mitchell que
poseía en su propia casa (su padre) el archivo histórico de Atlanta y de los
Confederados. -Mi novela será inferior- : aunque lo intente no tendrá el elenco
innumerable de personajes como Mami, Ashley Wilkes, Ellen, el padre irlandés de
Scarlett, Melanie y cientos y millares de personajes con vida propia. Mi novela
será inferior porque no habrá creado para siempre la nostalgia de Tara, y de la
vieja Atlanta, ciudades y territorios más reales y más vivos que la realidad y
que la vida. - Mi novela, posterior a la muerte
de la novela, no será la gran novela
española. Pero da igual.
Estar enamorado es mi
principal problema como narrador en primera persona y co-protagonista del
catálogo de las bellas que alguna vez me turbaron. La mía es una novela de amor
como la de la Mitchell. - Narrador en primera persona auto-retratado y
auto-analizado con auto-objetividad en su auto-novela. Es decir, lo mío es “una fantasía totalmente irrealizable”. -Como
el amor, y como todas las utopías.
AUTOBIOGRAPHICA IX
SYMPOSIUM DE PILAS
(SEVILLA) DEL PUENTE DE LA INMACULADA DE 2008:
PSICOLOGÍA DE LOS MOLDES-TIPO.
Me canso de anotar los
detalles de mis memorias, de mi auto-biografía. Como si yo fuera un ente de
papel en vez de un hombre... -¿Quién Soy?
Lógicamente después de
haber resumido el comienzo de aquel curso, debería o debiera proceder a la
narración del trepidante Symposium de Moldes del Puente de la Inmaculada (8/XII/
2008).
Por puro sentido común,
sé que es el episodio siguiente, lo más significativo.
En primer lugar, porque
no soy el tipo de persona que acude a simposios ni a congresos y se cuelga del
cuello tarjetas de identificación como collares de perros académicos. De modo
que es natural que me acuerde.- En segundo lugar, porque a la convención de
Pilas acudieron desde regiones alejadas del mundo una serie de personalidades
difíciles de olvidar: Había venido en primer y único lugar, el Sabio que era como
si alive e in person estuviese
presente el siglo XX entero. Participaba asimismo una célebre maestra de danza
argentina que te sanaba solo con bailar contigo. Había varias leyendas
internacionales de la terapia, la invocación de muertos, el renacer sexual, la
creación de máscaras monstruosas, el teatro-pánico, el asesinato de madres, la
interpretación de sueños y, en general, el neo-chamanismo budista siglo XXI.
Todos ellos, actores, artistas, ayudadores y pedagogos, estrechamente
relacionados con la fabricación de moldes de membrillo.
Había en el antiguo
seminario menor re-convertido en hotel Lantana, millares de personalidades
memorables. Las más atractivas para mí no eran los actores famosillos como el
gran Sergio Peris (protagonista de la teleserie Al salir de clase, Cesare Borgia en la excelente película Los Borgia, y Gran Capitán en Isabel, el laureado biopic de La Reina)
ni las leyendas vivientes del Mundo de los Dulces. - Se rumoreaba que al final
vendría la Pdta. de la Argentina - diagnosticada como esquizofrénica (DSM V: psicopatía) por agentes de la CIA- a
someterse a una terapia de abreacción con ayahuasca financiada por la Junta
Directiva de RESSOL (la mayor empresa petro-química española) . Se hablaba de
que quizás vinieran Silvio Rodríguez o Bob Dylan como “representantes altos del
Molde V (E5)” o el mismísmo Papa Francisco I (Bergoglio) como Membrillo IX no
muy degenerado; no se descartaba la posibilidad de que alguno de ellos se
sumase a última hora al Symposium. - Ver
a Dylan (o a su equivalente en castellano: Silvio) al lado de Naranjo , habría
sido una especie de terremoto espiritual. En cambio la presencia de la Kirchner
-y de su joven y guapo ministro de Energía- solo un caso de exorcismo.
Pero a mí, comme d´habitude, las que me interesaban
eran las mujeres, mis mujeres:
1ª Morphi:- que
había decidido acompañarme aunque tuviese que quedarse sola casi todo el tiempo en otro hotel o en las
inmediaciones del nuestro. Yo pasaba los días en el Sympòsium de Moldes y las noches con ella.- Lo que terminó siendo
agotador.
2ª Corazón.-
Aquí se apagan mis ganas de contar nada...-
3ª Rosa-Linda.-
4ª Berenice.-
5ª Carmen
Flores.-
6ª. Otras
(nuevas y antiguas).-
Allí estaba Todo el Mundo. Y solo iba a durar 3 días. Medité
detenidamente sobre lo que se me venía encima: demasiados reencuentros. - De
entrada comprendí que a un symposium
no se va a ligar. El hecho de que más de 2000 hembras fueran a congregarse, no las convertía en un coto de caza, no eran
un banco de atunes ni un rebaño de búfalas. Al menos por esta vez, no se
trataba de abatir el mayor número pòsible de piezas en el menor tiempo
posible.- Las noches –la zona horaria más aprovechable en los congresos- me
estaban vedadas pues debía regresar junto a Morphi, como Cenicienta sin su
zapato de cristal, cuando se desvanece el hechizo de la calabaza y los ratones.
Estaba claro que a un
congreso científico no vas a ponerte caliente ni a robar besos en los bancos
del patio.
De nuevo el fantasma del
cuarentón calavera con parejita formal y a la vez numerosos líos de faldas se
apoderó de mí. Era ridículo y feo. Todo salió mal:
2º Todo salió mal en el re-encuentro con Corazón: la chica de los mil
fulares parecía haber emprendido un nuevo rumbo...
3º Todo fue triste en el re-encuentro con Rosa-Linda: ya se había
empezado a fijar en otro moldeador joven pero famoso, creo que se llamaba
Weissmann, y tenía la crueldad de comentarme cuán interesante, atractivo y
viril le resultaba... - “¿Saca tu lado
animal, como yo antes...?”
4º Todo salió fatal con Berenice: De gatita merendable se había
transformado en leona rugiente, me hacía desprecios en público, cuestionaba en
voz muy alta que ella y yo hubiésemos tenido alguna vez “intimidad”, “¡¡Y no pienso hablar más bajo!!”,
voceaba..., algunos participantes se volvían a mirarnos extrañados; y yo
parecía un mentecato.- (Creo que ese fue el final de la Mujer Más Bella del
Mundo: desde ese momento decidí rechazarla en cuanto se me presentase la menor
oportunidad; como acabó sucediendo).-
5º Todo fue bien, sorprendentemente, con Carmen, la bella casada, la sólo amiga, la
más antigua, y por antigua –como si fuésemos familia- ya solo castamente
deseada; Carmen muy acariciable, como amiga,
en partes duras pero no en blandas, Carmen con quien yo carecía por
completo de intenciones sexuales como no fuera estar pegado lo más posible a su
piel durante todo el tiempo posible (su piel que huele a eso que huele la tierra
después de lluvias de primavera, con matices de azahar y de jazmín de un patio
de Sevilla; más el olor del cuerpo y del ser de Carmen Flores, inasible a la
lujuria) (?).-
- Como abuelo y nieta,
como dos viejos hermanos, caminamos por las galerías cubiertas y entre los
setos, estrechamente abrazados, como dos amantes que viven separados y celebran
la longitud de su breve reencuentro. Castos y a la vez ardientes como ellos.
Nos sentábamos a escuchar
juntos las conferencias. Tan juntos que nuestras piernas se tocaban. Tan juntos
que podía oler su aliento o deleitarme en la blancura cristalina de su retina,
la pícara retina de Carmen. –Yo estaba para siempre enamorado del nombre de
Carmen: Pocas veces o tal vez nunca me había sucedido enamorarme de alguien por
su apellido (por el prénom o “nombre
de pila” me ha ocurrido en muchas
ocasiones). Las García-Rink, las Alisedas o Teresa Casado habían sido linajes
que martirizaron mi infancia. Nunca habría podido perder el seso por una
Domenéch, una Patricia Plaza, Cristina García o Pérez-Parada. Pero sí por una
mujer del Sur -pero con una vena alemana- que se llamara Cármina y Fiori.
Carmen roja, de perfil o
de frente, ojos verdes, roja y blanca.- Yo escuchaba con medio cerebro los
discursos, las intervenciones y las ponencias pero la mayor parte del tiempo
–en un acto de adoración apenas disimulado- permanecía de cara a Carmen
admirando su rostro blanco, su sonrisa blanca, su nariz más que perfecta ,
recta como hipotenusa, sus tirabuzones de María Antonieta, sus labios una y
otra vez mirados, re-mirados y embebidos. No le miro otros encantos con fijeza,
pero de todos modos, no dejo de verlos. - No había pensado estar tanto tiempo
con Carmen, tan cerca del cuerpo de Carmen. - Y al final nos despedimos con más
besos, y más lágrimas y abrazos.- En una feria internacional de erotismo, Dios
solo me daba el Verdadero Eros. El Indefinible.
Todo fue mal
especialmente con Morphi. Ella con su estilo siempre inteligente, razonable,
lúcido, realista... me había expuesto por anticipado sus planes y condiciones
para este viaje: sus objetivos, sus compromisos y su propósito final; sus
normas implícitas y explícitas divididas en subapartados; lo que quería que yo hiciera y lo que no estaba dispuesta a tolerar. - Morphi
no es como yo; no necesita hablar mucho. Pero lo que dice sale de una
meditación férrea, de una voluntad férrea, y es imposible no estar de acuerdo
con ella. - Yo iba allí a cerrar asuntos.
- Esa fue su conclusión general y me pareció evidente como casi todo lo que
decía con su voz de sabia, semejante a un viento verde. Ni siquiera necesito
pensar para creer en ella. Igual que los perros, me fío por el tono.- Cuando se
ponía en este plan, embellecía mucho.
- A lo largo de mi ya
dilatada vida -como carácter eterno de novela- he tenido la oportunidad de
escuchar a personas que disertaban muy bien.
Y siempre, desde niño, he disfrutado de las alocuciones y los discursos
hasta el punto -por ejemplo- de pasarme 3 horas en el puerto de Páros oyendo atentamente a una militante
comunista griega que daba un mítin; entonces no entendía una palabra, pero ya
me gustaba su sonido en dulce caricia helénica. - (Hoy lo entendería casi todo)-.
El griego será el idioma de la
argumentación, pero en realidad nadie
discurre ni argumenta como Morphi. -Deméter y Athína en una.
- Recuerdo que todavía
era un niño cuando me empecé a aficionar a los debates parlamentarios. El Debate
sobre el Estado de la Nación o las Mociones de Censura constituían para mí un
espectáculo mucho más fascinante que las finales o semi-finales de la Copa de
Europa o de la Recopa. - Y eso que, según contaban, antaño, en los tiempos de
Ríos Rosas y de Castelar, la musa de la
oratoria y de la retórica había conocido
días más gloriosos.
- Yo no me lo creía: Era
imposible hablar mejor que el Jefe de la Oposición con su filoso seseo
sevillita, sus ojos rasgados en una sonrisa de Sardanápalo asiático, melena de
campana cuasi-Beatle y labios llenos
de sexy simio negroide del Sur. Mi madre estaba sexualmente enamorada del líder
del SOE, fenómeno que me confesaba avergonzada puesto que ella era del bando
político opuesto.- No, era imposible que hubiesen perorado mejor que el
Presidente Adolfo Suárez, con su seca y contenida emoción castellana. Y además
había entreactos cómicos de Santiago Carrillo que hacían reír hasta los anti-comunistas
que no olvidaban lo de Paracuellos. Solos de batería de Durán i Llerida tocando el lado humano del nacionalismo austracista.
Momentos de intensidad asesina de Xabier Arzalluz subiendo al estrado con una
ampolla que contenía la sangre de los gudaris. Y otras intervenciones de
Provincias Exóticas como las Canarias o la Rioja que eran como guindas
nacionalistas en el Pastel Nacional.
- Los espectáculos
ofrecidos por el Palacio de la Carrera de San Jerónimo eran mucho más eróticos
que las fantasías nietzscheanas de Dudú y Suleyka, la Tía Tula (como Tía Puta)
o las películas de destape de Bárbara Rey y Rocío Dúrcal - Me siento Extraña- en el Quijano a las 4 de la tarde. -Sobre todo
en los dinámicos turnos de réplicas y contra-réplicas. Los debates eran más
eróticos que un partido de la Copa Davis entre la longilínea y preciosa morena
Gabriela Sabatini y la pequeña pero maciza Steffi Graf. Más eróticos que los
desnudos de Nadiuska o de Victoria Vera en Interviú.
- Sin edad todavía para
votar, yo me tragaba todos los debates. Atendía icluso a las últimas intervenciones, esas que ya no
presenciaban ni los propios diputados: las de Juan María Bandrés y el mindundi del Grupo Mixto, partidos
minoritarios, ridículos por exiguos, micro-regionalistas, los últimos monos. -A
esas horas, hasta los locutores y los cámaras parecían haberse largado del
Congreso dejando sus aparatos en piloto automático. - Los bedeles con sus raros
uniformes del XIX parecían adormecidos por el sopor de las moquetas y los
discursos incesantes; por todo el peso
de discursos pronunciados a lo largo del tiempo contra aquellas moquetas y
paredes desde hacía casi 200 años.
- Se podía cortar el
aburrimiento en el aire.- No había nada mejor que esos momentos muertos de la Historia donde yo parecía el único
espectador en el mundo.- Nada más que
escaños humillantemente vacíos. El orador ni siquiera se quejaba de las
ausencias: decía lo suyo sin rechistar,
como asumiendo la insignificancia y la inutilidad de sus demandas sobre el
Bierzo o el necesario respeto a la identidad cultural de las Chafarinas.- Yo
seguía allí mirándolo y oyéndolo todo después de 5 ó 6 horas. - Casi me parecía
que podía oler el pompis de los magistrados después de tanto tiempo sentados.
- "Tiene la palabra...", decía el
Presidente de la Cámara como si se despertara de un desmayo, "... la Sra. Diputada por Logroño, representante
de UPyR (Unión del Pueblo Riojano)". Era mi favorita y hasta había
conseguido sensibilizarme con todas las injusticias cometidas contra La Rioja.
Me excitaban sus andares hacia la tribuna, su raro acento del Norte, su melena
pelirroja natural, sus ojos verdes de tigresa idealista, sus trajes de chaqueta
de cáñamo rubio y, sobre todo, un par de tetas como dos melones que amenazaban
con embestir a las lamparitas del estrado cuando se ponía vehemente recordando
las humillaciones sufridas por su patria.
- No me levantaba hasta
que Landelino Lavilla -tenso y remilgado como un felino que sufriera de
aspavientos- no pronunciaba las palabras rituales y daba un pequeño martillazo:
"Queda cerrada esta sesión
parlamentaria".- Pero entonces, venía lo mejor, y yo duplicaba mi
atención: Porque se alzaba un gran clamor y los diputados se levantaban a
charlar unos con otros espontáneamente y comenzaban a salir. Era interesantísimo
puesto que ya no estaban actuando. -Llevaba tanto tiempo con ellos, que me
caían bien casi todos. Cada uno, tenía sus cosas.- Pero se cortaba enseguida la emisión, como si
los de la TV tuvieran prisa por concluir un programa tan largo.
- Igual que por Lujuria
seguía las discusiones políticas de la Primera Cadena (solo había dos emisoras
de TV: la Primera y la Segunda), también prestaba atención a otros bellos discursos en otros medios:
poetas, filósofos y sobre todo maestros y profesores vivos o muertos. Era más
delicioso escucharles que ver una película de cualquier género.-Algunos
cantaban; se llamaban "músicos" y eran superiores. Era evidente:
porque hilaban palabras como todos los demás pero encima les ponían ritmo y melodía.
¿Qué más se les podía pedir?- Desde niño había estado escuchándoles
atentamente, como si bebiera con mi corazón las letras de sus canciones. Me las
aprendía de memoria porque estaban en verso y rimaban. No me cansaba, en bella
Costa de Sirte, antigua Tripolitania, de entonar una y otra vez las mismas.
Algunas ya parecían asociadas a mí, ser de mi propiedad después de haberlas
cantado tanto (Oh my Darling Clementine).
Sobre todo me gustaban las largas baladas de los bardos que contaban
asesinatos.
- Tenía todo el tiempo
del mundo para leer buenos libros y oír bellos discursos en varios idiomas. Con
el tiempo llegué a los mejores: Hasta dos veces pude escuchar en directo al
Mayor Poeta Viviente (Robert Allen Zimmermann), por dos veces su voz rozando
desde sus labios la misma atmósfera que mi tímpano. - Había oído asimismo al
Sabio en su insidioso seseo auto-matizante de doctor latinoamericano. - Había
oído a Ignatius hablando sin interrupción durante jornadas enteras, el caudal
de sus conocimientos excedía, y mucho, la capacidad de estudio de una sola
vida. -Había oído a Silvio. -Había oído a Rodríguez-Adrados.- Había oído a
mucha gente que hablaba bien. Pero nadie como Morphi:
- La voz de ella es como
un blando viento verde. Su sentido común, un mecanismo de relojería. Su
dicción, perfecta. Tal vez no use giros complejos y manipuladores como "y se lo digo sin acritud, señor Suárez".
O quizás carezca del abanico léxico del cultísimo Ignatius ("Hemos descubierto esta tarde unos expositorios celtibéricos para
la práctica de la mántica incubatoria"). Ella no posee el acervo del
Sabio, capaz de condensar en 3 frases, aportaciones de 30.000 páginas de Freud,
Jung y Adler. - Morphi no habla como una pedante, no sabe idiomas (aunque es
capaz de entender por telepatía el inglés de Glasgow). -Ella no es poetisa ni va
de artista. Ella es Musa. - Habla mejor que todos ellos. -Habla mejor que un
Cánovas; es más persuasiva que Efialtes.
Para que la querida
Lectora -o el lector aumentando su frustración- puedan hacerse una idea del flatus vocis que orea a diario mi oído,
no me queda más remedio que referirme a la Teoría
y Juego del Duende.
Pues Morphi es nativa
aborigen de la tri-milenaria Ciudad Costera. Una pura-sangre. Igual que toda su
familia, costeños por los 4 costados:
costeños de XVª generación (1 generación = 35 años) (Ortega). Algo raro en una
urbe surcada por las migraciones, las epidemias, los incendios, los asedios y
las masacres desde los tiempos de Nínive y de Cartago. - Para ella, para su
sentido del tiempo, los Reyes Católicos, el Islam o Roma, eran unos recién
llegados. - Era autóctona autóctona autóctona. -Por eso su voz, la voz de
Morphi, es Volk: Nación, pueblo.
- En mi pasión por los
discursos me entregué a la contemplación de debates de la Cámara de los
Comunes, quise comparar el Parlamento Español con la Asamblea Nacional Francesa
y con el Congreso Norteamericano.- Ninguna ficción superaba a la realidad,
ningún monólogo de Shakespeare podía competir con el hecho de ver al guapo
Primer Ministro Británico, el católico Tony Blair, luchando a brazo partido en
una sala pequeñísima de Westminster (las tumbas innumerables de la
catedral-necrópolis les habían dejado casi sin sitio; los magistrados de la
gran Inglaterra disputaban dentro de una caja de zapatos) contra un centenar de
adversarios tories o whigs que se reían, hacían gestos y toda
clase de ruidos, como en una danza de conjunto.- Por algún tiempo seguí incluso
al bueno de Raúl Alfonsín y sus diatribas en la Cámara Alta con los peronistas
que ahora se hacían llamar Justicialistas pero que seguían siendo unos mafias.
Pero terminé cansándome
de los retores, tanto de los que aún estaban vivos como de los Gorgias y
Cicerones de la antigüedad cuyas alocuciones se podían leer por haber sido
registradas por escrito. - Tenía yo ya cerca de 30 años cuando me empezó a
cautivar la voz del pueblo. Es decir, los que hablaban castizo.- Es decir: me
empezaron a fascinar los flamencos y las flamencas. - (Sin embargo Séneca y san
Agustín -dos clásicos- habían sido los primeros en expresarse con el laconismo
y la estructura quadrata de los flamingo-andaluces. Ellos eran no los
inventores pero sí un origen más de la cultura flamenca). - (Como es bien
sabido, Agustín no nació en Hipona sino en Sevilla, en el barrio de Las 300).
- No pretendo ni mucho
menos definir un indefinible, "un
arcano que roza lo teológico", como dijo muy bien dicho una vez el
Pdte. de la Junta de Andalucía. Pero el flamenco no es sino una rara avis (Phoenicopterus) de pico monstruosamente grande y curvado, patas
astifinas y plumaje de fantasía siempre entre el blanco y el rosa. - Yo no hablo de algo que he visto
en libros o en fotos: Su vuelo sobre las ciénagas como tablas del río, su
perfil sobrenatural en Navaseca, hacen que se detenga el tiempo; y al soñador
se le va el alma.
- Aparte de ser un pájaro
de considerable tamaño, el flamenco es el idioma de nuestros enemigos tradicionales
los holandeses (y de cierto porcentaje de belgas), Países Bajos que Dios
confunda.- En conclusión, el flamenco es un extraño palmípedo con plumas y buen
pico que se llama Van Gogh, Van Nistelroy o Johann Cruyff (Croiff).
Sin embargo, aunque ni Wikipedia
sea capaz de definirlo, es fácil sentirlo: El verdadero flamenco -ni andaluz ni
gitano sino muy anterior a Tartessos, pre-neolítico-, el flamenco-arquetipo es
contrario a la exageración. Ajeno a los quejidos y estallidos. Pura elegancia
en movimiento. -El flamenco es, ante todo, baile.
Bach es puro flamenco
según la Malena (vieja bailarina
gitana): "¡Olé! ¡Eso tiene duende!"
, exclamó oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Johann Sebastian. "Y estuvo aburrida con Glück y con Brahms y
con Darius Milhaud" (Federico García Lorca, Teoría y Juego del Flamenco).
No es necesario haber
nacido en Andalucía, Extremadura o Murcia. Es algo más que elegancia. Es algo
más que notas negras... Desborda la
barrera del Guadalquivir y de las Américas. Está en las manos de la japonesa
que lo baila, en los melismas de la lituana que lo canta y en las uñas del
guitarrista sirio. Nuestro flamenco
-mayorales con varas y chaleco gris sobre caballos blancos de Terry; Soberano: el
Toro- es una esencia del mundo.
Tenía razón el Pdte. de
la Junta: El Flamenco era propiedad exclusiva de la Junta de Andalucía,
Sevilla, Palacio de San Telmo: quizás podría ser encerrado en una caja-fuerte
para solo sacarlo cuando se fueran a hacer copias. La rumbita catalana del maestro Peret y de Albert Plà podía resultar
aceptable pero el flamenco profundo solo se hace en el Sur. No es ni siquiera imaginable
una arquitectura del cante jondo culé,
martinetes de Ibiza, tarantas de Tarragona, fandangos de Lleida. No.- Y sin
embargo Albert Plà y Peret tienen duende.
El flamenco es algo más
que una bocanada de vapores de Oriente en Al-Ándalus: Espíritu eterno,
eternamente creativo, semejante a un jin,
a un divé, a un gnomo, a un embrujo gitano que a veces
viene y a veces no viene, El Duende es lo contrario del Ángel y de la Musa
(Lorca dixit). - El daimon de Sócrates y el malin Génie de Descartes son los
acicates filosóficos del flamenco. - (Tales de Mileto en realidad, no era de
Mileto sino de Sevilla: de Triana).
Por último, se dice
"ponerse muy flamenco" con
el significado de "ponerse muy chulo".-
Pero una "flamenca" es algo más que una mujer con el Ego subido.
- Morphi es una flamenca
(cualquier cosa que esto signifique). A menudo la confunden con irlandesa,
bretona, rumana, galesa o eslava. Siempre caucásica puesto que es blanca,
blanca, blanca. Ella misma no sabe que
sus ojos glaucos, glaucos, su nariz de Sem y la intensa delicadeza de su cutis
blanqui-rosáceo son el efluvio de Asiria y de Mesopotamia 6000 años después de
haber iniciado su odisea. - Ella es más antigua que la Babilonia, hundida porque le faltó el cimiento. Su
sangre viene de la cuna de las civilizaciones. Tiene los ojos idos y claros de las
pitonisas.
El flamenco debería ser
monopolio de la Junta y en concreto de Su Pdte. , que sería el único que
poseería la llave. Igual que el Guadalquivir, Averroes, la figura de Hércules o la de Buddha (que, según se ha descubierto
recientemente, nació en Sevilla, en Dos Hermanas). - Pero no es así. Hay más
academias de flamenco en Japón que en España. -Existen excelentes
interpretaciones de soleares finesas; ya se habla entre los connoisseurs, del sub-género o
"palo no-matriz" de la soleá finlandesa, - con una fonética en
aes laponas que pone la carne de gallina.
- Morphi hablaba como los
elegantes pescadores de la Costa -desde Algeciras a Torre- bendecidos por el duende del flamenco. - No
eran todos los pescadores; solo algunos; los que se demoraban en el portal de
San Juan de Vieja Ciudad Costera de madrugada hablándonos de la influencia de
la Luna Llena sobre los peces. - Ella hablaba un poco como los pescadores de
Estepona cuando contaban sus aventuras con los tiburones o marrajos: -Pocas palabras, mucha acción-. Tocados por el espíritu del flamenco, patrimonio cultural inmaterial universal de la
Humanidad, tan difundido como el dinero o el agua, el arcano supra-teológico y archi-meta-físico
del Flamenco. - Era como ellos.
Menuda y discreta, los
hombres sensibles y sexualmente inquietos olfatean su misterio a larga
distancia. Basta dejarla sola en una estación de tren o en una plaza de
Edimburgo unos minutos, para, al volver, encontrármela rodeada por galanes
locales que pretenden tocarle el pelo o tocarle algo. Algo tiene que les atrae,
es evidente. Tal vez las famosas feronomonas, o algo más sutil. - Me da igual;
estoy acostumbrado a acompañar a mujeres que ponen calientes a los hombres, soy
de los que salen con las guapas: A veces tengo que mirar hacia otro lado,
abrirles espacio para que les miren las tetas o hacer chistes para aliviar la
tensión sexual. Siempre hay un grupo grande de tíos, decenas de lobos, de
hienas y de zorros que quieren beneficiarse a mis novias. - Y sin embargo no es
ésta en particular una mujer que llame la atención por su estatura o sus
rasgos. Quizás no sea la más bella pero tiene
algo. -Es una grieta. - Una anomalía, una singularidad en el espacio-tiempo-materia.
-Como el Flamenco. - Morphi es una verdadera marciana. -Más sexy que el Planeta
Rojo.
- Se han registrado
ejecuciones de nanas y de cañas en Marte. Concretamente en la zona Norte de ese
planeta conocida como Lycus Sulci. Félix
Grande es un defensor convencido de la teoría del origen extra-planetario del
arte flamenco (Cfr. su magnífico estudio: El
Polo del Monte Olimpo (Marte). Una experiencia real de abducción
extra-terrestre, ed. La Caña, Sevilla).
- El ceceo no es flamenco
y el "jejeo" o heheo aún
menos. Solo el deje del seseo semi-irónico de los filos de navaja (¿de
Sevilla?) suena flamenco. -Naturalmente Morphi -como buena costeña- sesea. De modo que confunde la
pronunciación de "doses"
(plural de 2) con la de "doce"
(12). - Pero no cecea casi nunca sino en momentos de obnubilación. - El zezeo es casi siempre una brutalidad de
faringes taponadas por el guturalismo. - Ni siquiera el "supuesto"
analfabeto, el genio José Monge- Camarón- ceceaba. - El flamenco real está en
la fina cintura de las eses, imprevisible como el quiebro de la bailarina y no
en el trazo simplón de la zeta de El Zorro.
- Se calcula que en toda
Andalucía hay cerca de un millón de mujeres que bailan alguna variedad de
flamenco aunque no sean más que colombianas de Gerona o una fusión de bachata,
merengue y bulería. -El pachangeo también es flamenco igual que otras muchas
palabras en la misma asonancia. - Flamenco
no es cante jondo, sino tal vez su contrario o su complemento.- Ya se ha
dicho que el número es ampliamente excedido por Japón: Una taxista de Tokyo
puede sorprenderte algún día cantándote y bailando el Aserejé como si llevara
en la masa de la sangre lo mismo que la Chicas del Ketchup...- Herida aún por
la muerte reciente del maestro De Lucía (D.E.P.), la tradición seria del
Flamenco, insondable en sus orígenes, sigue siendo todo un misterio en su
porvenir. - No muere, no se repite nunca, es como la naturaleza: siempre
renace. - Custodiada por millares de millones de oídos y de manos, de
piernas y de bocas que lo aman y lo re-viven
en distintas latitudes, no se pone el sol
sin que en algún lado suene flamenco. El Flamenco es el Mito. - Y La Leyenda del Tiempo.
Ella es semejante al
Flamenco. Sesea como sesea su padre, como seseaba su abuelo, y su tatarabuelo,
y el tatarabuelo del tatarabuelo de su tátara-tátara-tátarabuelo, más allá de
los Trastámaras y de los Reyes Católicos y todo eso, ellos ya pronunciaban desa
peculiar manera las ces, las zetas y las eses. - Ultraístas fanáticos, bloggers en la línea Betis-o-Muerte, andalucistas furibundos, Andalusíes.com, apuestan por la Hipótesis de la Mona de Gibraltar
como la "primera persona" que habló el dialecto andaluz. Para otros
fue el Gallo de Morón.
- Pero Morphi flamande no desciende de ninguna mona
sino de la culta Asiria; Es la árabe blanca aunque venere los pies morenos,
casi negros, del Cristo de la Sentencia.
Su larga y silenciosa mirada viene de las profundidades bíblicas de Judea, son
los ojos verdes de las diosas de Mesopotamia. - Sus labios son hebraicos.
Recuerdan el sabor de las aguas del Lago de Urmi y el perfume santo del Sarmung. -Es más antigua que todo texto
escrito.- Es anterior al hombre. - Su nariz, a veces enrojecida, es una joya
preciosa y por la fría gota de carne de su punta, por un beso, yo destruiría el
planeta entero. - Tal vez el sistema solar con los duendes marcianos del
flamenco.
- Divago otra vez. Ella
me había convencido con su blanda voz de viento verde - süave, femenina, firme,
inquebrantable; más deliciosa que la música-, de que al Symposium yo no iba a divertirme ni a ver si pescaba algo, sino a aprender en lo laboral, a formarme
y re-ciclarme como Modelador de Membrillos por Estructuras y Formas Vacías, y ,
en lo personal, a crecer y a cerrar
una serie de relaciones con mujeres acumuladas como despojos o como alimañas
desde hacía por lo menos 3 años. - Corazón ahora parecía un cadáver de ojeras
moradas. Berenice y Rosa-Lía ,a ratos,
se asemejaban a los hurones y a las ratas.
Pero me fatigo contando
tales detalles y ocultando otros (los más substanciosos). El simposio fue
extremadamente fatigoso y amargo. Desde lejos veía a Corazón siempre con el
mismo chico, 10 años más joven que yo, ¿quién sería? "No es un amigo; es tu sustituto", sentenciaba Morphi. - De
cerca veía a Berenice agarrada a un tío de 2 metros, le cogía por la cintura
como si se agarrase a una columna. Recordé que para aquella mujer echar un
polvo era equivalente a tomarse unas cañas (así me lo había dicho); me pareció
que al menos por aquel puente podía superarme en frecuencia de relaciones
sexuales y decidí castigarla en cuanto tuviese oportunidad, como acabó
ocurriendo.- Veía a Rosa-Lía interesarse en exceso por un monitor de modelado
que se llamaba Weissmann y que ya era muy conocido. No tenía reparos en detallarme
cuán atractivo le resultaba. Yo no había sido su primera aventura extra-pareja;
hacía bien en acumular todas las que pudiera, antes por lo menos de tener hijos. - No
perdían el tiempo.- Yo también llevaba juego: Por la noche en el hotel aún veía
más lejos a Morphi y no conseguíamos comunicarnos.
TRAS EL
SIMPOSIO. LOS GUITARRISTAS Y SLEYZER.
Había quedado demostrado: Podía tener amores neoplatónicos y a la vez
ser la pareja formal de Morphi, su novio (aunque a mí eso de tener "novia"
a los 40 me parecía un poco cínico). Lo que no podía era "enredarme"
con nadie. No era una cuestión física sino del corazón. En cierta forma era
posible tener relaciones sexuales completas y no poner los cüernos por ello...
O tal vez no.
En todo caso, lo importante era volver limpio.
- En un estado de ánimo turbio, medio enfadado
con Morphi, tras mucho haber acariciado, besado y admirado a Carmen y no
haberles tocado ni un pelo a las demás (es un decir), volví a mis rutinas
acostumbradas de varón español en la cuarentena.
Como la mayoría de mis
compatriotas solía tomarme unas
cervecillas después de poner término a mi jornada de trabajo.
Estratégicamente situado
a unos 30 metros de la Fábrica -de modo
que pudieras llegar hasta allí arrastrándote- el
bar-terraza-marisquería-cafetería de Marcos me recibía a las diez y cinco o
diez y cuarto de la noche con honores de
cliente favorito y espejismos de placer de las ninfas del arroyo. -Yo solía llegar solo pero siempre acababa
encontrándome con más de uno. Sobre todo con guitarristas.
- Se calcula que más de
un 70 % de andaluces tocan, han tocado o quieren tocar la guitarra. Este
porcentaje se acerca al 95% cuando nos situamos en la Ciudad Costera asociada
desde antiguo -como Granada, Córdoba o Sevilla- al arte de la construcción de
este instrumento de cuerda (en el caso de Sevilla, su fabricación se remonta a los
contemporáneos del hombre de Atapuerca: bordones y clavijas de piedra
pre-neolíticos han sido hallados en la zona que ocupa actualmente el Parque de
María Luisa). -Es decir, de cada 100 personas, 95 son guitarristas.- No era yo
el único.
Tocaba el trombón, el
clarinte, el saxofón, la guitarra, el requinto, el ukelele, el bajo, el banjo,
el piano... , y lo que le echaras, Agustín, joven-prodigio de cara blanca,
blanca y cuerpo perfecto; Agustín trabajaba mucho en bandas aquí y allá, de modo que tenía poco tiempo
para detenerse en el bar de Marcos; estudiaba
modelaje de membrillos pequeños para que sus padres así le dejaran en
paz y poder dedicarse a lo suyo, a su Musa, la música.
- A su lado, su amigo y
compañero Miguel Ángel -también guitarrista desde los 12 ó los 11 años- habría
podido parecer menos brillante pero no era así: el verdadero guitarrista era el
introvertido melancólico Miguel Ángel y no el risueño multi-instrumentista Agustín. Miguel Ángel
terminó realizando el sueño del 95 % o tal vez del 100% de los andaluces: Tocar
Entre Dos Aguas. -En cierta forma la
tocaba mejor (o a mí me gustaba más) que Paco de Lucía. - Miguel Ángel acabó
marchándose a Córdoba para estudiar con Leo Brower y con Manolo Sanlúcar. Antes
de que dejáramos de vernos, ya tocaba como un maestro.
Pero aunque entre
aquellos dos jóvenes de 20 años acumularan la historia de la guitarra y de la
música desde Pepe Habichuela o Sabicas a Tomatito y a Vicente Amigo y desde
Isaac Albéniz y Manuel de Falla a Fernando Sor y al Maestro Rodrigo, aunque tuvieran a diario en
sus mentes las melodías y los ritmos de América y de Europa -e intuyeran los de
Asia a través del flamenco- , aunque vivieran solo para eso, no eran los únicos
guitarristas que te podías encontrar en el bar de Marcos:
-Monchi, director de banda,
compositor de canciones y persona de esas que se llevan la guitarra al wáter;
admiraba a Silvio Rodríguez y podía crear una canción a partir de la
nada; siempre tuve la impresión de que su verdadero objetivo era Morphi a la
que miraba como un desesperado.
- El guapo Agustín (otro Agustín) tenía una guitarra alegre y fiestera
capaz de acompañar cualquier cosa, en especial folklore canario con canciones
de tunos. Cuando venía Agustín, solían acudiir más músicos y más guitarristas;
una vez llevaron al bar hasta un oboe; algunos sábados gloriosos con mucha
afluencia, llegábamos a guardar turnos para intercambiarnos la guitarra.
Siempre había más guitarristas que guitarras.
- También tocaba la guitarra
Rodrigo Mújica Seré, mi amigo uruguayo y a su vez amigo de Beatriki (la loca
aquella que iba poniéndoles etiquetitas a las cosas con sus nombres en griego);
Rodrigo podía sostener el tango Muñeca
Brava, Mademoiselle Ivonne y mil
cosas con su bello rostro crístico que aún recuerdo.
- Decenas y centenas de guitarristas, atraídos por mi instrumento,
conociéndome o no, se acercaban y ensayaban su sonido.
- El mismo Marcos era un flamenco de raza y tenía en la trastienda su
guitarra amarilla, guardada en una caja gris clara de madera y tela que había
pertenecido a un tocaor célebre. Convenía no preguntar por él a
menos que uno quisiera verse involucrado en una larga historia sobre cómo y por
qué había llegado aquel objeto precioso a las manos de Marcos. Era bien visible
que sobre aquella madera barnizada gravitaban leyendas de todo tipo. Alguna
clase de fluído emanado por todas las manos que la tocaron, adherido a la materia
burda de aquella simple caja de música. - La historia de los sitares, las kitharas, las cítaras o guitarras era como una cueva que conduce a
otra cueva que a su vez conduce a otra cueva. Sin fin. - Era una guitarra
flamenca flamenca flamenca.
- Entraba uno en estado de meditación o en trance solo con verla
guardada en su funda de terciopelo rojo, con un trapo blanco muy limpio cruzado
encima de las cuerdas y la boca; se sentía que era algo venerable.- Sleyzer,
Marcos y yo y quienquiera nos acompañase, aunque fuera un niño sin ningún
conocimiento o un animal, nos quedábamos contemplándola sin aliento, no solo
con silenciosa admiración sino con algo más: Estábamos hipnotizados por el
destello amarillo-marfil de la guitarra aún en su funda de terciopelo. -¿Quién
sería capaz de tocar eso? Pues Marcos ya empezaba a librarla de su funda-ataúd
de madera o cartón gris, forrada por dentro de terciopelo rojo. Y la levantaba
con una sola mano como si ofreciera una virgen desnuda -y al mismo tiempo
anciana- al primero que la cogiera. Pero todos la mirábamos pasmados y nadie se
atrevía a tocarla. Y eso que había alrededor muchos guitarreros y guitarristas.
- Marcos podía defender diversos
tipos de canciones y de floreos, repiques, golpeos, desplantes y rasgueos con
la guitarra pero lo mejor era cuando cantaba por Bambino aquello de la tarta de
cumpleaños con 38 velas que el protagonista termina apagando solo.- Conseguía hacerme llorar.
Había guitarristas y
guitarras por todas partes. Los jóvenes como Sleyzer preferían las eléctricas.
Es normal: las guitarras electrificadas son más modernas y arman más ruido.
Además, las guitarras de madera los jóvenes las asocian al coñazo del flamenco
y al coñazo de la música clásica. - Juan Sleyzer Villalba se convirtió poco a
poco, durante aquel curso, en mi mejor amigo.- (Y al final, por desidia, por
falta de amor, también a él, como a todos mis íntimos, acabé perdiéndole. Y a
día de hoy no sé si Juan estará vivo o muerto).
Villalba tenía el cerebro
triturado por el pasa-purés de la Fábrica y ahora estudiaba la Fuente de Todos
los Moldes, la Madre de Todas las Formas, la Matriz o Matrix: la Filosofía. - En fin, se estaba volviendo majareta.-
Empezó a sentarse conmigo en lo de Marcos y a hablarme de Dühring.
Había centenares de miles
de guitarristas, la guitarra era una obsesión unánime, como el flamenco, pero
no había estadísticamente tanta gente que leyera al pensador atacado por Karl
Marx en su Anti-Dühring. - Después de
que Villaba me hablase durante horas y días del pensamiento de Dühring,
aún me hice más anti-Marx: estábamos de
acuerdo en que con él había triunfado lo peor: Cualquiera de los socialistas
simplemente descartados como "utópicos" (cuando lo quimérico era el
propio comunismo marxista con extinción del Estado) era más interesante y,
sobre todo, menos dañino. - Yo había notado ya en Sleyzer ciertas ínfulas nazis
como llevar siempre una gran Cruz de
Hierro colgada al cuello.
Luego Sleyzer siguió, a
lo largo de noches de tercios de cerveza en la terracita suburbial de Marcos,
haciendo a su manera su discurso-tesis sobre la relación parental de Nietzsche
y la Muerte de Dios. Había leído ya la biografía en tres tomos de Curt-Paul
Janz y sacaba sus propias conclusiones: -En
realidad -decía- lo que había muerto
era el padre (pastor) de Nietzsche cuando Fritz era pequeño. Filósofo en la
Locura.
Hasta ese momento yo
seguía considerando a Sleyzer como un ser inferior, un tarugo, por haberlo
conocido como membrillo -aunque ahora estuviese en la Universidad habiendo
superado la Cadena de Montaje de Sirope
de la Fábrica. -Además pertenecía al barrio obrero donde se ubicaba mi
puesto de trabajo. - En principio, antes de tratarles durante tantos años, los
del cinturón industrial me parecían unos chusmas condenados de por vida a
tiznarse la frente cambiando el aceite a coches cochambrosos, o a trabajar de
albañiles destruyendo la Costa (mi Costa); o de seguratas; o de camareros; o de policías. Menuda mierda de barrio.
Los más ambiciosos terminaban de cocineros en el parador del pantano de la
Viñuela o pegando tiros con un AKA en Afganistán.- Pero al final, empecé a
admirarles y a quererles; a sentirles míos.
Sleyzer en principio era
un quinqui, un chusma, un flamenco de larga coleta negra y perfil semítico que
hablaba igual de mal que sus vecinos del barrio. -O, igual de bien. - Más que
castizos o localistas sus acentos eran abandonados, semi-animales. Se comían
todas las sílabas que podían (por eso hay quien dice que los andaluces se alimentan de palabras). - Pero yo
había empezado a cogerle el gusto al acento castizo y en general a lo cañí. Los
del barrio habían crecido como larvas y anélidos en torno al boom urbanístico de los 70 y el turismo
Costa del Flow. Pero aun siendo
modernos, eran unos castizos andaluces sin imitación posible. Aunque no fuesen
autóctonos autóctonos como Morphi (que es más antigua que Mainake, que los
habitantes de las cuevas del Orke y que la forma de los actuales continentes;
ella existía como una intención del verde antes de la creación de los universos)
sino descendientes de la masa aborregada que abandonó el bello campo de
limoneros, aguacates y naranjos para entregarse como esclavos a las ciudades
como peones y últimos monos de la especulación inmobiliaria.- Por eso odiaba yo
a Sleyzer y a todos ellos.
Me imaginaba que debían
ser unos muertos de hambre en el campo para tener que cambiarlo por un sitio
tan feo. Debían estar en la última de las miserias si mejoraron de vida
metiéndose en aquellos horrendos bloques de las afueras. La Andalucía de los 50
y 60 debió ser como Etiopía o Burkina-Fasso para que tuvieran que emigrar a la
urbe y currar y reventar como negros de 8 a 8 en la industria, la construcción
y la hostelería. Apenas les quedaba tiempo -como a mí- para tocar la guitarra,
aunque les gustase tanto a casi todos. -Su epopeya colectiva no será la derrota de Gettysburg ni la Noche de la
Caída de Atlanta pero también se merece un recordatorio y un sencillo homenaje.
A Sleyzer -joven vestido
de negro cuero y cadenas, producto previsible del barrio-bajo -70 años después de los prodigiosos 60-, le
había dado el "avenate" de meterse en Filosofía ("avenate, percoletas, fumachustas, chupabolsas, cani, johnny, choni, makin´fly y alikindón" era el tipo de palabras que yo aprendía en el barrio)-.
Tampoco había de qué extrañarse: El
Castizo es Filósofo por naturaleza. El flamenco-arquetipo es filosofía pura de
la Stoa Media. Es un Séneca (que no
nació en Córdoba, como se dice, sino en
Sevilla, concretamente en Valmy).
- Aunque se expresase
fatal y vocalizase como el culo, en su jerga de barriobajero con moto de gran
cilindrada y melena hasta la cintura, Sleyzer recitaba frases enteras de Humano, demasiado Humano y se reía de
"los héroes del teatro del espíritu".-
Villalba tenía un acento tan cerrado y tan cazurro que yo apenas le entendía;
hablaba tan deprisa y tan mal que era imposible distinguir lo que decía, de
modo que -como suelo hacer- me imaginaba qué es lo que había querido expresar y
le respondía lo que me parecía. - A veces para tranquilizarle le tocaba con la
guitarra Blame it on the Woogie o cualquier otra melodía de Michael Jackson.
Como hubiera hecho con cualquier animal triste. Sleyzer era un pobre enfermo de ansiedad, como casi
todo el mundo; especialmente los que han nacido en un barrio como aquel, bajo
el estrépito constante y horrísono de excavadoras, hormigoneras, perforadoras,
generadores, tuneladoras y automóviles
pesados.
Pero poco a poco, con el
paso de los años me fui dando cuenta de que Sleyzer sabía distinguir lo bueno
de lo malo en la vasta y variada obra del Filósofo que acabó en la locura.
Prefería los escritos de su etapa de formación en Basilea. Los había leído
todos, hasta los apócrifos o spuria
de Nietzsche.- Ya me daba igual que Sleyzer fuese tan basto hablando. Qué cojones. ¡Qué máj dará escrivir o avlar un poko basto! - Nueve años
(2000-2009) y un día de contacto continuado con el lado más bestia de la clase
baja, con el proletariado más proletarizado, 9 años de simbiosis con la
burricie del démos, me convencieron
de que hablar o escribir con elegancia no es lo único importante en esta vida.
-Sleyzer podía haber captado la esencia de Nietzsche y a la vez emplear el
lenguaje de Belén Esteban.
Cada vez me gustaba más
cómo hablaba y hasta cómo chilloteaba en Sálvame
de Luxe la Princesa del Pueblo. Cada vez me gustaba más ella. -Me imaginaba
perfectamente enamorado de Belén Esteban y a su lado el resto de mi vida; sin
una discusión y sin un solo problema.- Pero yo
era uno de tantos fans... Empecé a imitarla. -Hablamos como la gente a
la que admiramos, ¿no?- Yo también empecé a embrutecerme, a hablar castizo (o
basto) como Belén, como Sleyzer, como ellos: los obreros.
Despreciaba todavía con
toda mi mente, con todo mi corazón y con todo mi cuerpo la extracción social de
Juan Villalba, tirando a macarra. Porque no era más que un bajuno de un barrio
chungo plagado de negros y de peluquerías nigerianas, hangares y gimnasios de
kárate. Menudo nivel de barrio, tío. Le odiaba con toda mi alma porque era un
basura, un costroso, un merdellón, un
chori, un chulo, un capullo y un
gilipollas.
Pero me hacía
pensar: -Había creído que era un
membrillo desechable, pensé que terminaría con un mono azul recolgado de un
poste eléctrico, con los alicates en los dientes y pelándose los dedos con un
cable que pudiera electrocutarle. Me lo había imaginado de mecánico, de electricista
o de camarero o hasta de segurata; pero no que fuera a meterse en
la Filosofía. - A través de sus
lecciones, y tras varios años de haberle despreciado, empecé a sentir que podía
hablar con Sleyzer de cualquier cosa, que era con quien mejor me entendía y con
quien más horas pasaba. - Sin embargo poco después, en el curso de 10 meses, lo perdí. - Él, que fue mi mejor amigo.
Sleyzer al final de aquel
último curso, -al final del final en
la Ciudad Costera del Extremo Sur de Europa-, transgredió los límites de la
mera amistad: Según fue llegando el buen tiempo y las noches cálidas de junio,
más horas pasábamos charlando de esto y de aquello en jerga semi-nietzscheana,
semi-flamenca en la terracita de Marcos, junto a la isleta de cemento del
barrio bajo, cerca de la horrenda Fábrica. -No era el primer año que nos
conocíamos pero sí el primero en que habíamos empezado a intimar. Por algún
motivo. -Debido a nuestra diferencia de edades (46 a 19 a mi favor) la relación
tendía a parecerse -por pura inercia- a la de padre-hijo.- Cosa que yo no
pensaba consentir. Pachón, Kéren,
Morphi, el idiota de su hijo, Laetitia, Sara y otros..., ya tenía
bastantes jóvenes medio adoptados a tiempo parcial.- No me apetecía que Sleyzer
durmiera en mi casa. Ni hacerle sus comiditas. Ni darle buenos consejos. -No
quería cuidarle. Que lo cuidasen sus padres.
Sin embargo, tras largas y plácidas disquisiciones sobre Max Stirner
y Franz Bentrano, Michael Jackson, Billy the Jean, las categorías de
Aristóteles como Gestalten
Prototípicas, el origen mítico de la esquizofrenia, Just like a Woman y It ain´t
Me Babe como las dos canciones más emocionantes de Dylan, y sentencias eufóricas de compadreo que él
repetía y que me hacían odiarle más... ("Al
fin y al cabo, ¿uno a quién le cuenta las cosas? A quien pueden interesarle"),
Sleyzer Villalba, a fin de curso, una tarde se derrumbó:
Lloraba por una chica;
así de simple: Llanto-y-duelo por amor no- correspondido.- Fue en ese instante
en que empecé a quererle.
(Llevaba demasiados años
en la Ciudad: Empezaba a sentirme emocionado, vinculado, perteneciente...- Era
obvio que debía largarme cuanto antes).
Sleyzer, el duro chulo-putas
de barrio obrero bajuno, se derrumbaba y lloraba en la tarde suburbial de
primavera. Lloraba y al mismo tiempo se avergonzaba de estar llorando.
-Mientras él sufría de Amor, a mí me dio tiempo a hacer algunas compras
redondas en la Curva (Camino de San Rafael), mi punto habitual de
aprovisionamiento.
Aquel joven hosco de los
bajos fondos se desfondaba mientras yo me encendía, conmovido, una trompeta de haschich rubio larga como la baqueta de un tambor, regalo para los
clientes fieles por el posturón de 70 euros que al final le he comprado a Paco.
-Canela en rama.- Ahora Sleyzer, como
había más gente, lloraba a su manera pero con más discreción. Yo le consolaba
como podía en la medida en que las circunstancias -el porro de degustación e
intercambio de gestos fraternos con mi camello favorito Paco- lo permitían. -De los cielos hiperbóreos de
la filosofía y de la psicología
nietzscheana sobre los estados de
condición fisiológica del juicio de sentimiento, habíamos descendido -con la velocidad y el
abandono de la primavera flamenca- al lenguaje animal de la mirada de compasión
muda y la palmada en la espalda.
Sleyzer no levantaba su ya
de por sí alta cabeza para soltar cualquier charada más o menos brillante, más
o menos misántropa, en cualquier caso siempre cínicas, de Fritz o de
Cioran; citaba de memoria a Novalis y a
Hegel, al que -para mi inquietud- había empezado a leer y a asimilar. Había
despachado ya al superficial de Schopenhauer y comprendía la Esencia del Cristianismo de Feuerbach.
Se acercaba peligrosamente al poco leído Schleiermacher y a los hermanos
Schlegel... Se estaba hundiendo sin esfuerzo y con mucho tiempo por delante en
los secretos tanáticos de la filosofía alemana. No podía tardar mucho en
descubrir a su mayor poeta.
Ahora estaba cabizbajo.
Ya no alzaba sus grandes incisivos de conejo agitanado echando hacia atrás su larga coleta negra de
rockero duro de barrio chungo con gesto arrogante. Ya no me parecía tan duro.
Ni tan listo.- Tenía 19 años; le había dado por la Filosofía, por leer a
Anaximandro de Triana y a Simónides de Aznalfarache.- Es decir, estaba
perdiendo la cabeza.- Vestía siempre con botas altas y todo de cuero negro,
como un macarra motero de barrio obrero.- No se drogaba más que con cerveza y
por eso debía ser el orgullo de sus padres. (¿Cómo serían los demás hermanos!).
Había conseguido un diploma de
electrónico o un diploma electrónico,
con miras a asegurarse el sustento:- Yo
ya me lo imaginaba espichándola con un mono amarillo, encaramado a una torre de alta tensión o delante de una
cajeta. - Solía siempre tener dinero pero, como buen miembro de la clase baja,
del Lumpen-Subvencionado de las alcantarillas de baja casta, -miserables
atávicos aunque naveguen en la opulencia gracias a una paga por incapacidad del
Estado y diferentes triquiñuelas de canallas y gentuza- , no se rascaba el
bolsillo casi nunca.
- Sleyzer vestía siempre como Marlon Brando: con chupa de cuero negro y
negra moto antigua de gran cilindrada. Llevaba una negra Cruz de Hierro nazi al
cuello (como ya he mencionado) sobre la que te contaba una milonga larga si
cometías el error de preguntarle. Camiseta negra con el nombre de Black Sabbath o cualquier otro igual de
obscuro.- Follaba de allá para cuando, por temporadas, como los animales (no como yo, que ejerzo de forma
sistemática...). No tenía novia el pobre.- Era evidente que el mismo Nietzsche
-o Dylan o Hendrix o Led Zeppelin- le
habían enseñado cómo distinguir la buena música de la mala, el grano de la
paja.- Además, tocaba la guitarra. Como el 95% de la gente; bien o mal eso ya
no lo sé.- En la terraza no tocaba casi nunca.
Y ¿qué buscaba en mí?
¿qué me quería? ¿qué demonios esperaba de un sujeto como yo? -No lo sé. Ahora
parecía parte de mi familia desde que había llorado; no tenía ganas de que se
marchase sino que estaba dispuesto a apadrinarlo, a llevármelo al centro a que
prosiguiera conmigo mis actividades habituales como crápula cuarentón candidato
a substituto de sucedáneo de padre putativo interino.
Papá no piensa cambiar de
costumbres solo porque tú te hayas encaprichado con él y le digas cosas dulces
como que es la persona que mejor te
comprende, con la que mejor conversas. Qué solo estás, chico: Para elegirme a mí como tutor no-genético,
como confidente madurito, hay que estar muy mal. ¿Por qué no buscas un guru
como Dios manda? Hay muchos. ¿Por qué me eliges a mí? -Lo malo es que has llorado por tu amor perdido, te has
desmoronado, me has emocionado y desde entonces te quiero.
Vaya mierda. Tendré que
marcharme desta ciudad. A una más dura donde los punkarras de las afueras,
-suavizados como Juan de rockabillies
Stray-Cats con flecos en las botas y
cadenitas a juego,- no se echen al final a llorar abriéndome el secreto de sus corazones. Me iré a Moscú, a Mosul, a
Bangkog, a las favelas más peligrosas de Medellín, a algún lugar un poco más
inhumano donde la gente solo se mueva por codicia y lujuria más bestiales,
donde solo se excite con el sexo y la pasta. - Y no con los sentimientos.
-Y sin embargo fue
entonces, -cuando Sleyzer lloró aquella tarde- , la primera de vacaciones, la
última del curso- , cuando decidí que nunca le abandonaría -aunque hubiera sido
fácil despreciarle por blandengue-;
cuando comencé a quererle. - (¡¿Que nunca le abandonaría?! - En menos de un mes
le había abandonado para siempre. - No sé qué es de él).
Sleyzer Villalba seguía
lloriqueando a mi lado y ya que necesitaba respaldo, consejo y apoyo, yo le
daba respaldo, apoyo y consejos que me iba inventando sobre la marcha para
complicarle la vida y que se orientase a sus peores aspectos: - Como regalarle
una bicicleta de carreras en mal estado que acabó provocándole hernias para
toda la vida. - Jamás he sentido por ello ni un átomo de culpabilidad.-
Ya habíamos hablado mucho
(llevábamos más de 3 horas sin separarnos) y toda nuestra comunicación ahora se
reducía a miradas y carantoñas mudas. -Eso también me permitía proseguir mi
juego de ruleta rusa sobre el tapete verde-obscuro de la Costa (por la noche la
Ciudad Costera se une con sus luces a la Costa a través de la N-430; de noche
la Ciudad de la Costa y la Costa se hacen
una en las líneas de las farolas de la carretera del mar, antaño conocida
como Carretera de la Muerte).
- Ya que tenía una moto a
lo Marlon Brando en La Ley del Silencio
y para que no se quedase solo con su depre,
decidí que me llevara en moto al centro donde continué mis actividades
acostumbradas de los lunes.
Sleyzer seguía llorando
sus tristezas de amor mientras yo bailaba un dirty dancin´con una
desconocida cuarentona algo obesa que no
perdía el tiempo para magrearme y ser magreada. Me provocó una erección del
Copón (como dicen los madrileños; al parecer, cuando les sucede algo excesivo o
se empalman, lo asocian con objetos
religiosos metálicos como el Santo Cáliz). - Ni siquiera habíamos cruzado la
palabra. Sin hablar con ella ni despedirme, volví junto a Sleyzer para
compadecerle un poco.
Pero él, testigo de mis
fáciles triunfos eróticos -no habíamos hecho sino "desembarcar" en el
disco-bar Onda Pasadena -cerca de las tablas del Teatro- y ya se me echaba una
mujer en los brazos- , se auto-compadecía más, sufría lo indecible. Y lloraba a
moco tendido en la obscuridad. -No me extraña:
Después de la calentona
cuarentona que casi se había dejado violar por encima de la ropa en la pista de
baile, y como si hubiese aguardado turno, una veintañera semi-pija de La Palma
me daba conversación y hasta se avenía a bailar conmigo, que podría ser su
padre (o tal vez por eso).- Mientras
tanto, yo había vuelto a dejar solo a Sleyzer que lloraba como un cerdo en su
sombría esquina, apoyada la cabeza en las manos y los brazos en la mesita redonda de mármol a la izquierda
del escenario minúsculo del Onda Pasadena, en la postura de El Pensador de Rodin.- Seguro, que llorar le hace bien, pensé;
y me volví a centrar en la veinteañera rubia de La Palma que tan cortésmente me
estaba tratando.
-(No quiero decir con
esto que yo fuese más feliz. Pero sí estaba más contento que él).-
La veintañera se llamaba
Mari y parecía aún más confiada y amistosa conmigo desde que empezó a hablarme
de su novio, un feroz narco-traficante de mi edad pero con pistola. De vez en
cuando, explicó, ella salía sola con sus amigas. Sin novio. - Una pregunta torpe -de las que
hubiera formulado por ejemplo el fracasado Sleyzer- habría sido: "¿Y hasta dónde eres capaz
de llegar cuando sales sin tu novio?" o dicho con palabras aún menos
sutiles: "¿Le eres fiel cuando él no te vigila?".- Yo en cambio, las
descarté, y procuré en cambio que la jovencita me contara detalles sobre las
mercancías y precios que llevaba su chico,
joven pero poderoso narco. Repetí varias veces con enorme respeto las
palabras "Tu Novio", como haciéndole sitio allí entre nosotros.- El resultado
desta maniobra de Psicología Inversa fue que
en menos de 2 minutos me había dado su número de teléfono con la excusa
de conectarme con el narco.´ Yo lo apunté en el reverso de una desgastada factura
del cajero, preguntándome, ya en ese mismo momento, si no terminaría por no acordarme
de quién era y a quién correspondía ese
nombre; de modo que añadí al de Mari: "Rubia novia de Narco"; pero de
todas formas seguí pensando que nunca la llamaría).
- Mi erección no
disminuía desde el baile con la cuarentona calentona de pechos como grandes
esponjas que me frotaban la cara. -Qué bien olían. - Me deleité en el recuerdo
reciente. No disminuía el ángulo de mi empinamiento ; más bien aumentaba:
Aumentaba cada vez que
descendía a dejar mi botella en el suelo efectuando una inclinación a lo largo
de toda la alta y delgada figura de Mari. - Si tuviera que casarme con ella, no
podría decir en la noche de bodas, cuando la viera desnuda, que me había
equivocado por no fijarme mejor en los detalles de su cuerpo: - A menos de diez
centímetros de su boca, descendía por el
canal de la floración de pechos de su escote hasta el gracioso abultamiento de
su vientre desnudo y, a continuación, mi boca y mi cara -de camino para el
gollete de la cerveza- tenían que pasar, -casi rozándolas con mi pelo- , por
sus caderas de sultana: Los ojos a la altura frontal de su triángulo púbico
faraónico y la bragueta de sus pantalones blancos de campana que fácilmente
podía oler como las aguas del delta del Nilo ...
- Por último miré, como si se las comiera, sus largas piernas en flamante pantalón
blanco, y allá abajo, cerca de mi botella de Mahou, sus fantásticas chinelas doradas y los pies pequeños con
uñas pintadas de rojo. Estaba buenísima. Desde el nacimiento del pelo hasta la
punta de las uñas de los pies.
Al coger por fin mi cerveza tras este largo
pero vertiginoso viaje -que efectué más veces- quise en el último momento
olerle los pies. -Tal vez le olieran mal y yo no tuviera que estar tan
enamorado.- Pero en vez de eso, entre el maremágnum de olores rancios de aquel
disco-bar desaseado, distinguí un pequeño matiz de carne perfumada: - Así olían
los pies de Mari en sus chinelas doradas. Era inenarrable... Hubiera querido
besárselos.
Levantándome botella en mano, volví a mirarle
a la cara, a los ojos (que no recuerdo).-
Era bella, de un tipo de belleza nunca vista, y parecía haberse dado cuenta de mi
inspección a 10 centímetros de distancia. No parecía tampoco desaprobarla. -
Mientras tanto seguía dándome la lista de precios de su novio: -Vendía drogas usuales las que quisieras, pero también otras más raras y más caras como
el Pentobarbitol, el Tranquimazín, Attacans
o morfina pura pero solo en sacos de 60 kgs. - Le pregunté el precio de este
último producto.- "Unos 50.000 euros
para los amigos", me respondió
rápida como la cocaína con susurro electrizante en las terminaciones de mi
oído. -Casi me desmayo: ¡Cómo sabía mezclar ocio con negocio, la jovencita!-
"No está mal: el kilo de haschich en
Los Asperones o en la Araña está a 1500 euros, la marihuana suelo encontrarla a
4.5, la farla a 60 y hasta a 50, el majaro a menos", comenté estúpido,
seducido, abrumado, empalmado ante tantas amabilidades.
Ella entonces me invitó a
otra cerveza. Naturalmente cuando se volvió hacia la barra con su bolso para ir
a por bebida, le miré el culo como si no hubiera en todo el universo un objeto
más interesante ni más delicioso. - El
nombre de su culo, del culo de la veintañera rubia de La Palma con novio
narco, me sale de los ojos como saetas de fuego; y aunque mi mirada dure un minuto, parece que
ya le he tocado el culo con los ojos. - Casi se me desencaja la mandíbula y me
quedo tieso para el resto de mi vida, con el cuello torsionado, por este
movimiento de admiración del alma hacia la curva delicada y graciosa que hacía
su culo. Se movía con más elegancia que la gacela del Líbano.- Traté de no
ponerme poético, de no enamorarme, de pensar que no era más que el culo de una
chica joven de largas piernas. Intenté meditar, y miré a Sleyzer que no paraba
de llorar. Me dio tiempo a abrazarle un rato antes de que volviese Mari con las
Mahous. Me dije que en realidad yo
tenía más suerte en el sexo, cuando acumulaba buen karma ayudando a los demás.
Tal vez fuese una ley de Eros: ¿Ser bueno, para así follar más?- Aunque es
obvio que, en mi sarcasmo irreverente , banalizo y esquivo la cuestión...-
Luego Mari volvió y en
vez de hacerle la pregunta más estúpida
-la que hubiese planteado como una máquina Sleyzer, mi hijo adoptativo, medio
huérfano medio benefactor, medio secuestrado medio secuestrador, mi raptado y
mi raptor...-, a saber: "¿Las has
probado?" o cualquier otra sobre
drogas -("¿Cuándo quedamos para...?")
de mal seductor, de pésimo ligón, -yo decidí en cambio darle un giro rápido a
nuestro coloquio -pues hablábamos mucho- y le conté durante una ó dos horas
seguidas la historia de su nombre en el Mahabhárata.
-Al final me miraba medio
hipnotizada y me pedía que siguiese: Yo también estaba más que hipnotizado,
casi en trance, podría haber estado toda la noche contándole o inventándome el
viejo cuento oriental que se ramifica en millares de millares de acciones,
personajes y lugares como Kurukshetra.-
La India y sus leyendas son algo más, para mí, que cosas que aprendí en los libros.-
Al final, aún me quedaban largos cuentos
por contar sobre Mari, pero decidí callarme y le puse con franqueza mi
mano sobre su antebrazo derecho para calmarla; ella admitió el contacto con
naturalidad, como yo había previsto, mirándome con cierto sometimiento. - Me
planteé si había llegado el momento de besarla.-Entonces recordé que yo estaba
con Morphi, que Morphi era mi pareja
y que no estaba bien estar allí arrinconando a una chica de 20 años en una
columna de un disco-bar y pensando en lanzarte a darle un muerde. No estaba ni
pizca de bien... -Así que me retiré de la cercanía de Mari, bebí mi Mahou y me propuse no avanzar más en el
contacto con las zonas desnudas de la chica (hombros, escote, pecho, vientre, y pies). No.
- Como si la hubiésemos
atraído, había mucha más gente ahora sobre la pista. La voz de Aretha Franklin agitaba los cuerpos con
sincronía. Clamores y emoción de la música alegre, hicieron que se
descolocasen los límites de permisividad sexual de todo el mundo: Aunque no nos
besáramos -o tal vez por eso- el cuerpo largo de la jovencita con novio se
arqueaba entre mis manos y toleraba un tacto largo de su ombligo y de su
vientre. - Una vez más mis sueños más desbocados se cumplían: pegaba su trasero
a mis caderas...
Yo, como ella no podía
verme, miré mi reloj, consciente de que las diversiones nocturnas del centro no
son interminables. En todo caso en otra parte de la ciudad nos esperan con los
brazos abiertos siempre y cuando llevemos la cartera abierta llena de tarjetas
con saldo y billetes de colores.
-Muchos hombres andan
obsesionados con el mito del Gran Polvo.- También algunas mujeres, a veces mal
llamadas "ninfómanas"(¿maniacas de las ninfas?), pero menos.- Y no
solo los jóvenes en el ardor de sus vigores genésicos sino también los seniors y los vejetes en el estertor de
sus climaterios. - Todos creen que el fin y el sentido de la vida se condensa
en la secreción del orgasmo aunque dure menos de un minuto de tiempo real. Correrse bien y con la persona adecuada es para ellos el Bien
Supremo.- Pero no en mi filosofía. -Yo Soy devoto de Eros.
Muchos sueñan que se
corren en una pista de baile pero en realidad no es tan fácil y mucho menos
casi a los 50 cuando se ha perdido eso de ser
de gatillo rápido. - Durante un tiempo infinito en que fui muy feliz y a la
vez me di cuenta de que lo estaba siendo -como si ya estuviese escrito
"para siempre" en mi Catálogo, en mi diario- abracé de espaldas a la
bella y joven rubia Mari sin que pudiera molestarse ni rechazarme; me habría
contentado con mirarle el culo pero la verdad es que estábamos sintonizados en
el baile como si estuviésemos de pie copulando de espaldas.- Era muy joven, no
tomaba drogas, era sana, tenía un novio narco; y parecía confiar en mí.
Pensé que Mari no deseaba
follar conmigo. O al menos no en ese momento. No era necesario preguntárselo ni
proponérselo. En general, era mejor no hacer casi preguntas. -Sin embargo su
compromiso sexual con su prometido, el poderoso chusmón narco, sí dejaba
libertades de algún lunes con amigas por el centro (no creo que se restregase
así con cualquiera todos los lunes por sistema). - Resquicios y libertades que
se conceden a sí mismas el 95% de las
mujeres fieles de la Costa (datos del Instituto de la Mujer 2015).- Todas
establecen un umbral mínimo, un bajo límite de permisividad que no debe ser
rebasado. - Yo no sabía muy bien cuál era el de aquella semi-camella semi-pija,
pero se dejaba tocar -envuelta en la nebulosa irreal de la danza y el soul-
con elegancia cualquier parte de su cuerpo...
- Cuando la despedí en
los escalones de la puerta del Onda Pasadena, junto al gigantesco portero y
guarda del bar, el ucraniano Dimitri, Mari ya había aceptado que le plantase
toda la mano abierta en el centro del culo y que le dijese mis últimas palabras
a menos de dos milímetros de sus labios. -Adiós.
Claro que te llamaré. Pero no sé
cómo, pues estoy casi seguro de que romperé tu número mañana.- Adiós para siempre.
Volví junto a Sleyzer
pensando en el próximo placer. Tenía una perra
..., el llanto agarrado a la garganta:
Por motivos previos, sí, pero
también aumentada por la evidencia de mis éxitos.- Lloraba como un niño
pequeño.- Le puse un tercio de cerveza fría delante de su imponente pero
alicaída nariz semítica. Mientras, ya
iba yo preparando nuestro traslado a la Alameda y los lugares más postreros de
la Ciudad de la Carne. - El alcohol le ponía más depre pero bebió como de un biberón, directamente del gollete de la
botella.
- Sí, si era necesario,
yo mismo le acostaría en el burdel, y le subiría las sábanas hasta el rebozo, y
hasta un beso en la frente le daría de buenas noches. - Antes de volver a mis
cosas y placeres, claro. Una vez cumplidas mis obligaciones como "padre".-
La gente que no disfruta o que no tiene buen sexo ni con las pajas, se vuelve
malvada. Yo seré un amargado; pero un frustrado sexual no. - (¿O en el fondo
sí?).
Cerca de las palmeras como
ánforas de la Alameda de Colón, en la umbría cuadrícula de calles ganada al mar
con el Ensanche, todavía era temprano. Vibraba en el aire un clima de duda
moral, ese vacío-pánico de horas antes del delito con violencia. - El pobre
Sleyzer ya no lloraba; ahora estaba totalmente acojonado porque nos habíamos
topado con las luces azules de un control de alcoholemia. Pero la Policía no
nos había hecho la prueba, nos había dejado pasar. El pobre Sleyzer consciente
de que había bebido "un poco", había experimentado un miedo
descomunal. No estaba habituado a asumir riesgos.
Yo seguí mostrándome comprensivo y protector con
él aunque en el fondo su preocupación me pareciera ridícula y hasta hubiera
servido para despreciarle más y obtener una extraña satisfacción lujuriosa de
ese desprecio..., si no recordara que el pobre muchacho era un enfermo de ansiedad crónica, un
desecho del XXI, un joven chusmeta occidental de brazos bajos, lo más digno de
lástima que ha producido la humanidad a lo largo de los tiempos, un ser inerme
y neurótico que se van a merendar los Alíes, Muhammads y Pomerenkos deste mundo (sujetos tal vez no más sanos o
"mejores" pero sí al menos más espabilados, más vitales).-
- Mi odio hacia el Primer
Mundo no había hecho sino aumentar desde que la Duende en el 91 me convenció de
la superioridad humana de los países pobres como Nicaragua o India.- En este
sentido comprendía perfectamente lo que había hecho Bin Laden, que tenía cara
de bueno y el don de la profecía (D.E.P.).- Yo también habría destrozado con
aviones los bloques del barrio obrero. No me gustan los rascacielos y hasta su
nombre me parece pretencioso. Tal vez sea mejor el nombre de Torres, viejo como Babilonia.
Era todavía temprano en
el damero de La Marina donde los despachos de abogados con placa de bronce, la
angosta pero señorial fachada de los Juzgados, la estatua del Marqués de Heredia
-águila colosal de la antigua siderurgia-
presidiendo el caos de coches, las grúas rojas del puerto al fondo,
jazmines fragantes hasta parecer hediondos, los Sindicatos (CCOO y UGT de
turno; no los demás, ni por supuesto CNT a la que correspondía por ley una
parte de aquel edificio). Las putas recluídas o a la vista por la calle del
teatro.- Todo allí junto mezclado pero encendiéndose y apagándose a horas
alternas, como los planetas del sistema solar con noches más o menos largas.
Algo del espíritu
saludable de las primeras horas se le había contagiado a aquel lugar de perdición
definitivamente pecaminoso donde llevé a Sleyzer aunque fuese él quien pilotase
su moto de macarra. - Tomamos asiento en una barra enorme en forma de U
almohadillada de cuero rojo y repujada con botones de oro. Olía muy bien, como
casi siempre en este tipo de clubs. Enseguida vino a acompañarnos una chica
castaña muy guapa, más o menos de la misma edad de Sleyzer. No parecía una
profesional del alterne sino una estudiante de 20 años emigrada y con
necesidades económicas. Me cayó bien inmediatamente.
Antes de que ella
preguntara, me adelanté para preguntarle si no le apetecía una copa; así la situación
empezó a asentarse, como otras veces, tomando una pausa de silencio: - Dos hombres y una sola mujer se van a
tomar juntos unas copas en un sitio como este, con cámaras íntimas, cortinas
pesadas, reservados y galerías superiores.
Doy por supuesto que una
veinteañera como la rumana de pelo castaño y ojos verdes, va a sentirse atraída
`por un veinteañero como Sleyzer. -No por mí.-
Es natural: ellos están atravesando una fase biológica más vigorosa que
yo a mis 46, con la mitad de la batería consumida por el alcohol y las drogas.
Es normal que como organismos o entidades de un nivel energético parecido,
tiendan a atraerse y a fundirse entre sí mediante co-valencias mecánicas como
la Fuerza Nuclear Fuerte...-Sí, pero eso era en teoría: La chica solo tenía
ojos para mí.
Intenté que se fijara en
Sleyzer: -Con variada retórica ponderé las buenas prendas y cualidades de mi
amigo. Pero ella, aunque asentía porque estaba bien educada, seguía lanzándome
al final de cada frase un guiño de ironía.- Tanto más hacía para que le gustase
Juan, tanto más le gustaba yo.- Pero esto, recordé, no era nuevo; había
ocurrido ya muchas veces, era un déjà vu,
es decir: un Misterio.- Sucedió todas las veces que fui el Amado ; no el
sufrido amante. -Cuanto más tratas de
esquivarla, más la atraes. -Ley de Eros escrita en ninguna parte.
Me alejé de Sleyzer y de
la chica; quién sabe, quizás solos llegaran a algún acuerdo. Un polvo seguro
que le consolaría al desconsolado Tristán Sleyzer. Me senté en otra parte e
intenté meditar.
Entonces, a mi lado se
materializó un ser fantástico, completamente amariconado. No solo era un
maricón de pluma doble y un sarasa del Sur sino también un perverso invertido
con intenciones muy muy claras.
Aun soportando el acoso
sexual en toda regla al que me sometía aquel bujarrón salidísimo, -puesto que
tras repetirme varias veces que yo estaba buenísimo, empezó a magrearme los
muslos con lentitud y luego a subir las manos hacia mis genitales-, yo seguí
meditando.
Mi vida era extraña:
Evocaba el espíritu y la presencia del Mahatma Gandhi en un club de alterne donde él jamás hubiera
pasado; yo pretendía mantener cierto contacto sutil con Dios, Maha-Mohana, y, al mismo tiempo, un moña local rarísimo me estaba metiendo
mano en un puti del puerto.
Mi concentración en
asuntos religiosos fue tan intensa por unos minutos que el maldito maricón
travestí de al lado -aprovechándose de la pureza de mi estado meditativo- ya me
había bajado la bragueta de los vaqueros y, con muchísimo respeto (o
admiración) me acariciaba el pene con la yema de dos dedos. La verdad es que no
lo hacía del todo mal, me dije volviendo a este mundo y a sus realidades nada
espirituales.
Levantándome casi de un
salto, traté de no ser descortés con aquel monstruo de concupiscencia, el
maldito maricón con ropa de mujer, aquella verdadera loca. -Le pregunté cómo se llamaba sin albergar la menor intención
de recordarlo, le agradecí su ejecución aunque hubiese interrumpido los
deleites de mis contemplaciones esprituales. - Le di la mano y volví con
Sleyzer y con la rumana guapa de pelo castaño que no parecía de aquel oficio
sino una joven estudiante recién iniciada en la mala vida bordelique.
- Yo recomiendo esta
experiencia apabullante a cualquiera que tenga dudas sobre su orientación o
identidad sexual: -Al volver a sentarme cerca de la guapa rubia, las ambiguas
manipulaciones mecánicas del gay
amariconadísimo presentes aún en mi órgano genésico, se multiplicaron en un
calor de miles y millones de rayos, en una especie de inflamación enamorada de
la redondez y del olor de las hembras. Y todo eso se concentraba en una
atención muy intensa sobre el pubis de la joven rumana a la que habíamos
invitado a una copa.- En ese momento me empezó a preocupar bien poco lo que
sintiera o pensara mi hijo Sleyzer.
En los clubs se conocen
grados de libertad corporal o sexual superiores a los tolerados en la vida
diaria. Por eso acude a ellos el 80% de la población masculina en los países
católicos. No es, por ejemplo, habitual ver en la pista de una discoteca
"normal" coitos o felaciones en vivo. Pero sí resultan aceptables en
el ambiente de un burdel. Para hacer cosas así y disfrutar de placeres como esos,
la inmensa mayoría de los machos apostólico-romanos van a puti-clubs y se dejan
allí como media un 35% de sus sueldos mensuales.
- Entonces Sleyzer
cometió un nuevo error: Como llevaba dinero, le preguntó directa y brutalmente a
la chica con quién quería irse, si con él o conmigo.- No daba una, no me
extraña que sufriera tantas calabazas, que le fuera tan mal en el amor. - Tendría
19 años, 1.90 cms. de estatura y 1.900 euros en la cuenta de su tarjeta.
Tendría toda la inteligencia abstracta y razonante del mundo para entender a
Fichte y a Dúhring y a Von Kleist y a Hoffmanstahl pero su Coeficiente de Inteligencia Emocional (CE) era muy inferior al de
un chimpancé enano o una cría de cucaracha, seres jóvenes que saben apartarse
con elegancia cuando la simia o la joven insecto indican -a través de diversas señales
químicas y feromónicas- , su preferencia por el llamado "macho dominante" o "macho alpha", - (que no tiene por
qué ser un jovenzuelo en la flor de la vida... ;- puede ser un cuarentón en su acmé como Zeus-Páter o el Jehová
talludito, potente, de musculoso culete pintado por Miguel Ángel).
- ¡Pues con quién va a
querer irse! -me adelanté yo con acelerado desparpajo castizo, antes de que la
bella jovencita pudiera responderle nada.- Pues contigo. Estamos en un club,
Juan; no ligando en una fiesta.
Acto seguido, como
reforzando el sentido de mi mensaje educativo, me levanté a los
"servicios" a satisfacer mis necesidades. Tantos deslumbramientos
eróticos seguidos -el hachís, la
cuarentona calentona , luego Mari, luego la joven rumana...- me estaban
poniendo triste.
Sin embargo, en el camino
a los aseos me tropecé con otra chica a la que ya conocía de alguna ocasión
anterior. No lo recordaba bien pero parecía que guardaba de mí un recuerdo
agradable. De inmediato empezamos a besarnos y a acariciarnos (como se acaricia
la gente en los burdeles) hasta que ella -que no era especialmente bella- me
invitó con un gesto a que la acompañase a uno de los reservados del fondo del
local. Le dije que no tenía dinero pero ella -apenas hablaba español ni tampoco
inglés ni nada- repitió el mismo gesto de invitación como si yo no le debiera
nada. En pocos minutos yo estaba sentado y ella se abalanzaba con su cabeza sobre
mi entrepierna. -Procuré meditar en aquella imprevista suerte y en contener la
eyaculación.- Pero de pronto lo vi, aunque en ese momento mis ojos se
entrecerraban a causa del placer: Era el maldito marica de antes que, sentado a
menos de medio metro, se deleitaba en la contemplación de nuestra escena. No
parecía contentarse con mirar...
Cuando volví -no mucho más calmado sino
alterado e insomne- parecía yo mismo un vampiro aflamencado y corrido de los
más bajos fondos. Me sentí cansado de tantas emociones. Acaricié un poco a la
rumana hasta tocarle las bragas y la vulva, sin que me viera Sleyzer.- Por
calmarla y por reponer fuerzas-. Luego nos marchamos. Ya no recuerdo a dónde.
Dejé a un lado
su maldito catálogo y volví a la realidad que nos rodeaba: ¡¡Realmente el
Maldito Drogadicto, Loco de la Carretera, se rebozaba y se relamía en el
barrizal de la lujuria con lubricidad lo mismo en sus escrituras que en su, por
así llamarla, experiencia tridimensional presente!!- Es decir, en su vida real; no en su novela.
En la vida
real, en su actualidad, mi Señor caminaba con su mujer y con otras dos amigas.
Iba completamente borracho y alrededor estallaba una extraña fiesta o
celebración religiosa comunal cuyo sentido no pude comprender.
Yo andaba al
lado de mi Señor como su sombra, como su siervo, como su Alma. Él no me veía pero podía sentirme y hasta
utilizarme. -Cada vez eran más claras para mí -tras tantos años- la
naturaleza de nuestras relaciones y las leyes que las gobernaban.
Del mismo modo
que me eran familiares todas sus reacciones, pensamientos y propósitos, me
resultaba transparente su espíritu - ese amasijo de substancias tóxicas que cargaba
encima desde primera hora de la tarde de Jueves Santo de 2015 -igual que la
sugestión de hallarse en una especie de Semana Mágica o de Semana Trágica de la
que yo aún no comprendía nada pero que a él le hipnotizaba desde hacía muchos
años-: Curiosas multitudes de civiles engalanados, mujeres en vestidos negros
de raso con toca y mantilla, militares, autoridades, uniformes de banda, encapuchados...
portaban imágenes fastuosas en una especie de palanquín, esculturas de madera
bien talladas y coloreadas cuyo sentido me era por completo desconocido. Y sin
embargo, pese a yo no haberlas visto nunca, me resultaron impresionantes y amables. -Como
en una macabra e inmemorial ceremonia de brujería, esperaban a lo hondo de la
noche para sacar a hombros las imágenes conmovedoras de sus infinitos Cristos...
(Ya iba yo recordando). -Y de pronto, entre ellas, vi a Diosa.
Mi Señor en
cambio, totalmente borracho -como era usual en él, sobre todo en fiestas y en
efemérides y, en general, en cualquier ocasión donde hubiera licencia para
desmelenarse- se subió en la parte de atrás del coche donde estaba una mujer
llamada Susana, y no vio más allá de ella.
Saludó por compromiso a la amiga que pilotaba y de manera aún más reticente y displicente a
Morphi, su propia mujer que iba también en los asientos de delante. -Hasta le
pareció bien que le ignorasen; así pudo centrarse en la mujer nueva que se
llamaba Susana. Recordó que la misma Morphi le había hablado tiempo atrás de
ella reprochándole su desmemoria pues él no se acordaba de Susana. De pronto,
al verla, mi Señor reconoció aquel rostro: le pareció joven y bella. No le
importaba haberla conocido antes o empezar a conocerla ahora más.
Él no podía
hacerlo; yo sí.- Esta era la naturaleza de nuestras relaciones: Lo que él se contentaba con soñar, yo, su
Alma, lo hacía. - Por ejemplo, en aquel momento preciso, él, mi Señor, mi
Raptor, se esforzaba en impresionar a la mujer nueva contándole cualquier milonga -como decía él-, pero
sobre todo piropeándola y mirándola con toda intención al fondo de los ojos y
de la sonrisa. Recordó, -en medio de su melopea adornada con varios tóxicos-, que Morphi le había hablado
de ella: En verano vendía objetos de plata en los puestos de la playa. No le
importaba no haberse acordado de ella. - Simplemente pensó que era mucho más
guapa de la que guardaba memoria.
Por un instante
eterno se quedó parado allí, borracho, y admiró la belleza de aquella mujer
nueva que se venía a pasar la velada con ellos. -Entonces él y yo, por un instante, fuimos uno y no hubo ninguna
diferencia ni separación entre nosotros-.
Pero no tardó mucho tiempo en abandonar su muda contemplación
y la disposición natural a amar, sino que quiso ir más allá y contó todo lo que
se le pasaba por la cabeza, en la tentativa de impresionar a la mujer y de herir a las otras dos hasta donde fuera
posible. -Vi venir la noche por delante.- Cantos fúnebres llenaban el aire, hechizado,
de las calles del pueblo blanco.
Al menos
pudieron aparcar pronto el horrísono coche a pesar del gentío que se hacinaba
por todas partes. Así, pronto nos vimos todos caminando cuesta arriba hacia el
templo y el castillo centrales. Yo andaba junto a mi Señor, mi Raptor, el Loco,
y resultaba invisible para todos aunque algunos -como siempre nos sucedía en
este tipo de peripecias que ya llevábamos años protagonizando- me pre-sentían y
hasta reaccionaban de diversas formas aunque no me vieran. Algunos se movían en
sincronía, otros estaban tan ciegos que me hubieran atravesado si no me a-parto.
La mujer del
Drogadicto y la otra amiga se habían adelantado algunos metros dejando solos a
la llamada Susana y a él. Pude sentir como en mi propio cuerpo el júbilo y las
locas esperanzas de mi Señor: se alegraba, hasta sufrir estremecimientos en la
zona de la pelvis, por el simple hecho de poder
disfrutar, con permiso de su mujer, de algunos minutos de intimidad con otra
dama atractiva. -(Suponiendo que fuera una dama...).-Pobre hombre: en su
patética fantasía se imaginaba que los grandes, los nobles, los dioses reciben
este tipo de licencias: están casados
pero aún gozan de otras: Amor nupcial en el tálamo; asuetos en los
harenes.- Y el corazón se le salía del pecho, emocionado, acariciando la idea
de que él era uno de los grandes, los nobles, los dioses. Y que la Providencia
-verdad absoluta- le estaba agasajando
con una ampliación de sus límites.
Pero nada de esto lo llegó a pensar con
claridad. Era un loco. Que además estaba borracho casi siempre. Para espanto de
las olas, para el asombro del sol y de los venenos y animales malignos que se
esconden en las cosas con ganas de matar hombres, no había muerto todavía y
sobrepasaba ya los 51. Eso es lo único que me hacía mantenerme fiel junto a él,
esperando por la Diosa, con la esperanza de Playa.
Sabiendo que al
fin habré de triunfar yo.
Que mi tiempo es más amplio, más bello.
Puesto que mi
tiempo eterno.
El suyo entero
-desde el berreo niño hasta el estertor del viejo- algo menos que un día de mi
Gran Año (que no es eterno).- Ya iba yo entendiendo tras tantos años el áspero
y burdo hilo de los humanos mortales, sus afanes, ya hablaba casi por igual que
ellos tras medio siglo en el espíritu de sus trampas. Casi pensaba ya igual que
ellos...
Mi Señor no
podía pensar con claridad en la idea de ser un dios porque estaba bastante
bebido y porque además le hipnotizaba aún con mayor fuerza la lujuria. Dentro
de la vida absurda y despreciable que llevaba ahora -por suerte, mucho más
cerca de su muerte- , no muy a menudo se veía en una oportunidad como esta:
Pasar una noche de fiesta con una mujer bella que no fuera su mujer pero con
permiso de su mujer y hasta con la seguridad física de su compañía. Sueños dese
tipo se le habían pasado muchas veces por las mientes pero jamás llegó a creer
que fueran a realizarse. Por eso, en una capa más profunda de su ser,
permanecía en oración constante, dando gracias a Dios como solía -o a cualquier
otra entidad de su abigarrado panteón-, por ser tan afortunado.- (suponiendo
que aquello fuera una suerte...).
Con naturalidad
pero con maneras de profesional , fue pasando de las palabras y las miradas a
las acciones: Mi Señor se permitía cada vez más contactos físicos con la mujer
de la que no se acordaba, de la que se estaba empezando a acordar a medida que
le metía mano por zonas tolerables como los antebrazos. Con sagaz actitud de
seductor avezado, tocaba poco y con delicadeza pero vigilaba mucho las
reacciones de la chica y no daba un paso atrás en sus avances. Ella encaraba
con entereza y templanza el ataque. - Pude sentirlo en cada una de mis células
y de mis nervios. Vi cruzar los cielos una estrella fugaz en la noche
delirante, de Este a Oeste. En mi mente el cielo se teñía de morado. Vi la
noche en porvenir, todavía no había sucedido y ya la odiaba.
EXTRACTO DEL DIARIO DE VIAJE
DE JULIO DE 2009
"10 de julio. Aranda de
Duero.
"Fuimos hacia Madrid (...) La autovía hacia la capital
parece haber permanecido sin ninguna reforma desde hace más de 20 años, brotan
algunos yerbajos en las fisuras del asfalto cerca de Aranjuez, antigua
carretera principal que atravesaba el gran patio con arcadas, el palacio y el
río, la que cruzábamos con mis padres cuando era niño. A veces parábamos cerca
del río a comprar fresas.- Comemos allí, entre los castaños de Indias
centenarios porque se lo he propuesto a Morphi, justo cuando ella estaba
pensando lo mismo.
"El Rana Verde, el restaurante de cristal que tiene un árbol enorme en medio del comedor, no sé por qué me evoca un tiempo pasado en el
que me habría gustado vivir. Como esos cuadros de Renoir donde todo el mundo
parece despreocupado y feliz en un cabaret verde con embarcadero.
(...) "Calvario de retenciones interminables al pasar
por Madrid. En Somosierra, al ver los afilados picachos, me acuerdo de Rafa y
del regreso de Burgos (Quintana) hace ahora casi un año.
"Un poco por casualidad nos instalamos en este cámping
de Aranda, el de los altos pinosy las hermosas piscinas.
"En el vídeo de promoción de Decathlón montan nuestra
tienda Quechua en cuestión de minutos; nosotros hemos tradado más de una hora.
"Inicio sin esfuerzo el nuevo horario de sueño pues
caemos rendidos alrededor de medianoche. Nuestros vecinos son una pareja de
alemanes mayores y apacibles. Morphi les observa con cierto afecto porque a
ella le gustaría ser mayor y viajar con su pareja en una auto-caravana.
"11 de julio. Aranda.
"Desayunamos en la cafetería del cámping donde poco a
poco los desconocidos sin rasgos ni historia van adquiriendo personalidad y
nombre: El Hombre Doble (tal vez el dueño), la Neurótica, El Gordito
Hiperactivo, etc.
"Aranda está ocupada por camiones sin tráilers,
engalanados con guirnaldas y flores. Celebran el Día de San Cristóbal como
astutamente ha adivinado Morphi. Es asombroso lo que se parecen los bocinazos a
una orquesta de vientos afinando. Hay también una compañía de teatro ambulante
que va a representar la Hermosa Fea de Lope de Vega. Llevan un vehículo medio
barco, medio automóvil, medio dirigible Zeppelin. Maquinaria del Inspector
Gadget.- Y el ambiente de la ciudad es alegre y bullicioso. Pero cuando nos
paramos a tomar una cervez en las terrazas de los soportales de la calle San Francisco,
y Morphi habla de su experiencia en la universidad, sentimos que es de este
ruido y de esta agitación universales de los que estamos huyendo. -Compramos
tabaco, embutidos y vino y regresamos a nuestro campamento.
El cámping, la vida del cámping es también una utopía social
de veraneantes respetuosos aficionados al aire libre. Una utopía con alcance
internacional que quizás inventaron los suizos, tan pacíficos como poco sociables.
En realidad un cámping se parece un poco a un cantón suizo, algo olvidado en
las cumbres como la casa de Heidi. -Yo banalizo la palabra "utopía" y
podría escribir un catálogo de "sociedades perfectas" más abominables
que la República,
Las Leyes o 1984.- Pero no me río
de la utopía: de la tentativa de realizar los sueños, de alcanzar un tipo de
comunidad que permita el desarrollo de las capacidades y talentos.
Los únicos que no son visitantes pasajeros del proyecto
utópico son los trabajadores permanentes del cámping. El dueño es el fundador
de la Nueva Jerusalén. No es de extrañar que las primeras palabras que cruzamos
con él sean un alegato contra el aire aconidicionado y una apología del
enfriamiento natural de las habitaciones por el "método de la
abuela": cerrar la ventana donde da el sol, abrir la ventana donde da la
sombra (estrategia que podrá servir en la meseta alta de Burgos pero que es
inútil en un día de terral malagueño). Sus palabras con perfecta dicción
castellana aparecían cargadas de significados esotéricos, como son las de un
fundador de sociedades perfectas. Yo, aceptando la tracendencia del detalle, en
seguida estuve de acuerdo en convivir con él y en integrarme en su comunidad
ideal. De hecho, llevo más de 40 años persiguiendo utopías.
Cualquiera que sea el proyecto de convivencia más deseable
para el porvenir, debe ser un proyecto barato. Justo lo contrario de la utopía
hiper-consumista del Primer Mundo. Un cámping es barato.
Comimos en nuestro terreno de acampada y estuvimos en las
piscinas hasta que cerraron. La de adultos tiene más de 30 metros y un ancho
considerable. Es una piscina de construcción antigua (...) con las bocas de
depuración anchas como un bazón vertiendo la lámina de agua pura, un poco más
fresca que la de la pileta. El rompeolas está pintado de negro y el agua que te
hiere en la primera impresión, es dulce y agradable como el Duero. Nado hasta
30 largos un poco sorprendido de no fijarme en el cuerpo de las bañistas, una
de mis actividades favoritas. Pero es que hay muy poca belleza física aquí,
"Es una de las horas más felices del año para mí.
Morphi estudia Prehistoria y pasea sobre el público sus ojos de rayos X. Soy
feliz nadando, haciendo yoga en el césped, escuchando las súbitas ventoleras en
los árboles (como si avanzase un tren), mirando a las enormes tórtolas de dibujos
pardos en el pecho. Soy feliz y lo sé.
"12 de julio. Aranda.
"Ayer fui feliz, hoy sufro y no soy feliz. Pero me doy
cuenta y no hago caso de mis padecimientos físicos (calor, herida del sol,
agotamiento, aturdimiento). Sé que mi desánimo se debe a las incomodidades
desta pequeña tournée
que emprendimos con la intención original de merodear por la Sierra de la
Demanda y que al final se convierte en un interminable y agotador recorrido en
coche: San Esteban de Gormaz, Burgo de Osma (...)
Como vemos que Soria queda
cerca, nos dejamos caer hacia ella por estas carreteras sin ningún tráfico,
rodeadas de mieses maduras -en muchos pueblos vemos que están cosechando-,
carreteras secundarias perdidas.
"A Morphi le desagradan los sorianos y termina por
contagiarme su aversión en un restaurante cerca del instituto de Antonio
Machado (que ya visité años atrás con Lesbia). -Unos lugareños comentan mi
aspecto de forma despectiva -voy en bañador y camiseta marrón-obscuro del mismo
tono, gafas negras con montura blanca y el sombrero de paja casi roto- y Morphi
les escucha. Ya no puedo negar que nos miran con descaro. Un empleado del
Círculo Mercantil nos observaba tan fijamente que me he visto obligado a
saludarle para demostrarle que no soy un ser tan sorprendente y hago cosas
normales como preguntarle si podemos tomarnos algo. - "No me gusta esta gente", susurra Morphi cavernosa. Distingo cuándo sale su voz de un sentimiento
profundo. Me giro para mirar al personal que nos rodea y siento de inmediato
una punzada de espanto antes de reflexionar nada o de fijarme en ninguna cara.
No es como si de repente me volviera para darme cuenta de que estamos
completamente rodeados por vampiros o por mosntruos. Pero casi.
"Es domingo y grupos de 4 ó 5 elementos de familias
burguesas con anciana (que no les dirige la palabra) ejecutan su atroz ritual
familiar. Sus semblantes son tan feos que duelen. Me invaden una desazón y una
antipatía exageradas y estoy de acuerdo con Morphi en que nos larguemos de aquí
cuanto antes. No le dedico muchas ceremonias al Poeta: Ya estuve muchas veces y
peregriné hasta donde él estuvo: Hasta el Palacio de las Dueñas o Baeza o su
pensión en Segovia o su tumba en
Colliure, lugares donde gravitan sus versos.
"Tal vez fue ahí, en la plazuela de al lado del
instituto donde empecé a sentirme infeliz.- Ahora sí vamos buscando la Sierra
de la Demanda. Pasamos por Playa Pita tan abarrotada de domingueros que ni
paramos. La sierra es muy hermosa pero voy agotado y me angustia la aguja de la
temperatura del Clásico.- Nos cuesta llegar a la desoladora Laguna Negra que
asocio al macabro poema-relato de "Los Hijos de Alvargonzález". Había
fantaseado con bañarme pero al primer vistazo se me quitan las ganas y es por
algo más que por el difícil acceso de las orillas y es por algo más que el
cieno. Una pirámide con tejado de pizarra es el refugio de montaña pero me
asomo y me da miedo el interior que parece más bien una vivienda en ruinas
desas donde se pinchan los junkies. El silencio me asusta, se me antoja tenso e
inhumano, como los rostros del restaurante de Soria. El reflejo del sol en
declive pero todavía brillante sobre las aguas del lago despierta un
sentimiento opuesto a la ternura, la admiración por una belleza en la que uno
está de sobra. No hay un alma. Es como si ese paraje de alta montaña quisiera
que le dejáramos en paz, absolutamente arisco.
"Morphi me lleva en coche por un recoleto camino de
esos con choperas siguiendo el curso del río hasta Lerma y nuestro palacio de
jeque y jayma.- Soy infeliz y sé que esta excursión ha salido mal porque no
estar mucho en el coche era lo que buscábamos al huir de Vieja Ciudad Costera
del extremo Sur de Europa y porque no nos ha gustado Soria ni la Laguna Negra,
con esfuerzo alcanzada.
"Y porque desfallezco y el sueño no sacia este ansia
indeterminada de comfort. Pero sí tal vez el rostro sonriente y atento de
Morphi que todavía señala cosas que pasan y parece contenta contemplando lo que
a mí ya me deja indiferente, pendiente nada más que de mi propio abandono a una
especie de fatiga moral que del cansancio físico pasa al cansancio de sí mismo
y de ahí al odio a la vida. -Lo conoces.- Siempre fue contigo.- Es como los
poemas de Machado: que los conociste siempre y siguen invadiéndote y no te
dejan nunca..., enigmas no resueltos.
"Hay una sombra de eso, del "viejo odio contra tu corazón envenenado, tu corazón en
las Furias" y
a la vez una suerte de sonrisa interior se burla y asiste a la marea del
nihilismo con indiferencia y hasta ironía, alguien que se ríe de que el mundo
sea triste.- Por eso quizás me pongo a cantar el maha-mantram suavemente y todo
empieza a enderezarse.- Cenamos en casa nuestra primeras comida home-made a
base de ternera de Burgos (lo que no agradaría a Krishna).
"13 de julio. Aranda
"Vamos convirtiéndonos poco a poco en habituales del
cámping. Ya bajamos a hacer nuestras compras al SPAR de la zona nueva de Aranda,
la de la gran avenida de chopos de 15 metros de alto. Es temprano todavía
cuando volvemos y, como señores que no tienen en la vida nada mejor que hacer
que darse gusto a sí mismos, nos tomamos un par de "alpistes" en el
apacible porche de la cafetería del cámping.
"A esta hora hay poco movimiento y ya no recuerdo
cuándo fue la última vez que me senté a tomar un vermouth antes de comer sin el
menor propósito o tarea para el resto del día. -Otros vecinos de la Isla Utopía
también disfrutan del "dolce fare niente" y de las "garimbas": Hans o "Papá Blanco"
-el hombre alemán mayor con barba que ocupa la caravana contigua a nuestra tienda-
se acerca con su fornido paso de pitufo sosteniendo un gran abanico de jarras
de cerveza como una camarera bávara en la alegría de su Oktoberfest. Las suelta sobre la mesa de unos españoles
y levanta el brazo en un gesto rudo pero generoso que significa: "Ahí
tenéis eso". Y se marcha de forma algo tosca aunque ellos le invitan a
sentarse. Como no ha sido romanizado del todo (ni sus antecesores) carece de
buenos modales y permanece ajeno a la sonrisa retorcida, sedienta de
morbosidades, de los latinos. Pero las Biere las ha pagado y las ha traído él. Eso es seguro. - La escena me deja un
poco triste por su alcance socio-político. Los españoles beben el regalo de
Papá Blanco y le echan de menos; es como si la Merkel después de regalarnos el
AVE, la A-92 y todo tipo de fondos no hubiera querido sentarse con nosotros un
rato.
"Poco nos dura nuestra gandulería porque le pregunto a
Carlos,el dueño, por Atapuerca y al
enterarse de que Morphi es una estudiante de la Arqueología y de la Historia
(ya he dicho que su espíritu viene de Mesopotamia), nos conmina a no dejar de
visitar el yacimiento de Clunia ni la localidad de Peñaranda de Duero donde se
halla al parecer la botica más antigua de Europa. (...) Ni esto ni lo otro.
"Carlos presenta la agenda monumental de las cercanías
como un asunto personal, como si fuera imperdonable que no lo viéramos, me mira
al fondo de los ojos casi amenazador, y habla de una forma lentísima y a la vez
muy intensa como si intentara hipnotizarme con su perfecto acento castellano
viejo, que no perdona una consonante ni una consonante doble ni se come nunca
una ese, es como si estuviera hablando con Lope de Vega o con el Duque de Alba,
yo también me pongo tieso mientras me dice que Julio Iglesias dio conciertos
"solo para los amigos" en el anfiteatro de Clunia; no quiero preguntarle si estaba él
entre los invitados, eso podría dar lugar a otra sesión de mirarme fijo fijo a
los ojos como si me estuviera haciendo un interrogatorio,como si todo lo jurase
sobre la Biblia o por su vida, prefiero
imaginarme a la mejor voz española de todos los tiempos cantando a la luz de la luna, sin micrófono, en las soledades de
Castilla, en antiguo paraninfo, ante un auditorio de veinte personas; todas
llorando naturalmente.-Está claro que no podemos dejar de ir a Clunia y a todo
lo demás.
"Los castellanos presumen de hablar poco y decir mucho.
En los silencios de Carlos hay una tensión de la Hostia. Al final, bajo la
cabeza abrumado por la seriedad con que este fundador de una Sociedad Perfecta
me ordena -pues esto es lo que ha hecho con una cortesía impecable y tanto más
autoritaria- a que abandone la Utopía, que no me apoltrone en el cámping. Su
autoridad, apoyada en dos o tres frases muy breves pero en miradas fulgurantes
que ponen a prueba los nervios, es más evidente cuando saca un mapa del
ejército para comprometernos. Ha olvidado por completo su disfraz de camarero y
empresario -no quiere que nos quedemos sentados en su bar pagando
consumiciones, es más importante que vayamos a Clunia- y nos obliga a hacer turismo. Morphi también
parece un poco avergonzada por haber
tenido tan poca curiosidad y haber fantaseado con quedarse en el cámping
sesteando. El castellano nos ha puesto las pilas y va a ser lo que él diga. Es
su nobleza lo que nos obliga: la seriedad con la que se toma sus orígenes; la
seriedad con la que se nos impone.
(...)
"Volvemos de
Clunia por la carretera perdida, atravesando pueblos olvidados. La tierra, la
llanura, la mies dominan sobre todas las cosas y la figura del hombre es una
rareza. En algunos pueblos no se ven más que ancianos sentados al borde de la
carretera. Es como si, siguiendo esta
ruta, descendiéramos cada vez a lugares más recónditos y desiertos,
excesivamente faltos de actividad humana. Algún cartel de Nitrato de Chile,
Telefunken o Firestone indican que aquí toda vida se detuvo hace décadas.
"Nos llama la atención una avioneta de la Primera
Guerra Mundial apoyada contra el torreón del castillo de Coruña de los Condes,
como si acabara de estrellarse. Es un homenaje al "primer hombre que voló" (en
1793: Diego Marín Aguilera), natural desta aldea. Su artefacto, según una escultura del pueblo,
era una especie de bicicleta con pedales de mano y pies para batir las alas a
través de un sistema de piñones y cadenas.
"Hay un puente medieval medio arrumbado y una figura de
un guerrero que podría ser el Cid junto a un cartel que pone "camino del destierro", sin
más explicaciones.
"Peñaranda tiene una hermosa plaza de piedra con un
palacio renacentista y una iglesia desproporcionadamente grande en relación a
los habitantes del pueblo. Hay una posada con ciertas pretensiones bajo los
soportales, pero la falta de vida hace que todo suene como suena la voz en una
casa de la que se han sacado los muebles. El camarero mantiene unos modales
mínimos pero no puede evitar mirarnos con la cara arrugada por el asco (igual
que todos), como si pensase "¿qué harán estos aquí?, ¿de dónde habrán
salido?, ¿qué querrán?" Aunque pertenezca al gremio de la hostelería no se
le ve agradecido ni maravillado por los turistas.
"Se ha levantado un viento súbito. El cielo se
encapota. Castilla es una cosa muy seria. Tal vez macabra: la tierra de
Alvargonzález.- Es ese viento de Solo ante el
Peligro; anuncia un suceso criminal en el
vacío de una pequeña estación de tren perdida. El viento hablando en sitios
ex-céntricos y vacíos como Arizona o Castilla; su respuesta es obvia...- Nos
preocupa que la tormenta vaya a tirar nuestra neverita en el cámping. Pero en
casa todo está en orden.
"14 de julio. Aranda-Burgos-Atapuerca-Aranda.
(...) (...) (...) (...)
"Habíamos pensado dejarlo todo recogido esta tarde para
mañana salir temprano hacia Galicia.
Pero después de comer algo en la tienda y nadar un poco en la piscina,
Morphi siente escalofríos, se siente mal, y decide acostarse sin cenar cuando
el sol aún no se ha puesto.
"De repente me veo solo mientras anochece y con la
obscuridad se apodera de mi espíritu la tribulación. No sé si Morphi está
enferma y decido posponerlo hasta que se recupere.
"Sin ganas preparo un puré de patatas con atún y huevos
y termino celebrando un patético festín de solterón. Tiene algo de trsite esto
de comer como un oso en mi silla plegable mientras mi compañera yace con fiebre
en la cama. Fantaseo que soy el hacendado de una finca sin vallas y oteo en
lontanaza por si se acercara alguien a mi propiedad. La zona más inquietante
son los seervicios del cámping demasiado grandes y desiertos de noche: la
presencia humana solo se adivina por algún cincuentón que hace gárgaras o
cualquier otro ruido monstruoso. También puede haber alguien duchándose entre
suspiros atormentados de masoquista; parece que va a salir una fiera... En la
otra punta de los lavabos asoma una figura realizando su toilette a esta hora
extemporánea. O no se ve a nadie pero el grifo con temporizador está corriendo
como si en los lavabos se desarrollase un Poltergeist. -Siempre me han dado
miedo los Servicios Públicos.
"Vuelco mi tribulación escribiendo y antes de acostarme
meto la comida en la bolsa de la comida, la ropa en la bolsa de la ropa y
cierro el coche y todas las cremalleras de la tienda, admirando el sentido del
orden de Morphi; creo que algo de ello se me va pegando.
"15 de julio. Aranda de Duero-Palas de Rei.
(...) (...) (...) (...)
(...)
"16 de julio. Palas de
Rei- Santiago de Compostela.
"Desayunamos en el camino y, aunque el local no sea
brillante, al menos acá sonríen y tienen pequeños detalles amables como no
tenían los castellanos de Burgos o Soria que parece que se han quedado solos en
su ancha tierra a fuerza de ser hoscos; solos y olvidados en su amplia tierra
ancestral, cuajados en ese estupor de los ancianos en sus sillas al borde de la
carretera secundaria por la que no pasa nadie desde los tiempos de Telefunken y
del Nitrato de Chile, la vida huyó de los pueblos para quedarse en los mares
del trigo y en el rumor bueno de las choperas.
"Pero ya hemos llegado al aglomerado cámping de As Cancelas en Compostela. Nos
recibe un sirimiri que nos hace temer lo peor. Ahora lo recuerdo: la esperanza
continuamente defraudada de que luzca el sol sobre los prados siempre verdes y
los árboles gigantes del Norte, un resentimiento infantil al mirar el cielo por
la mañana y comprobar que de nuevo se ha encapotado. - Claro, el Norte tiene
este paisaje opulento precisamente porque casi nunca hace buen tiempo. -O sol o
Norte- . Pero la paradoja de admirar praderas donde jamás puedes tumbarte, la sufren hasta los autóctonos. Los suecos
están en el fondo deseando que haya un cambio climático para despelotarse en
los fiordos y disfrutarlos de verdad. Si les gustaran la lluvia y el mal tiempo
veranearían en Laponia y no en la Costa.
"Y ya estamos ateridos en la parada del autobús que nos
llevará al centro. Morphi se refugia en mi alerón como una gata herida y yo me
hago el fuerte aunque mis sandalias sin calcetines me hacen tiritar de frío.
Descendemos en la plaza de Galicia y nos dejamos ir por las callejas de piedra
y los soportales hacia el Obradoiro. Hay muchísima gente y muchísimos
vendedores. La puerta del Obradoiro la están reformando y los andamios impiden
ver las figuras vivientes de los ángeles, profetas y apóstoles (sobre todo ese
joven rubio que sonríe cuchicheando con su compañero).
"Entre el gentío que apenas nos permite caminar,
avanzamos hasta la capilla Santa María la Antigua (Corticela) donde escribimos
nuestras plegarias o deseos y las echamos en un buzón de madera. Hay aquí un
poco más de recogimiento que en el resto del templo. En realidad, nadie se
comporta como si estuviera en una iglesia: no se mantiene el silencio y los
guardias de seguridad ordenan a voz en grito la cola para el sepulcro del
santo. Pronto irrumpe una guía con su grupo en nuestra capilla e inicia sus
explicaciones en alta voz, muy lejos dese susurrar como amedrentado que nos
enseñaron a respetar de niños en los lugares sagrados.
"Veo a Morphi emocionada
y a la vez indignada con el comportamiento de la muchedumbre. En lugares como
este, la catedral de Santiago, donde se acumula la historia del Espíritu, ella
es el espíritu, el ojo siempre avizor que inspecciona silenciosa su patrimonio:
Ella es la conciencia de la humanidad. Ya la he visto así otras veces: en
Westmisnter, en San Pedro, en la Signoria o en Atapuerca anteayer. Ella está a la altura
de las circunstancias, lo comprende todo, se hace cargo de todo. Si no quedara
en el mundo ni un solo hombre capaz de entender
lo que quisieron transmitirnos nuestros antepasados en sus monumentos y ruinas, ella los entendería. Por eso ella
sostiene la conciencia y el hilo de todo lo que una vez fue y la bandera del
futuro. Su inconsciente carga con toda la cultura desde Sumer y los
proto-cananeos y ni siquiera se da cuenta.
"Salimos en seguida y ya no volveremos a pisar la
catedral. Empezamos a sentir algo horrible en Santiago. Algo que nos pone
tristes más allá de nuestra capacidad de comprensión. Es como si hubiésemos
contemplado un sacrilegio o nos asaltase una premonición insoportable...
"Un trío de músicos de San Petersburgo -acordeón, contrabajo
y balalaika- interpretan con solemnidad el Adagio de Albinoni y luego la Danza del Fuego de Falla con un estilo Tchaikovski, sin la
mordiente de los aires españoles, sin su apetito de explosión.- De todas
maneras disfruto mucho con la música que ganaría si la despojaran de
amplificadores y mediaciones eléctricas.
"Pasamos a un restaurante próximo a la Plaza de las
Platerías solo para tomar un vino, pero la generosa tapa de lentejas y la
cordialidad de la camarera nos convencen y hacen que nos quedemos a almorzar.
-Entra un grupo de gallegos pudientes y no sé por qué me fijo en un hombre
fuerte con barbas negras y media melenita residual años 70; al día siguiente me
tropezaré con su foto en el periódico -es como si yo, sin conocerle, le hubiera
olido el tufo de famosillo-: Rs un político local, un pez gordo de la Xunta y va de mariscada en
mariscada: en la imagen del diario sostiene un plato con mejillones en no sé
qué feria. -Con tanto mejillón y tanto Ribeiro debe tener el metabolismo como
un pecio.
"Descendemos hacia la Alameda matando el tiempo hasta
las 6 que empieza en la Colegiata del Sar -la catedral primitiva- un concierto
de guitarra. Este ratito en el parque es muy hermoso porque nosotros hemos
acabado convirtiéndonos -o tal vez fuimos siempre- en una pareja de raros que
huyen del estrépito de las máquinas y de las vociferaciones de las multitudes.
Y cada vez que damos con un rincón silente donde esas formas de energía en
desorden están ausentes, somos felices.
"El recital bajo los arcos del pequeño claustro
contiene una suite de
Bach, trancripciones para guitarra de La Traviata, temas de Albéniz y una propina: la Rondeña de Regino Sáinz de la Maza (a quien una vez escuché de pequeño).- Esta
última pieza es la que más nos gusta.
"Merendamos en una terraza del antiguo Camino de las Murallas
por donde circula nuestro autobús (el 4). Una joven gallega chilla como una
rata jubilosa junto a sus amigas en una mesa próxima. De vez en cuando un
petardazo rotundo como una bomba, solivianta el corazón. Cañonazos. Salvas.
Delirio. El tráfico del camino atruena. Todo el mundo grita con alegría. Pasan
tambaleantes borrachos y majaretas de gran urbe. Parecen personajes de una
novela de los 80 que se llamara YO CONOZCO A TODO EL MUNDO: Santiago, Meca de
la ruta del Norte, estaba abarrotada de peregrinos que han perdido la razón.-
Una mujer pelirroja que podría tener 30 años lo mismo que 50, se levanta a
menudo para saludar a señoras mayores que pasan por allí y que parecen más sus
clientas que sus amigas. Viste de modo bastante estrafalario. Es como si
tuviese allí en la terracita la recepción o su oficina. Yo no me la imagino más
que ejerciendo de falsa pitonisa.
"Volvemos a nuestro suburbio afectado por el Plan E
-podemos dar fe de que se está aplicando hasta en la última calleja del último
villorrio, hay obras inútiles hasta en pueblos que no figuran ni en el mapa- y
compramos fruta, pan y otras cosas en el supermercado del barrio. En cuanto
empezamos a hacer compras en las tiendas próxima al cámping, sea donde sea,
empiezo a sentir una sensación de familiaridad y de permanencia, como si
llevara años comprando allí y ya le hubiese cogido algo de afecto a la dueña
gordita. Es como si llevásemos 1000 años en el cámping As cancelas.
"En nuestra parcela toco un poco la guitarra pensando
en el intérprete que he visto esta tarde. En sus glissandos y en todo lo que es
capaz de sacar a un instrumento en definitiva igual que el mío, igual que mi
pequeña guitarra de viaje con timbre de laúd medieval. De nuevo está haciendo a
su manera el camino de Santiago, por segunda o tercera vez ya no recuerdo. Pero
ella iba conmigo hace tres años.
"La pareja acampada al lado me aplaude y me da las
gracias cuando termino, igual que hizo aquel señor mayor de Locarno que viajaba
con un niño, tal vez su nieto.-Él era alemán.- Estos son polacos."
Mi
Señor, de vez en cuando, necesitaba ser malo: Aquella tumultuosa madrugada de
celebraciones sagradas en pueblo entenebrecido -y no muy lejos de Playa- acabó
mal como había presentido. Mi Señor, lleno de Lujuria por Susana, había
terminado por insultar y ofender a su otra amiga, precisamente la que les había
traído en coche.
La conductora
se había sentido tan menospreciada por un comentario de mi Señor, que se
levantó llorando y dijo que se iba. Les dejó a todos con un palmo de narices.
Pero al poco Morphi se fue a buscarla mientras la telefoneaba con el móvil.
-Nada mejor
habría podido desear mi Señor que estaba muy enamorado de Morphi, según
declaraba a la menor ocasión y ante cualquiera, pero que perdía el seso en
cuanto veía a menos de 50 centímetros las caderas sultanescas de una sureña de
40.
-Les habían dejado solos en aquella terraza ajena al
estruendo del centro donde se procesionaban esculturas de madera de los Dioses
en distintos momentos de sus vidas (o eso me pareció, pues eran múltiples
aunque entre sí se parecían). -Sentí en su entraña la ambición ilícita de
seducir a aquella mujer casi desconocida, joven, nueva, durante el pequeño
lapso de tiempo que les permitieran las pesquisas y maniobras de Morphi. Sería
cuestión como mucho de media hora que regresase con la ofendida. No era fácil
que en tan corto espacio de tiempo la mujer llamada Susana se calentase como
una brasa del Sur y estuviera de acuerdo en hacer una visita a los Servicios
del bar para disfrutar de cierta intimidad sexual. No era probable pero era posible.
La imaginación
de mi Señor -en eso se notaba que estaba totalmente ciego y borracho- resbaló por el resquicio de esa posibilidad
remota. Se incendiaba su imaginación. Le parecía que amaba intensamente la Vida
-las cosas que sin control le sucedían-, resbalaba cada vez más hacia los
brazos desnudos de Susana que toleraban el conrtacto. Ahora mi Señor le estaba
contando con giros retóricos y gestos misteriosos la historia de Susana y los Viejos en el Libro de Daniel. Seduciéndola al
contarle la historia de la Casta Susana. No parece que con su largo relato del
huerto de Joaquín donde se bañaba al atardecer Susana y de los jueces que la
espiaron, no parece que intente hipnotizarla sino que él mismo está
hipnotizándose y confundiendo a la mujer que tiene delante con la otra hebrea
que tal vez vivió en Judea hace 3000 años y fue salvada de la lapidación por
Daniel. No parece que intente seducirla sino que el seducido es él mismo.
-Entonces llegaron Morphi y la otra amiga. -Mi Señor siguió portándose mal,
ofendiéndolas hasta que, llegados cerca de donde iban a pernoctar, aprovechando
un pequeño roce con la amiga, mi Señor abandonó el coche para seguir
persiguiendo solo a la Lujuria.
EXTRACTO DEL DIARIO DE VIAJE
DE JULIO DE 2009
(Continuación)
"17 de julio.
Santiago-Fisterra-Santiago.
"Para llegar a este famoso confín occidental debemos
atravesar una Galicia deprimida que carece del aire pintoresco de otras zonas
rurales. Son puebluchos a lo largo de la carretera con grises edificios de
varias plantas. Pero al llegar a Corcubión y a la costa, la luz cambia y también el aire de la gente.
"Nos habíamos imaginado de otra manera el Fin del
Mundo. Una comarca tenebrosa y llena de brezos semejante a la casa de La Muerte y la Doncella de
Polanski. No este cielo brillante ni estos bosques que descienden hacia el
océano turquesa. - El cabo Finisterre es una península alargada con un faro en
la punta. No es tan alto ni tan arisco como el de Sagres. Ni tan misterioso
como las nieblas druídicas del Finisterre francés ("el lugar más
occidental de Europa", rezaban los
folletos de turismo galos). -Reaparecen los peregrinos y un hito señala el
kilómetro cero del caminho.
"¿Qué sentido tendrá esta peregrinación más allá del
Obradoiro hasta el límite Oeste de España, una península de la Península
Ibérica?
"En prinicipio no quiero bajar por las rocas delante
del faro pero Morphi ya cabrillea airosa hasta donde ya es imposible avanzar
más sin despeñarse. -Por un momento somos los seres humanos más occiddentales
de Europa junto a una peregrina extranjera que nos arrebata el primer puesto.
"Detrás de nosotros, un niño francés muy chico recibe
una andanada de advertencias, instrucciones y órdenes de su madre que siempre
comienzan por un agudo "attention
Tierry! "; realmente se trata de un
terreno muy peligroso.
"Meditamos.frente al Atlántico inmenso; es imposible no
soñar con América y aunque el mar apenas presente oleaje, la inmensidad va
anulando poco a poco el parloteo mental hasta que solo queda el sujeto que
contempla, o se inunda, del paisaje sin pensamientos.
"Y suena en el espíritu una música de postrimerías, de
despedida, como el crescendo del
sentimiento en el final de una película, con un gran plano general abierto
sobre el horizonte, como si toda la historia ocurrida antes careciera de
importancia, y la llegada a este espacio, a este tranquilo jugueteo del mar con
las rocas, a esta anulación, fuese la verdad.
"Soy yo quien pone término a este instante de infinitud
y no sé por qué.
"Al volver al coche nos fijamos en un chico con gafas
canadiense, casi adolescdente, que reparte propaganda de una restaurante de
Fisterra: El Pirata. Cuando nos ve con la hoja de publicidad de otro comedor
del puerto, nos dice con gracia que el suyo es mejor. -Luego le observo
mientras él ya no puede mirarnos: Camina airoso al lado de otro chico moreno
que va en bicicleta; me pregunto cómo habrá terminado aquí; tan joven y tan
lejos.
"Terminamos por casualidad descubriendo El Pirata en el
puerto de Fisterra (que casi es más grande que el resto del pueblo) y su
estrecha y aguda baranda triangular sobre los muelles que me recuerdan a
Tazones.- Nos reciben muy bien, el joven camarero con aspecto de pirata y la
que parece su mujer.
"Él asegura que de noche sale a pescar todo lo que nos
va a servir y no hay ningún motivo para ponerlo en duda pues la parrillada de
pescado que pedimos tiene un sabor insólito, fresco, marinero.
"Pero a nuestro lado,-muy cerca debido a las
dimensiones minúsculas de la terraza-, toma asiento una pareja de jóvenes
madrileños que piden a su vez una parrillada de marisco (algo más cara que la
nuestra).
"Nuestra parrillada de pescado está buenísima pero es
inevitable compararla con la de mariscos que va saliendo "a rachas",
como dice el dueño: Navajas, gambones, mejillones, etc., etc-, etc.- A Morphi
se le salen los ojos hacia la otra mesa, tan próxima que podríamos arrebatarles
su comida.
"Es una ocasión excelente para auto-observar el
mecanismo de la Envidia y el de la negación de la Envidia, que suele ser mi
reacción en semejantes circunstancias.
"Hacia el final del banquete, los madrileños le comentan
al dueño que están aquí porque se lo ha frecomendado el chico c anadiense.Yo me conformo con hacer eco y decir que a nosotros también nos
ha traído él. -Entonces "El Pirata" nos cuenta que el canadiense vino
a Fisterra como peregrino y que él se lo encontró en la calle víctima de un
ataque epiléptico; lo acogió primero en su casa con su mujer y sus hijos y
luego le alquiló un piso. Aunque en general -añade socarrón- no se fía de los
peregrinos. Le garantiza comida y alojamiento a cambio de repartir propaganda.
' Ël no la reparte como los demás; es una persona
de corazón. Y si tiene algo desagradable que decirte, te lo dice a la cara. Es
noble. No le gusta que le manden'.
"Según va acumulando los elogios, se hace más
evidente que siente un amor desmedido por él y que no le importa pregonarlo. Me
conmueve esta inusual relación entre el treintañero gallego y el Rimbaud
norteamericano. No es frecuente ver a un hombre con el corazón tan abierto a la
amistad.
"-Y si algún día volvemos a Fisterra no iremos a otro
restaurante sino al Pirata.
"Por la carretera hacia Muros surgen playas lacunares de ensueño, sin un
alma. Es lo más hermosos que he visto en la hermosa Galicia. Damos una vuelta
por Muros que nos parece demasiado bulliciosa y algo quinqui. Regresamos al
cámping de Santiago pensando ya en largarnos cuanto antes.
"18
de julio. Santiago-Poio-Vigo-Salamanca.
"Hoy es el día de retornar a donde estuvimos con
Morillo, Guille, Carmen García-Joya, Anabela Priyzstupa y Féren a finales de
febrero de 2006. Entonces, volviendo de una cascada que hay en Poio en la
desembocadura de un arroyo sobre la ría de Pontevedra (Muiños da Freixa), nos prometimos
volver.
"En tres años y medio el lugar ha cambiado bastante. El
prado es ahora un campo de fútbol de césped sintético de "última
generación", como si hiciera falta aquí suplantar a la yerba. Ya no están
los cisnes que intentaron morder a Morphi. Y en el sendero del torrente han
puesto un panel explicativo que, por supuesto, ya ha sido vandalizado por los
grafiteros. Nos quedamos un rato escuchando la canción del agua y evocando
aquella excursión de membrillos de aquella Semana Blanca.
"Sin subir al hotel La Vionta ni al cementerio donde
nos sucedieron cosas tan extrañas (descritas en otro diario) nos dirigimos a
Vigo. En la Estación Marítima le compramos un sombrero australiano a un negro
de Centroáfrica; nos informamos de los barcos para las Islas Cíes, pero no
hacemos la travesía en vista del montaje grunge de
luxe que se presiente en lo que era un territorio
virgen en los tiempos de bohemia de Bernardo y del Festival de Ortigueira. - Me
acuerdo mucho de mi compañero de aventuras en el Norte en el 81, en el 82 y
parece que desde siempre: Es verano, estamos en una carretera perdida de
Galicia y él se ríe no sé exactamente de qué, tal vez de mí.- Él me enseñó a
viajar, a no tener miedo.
"Poco a poco va desapareciendo la vegetación norteña,
las hortensias y las montañas. El Clásico resiste las cuestas. La carretera
nacional desde Orense a Zamora con señales que avisan del cruce de
"animales sueltos" sobrecoge por la extensión de la llanura, los
encinares y la falta de almas. Estamos de nuevo en Castilla.
"Nos relevamos bien en este trayecto marathoniano, de
modo que alcanzamos la capital universitaria sin agotarnos y antes del
atardecer ya estamos levantando la tienda en el cámping Don Quijote de
Aldealuenga, a 4 kms. de Salamanca. Debajo de los sauces, las ctalpas, los
chopos y los olmos. En la ribera del Tormes.
"19 de julio. Salamanca.
"Día en que solo saldremos del Don Qujote para dar un
paseo al atardecer por el casco antiguo de Salamanca. Ayer fueron muchos
lugares y muchos kilómetros y hoy nos esforzamos en hacer el gandul lo más
posible: Piscina, yoga, lectura, comida en el restaurante del cámping y la
etapa de Verbiers en el Tour donde Contador consigue el maillot amarillo con un ataque
impecable en la subida. -La Vuelta a Francia está siendo nuestra compañera en
este viaje. Estábamos deseando ver la derrota de Lance Armstrong a manos de
"su gregario", y hoy se ha
producido. Un ambiente de euforia reina en el bar-restaurante-salón-social del
cámping después de la victoria de Alberto Contador: De algún modo se demuestra que las
competiciones deportivas -como pasaba en la antigua Grecia- unen a las
naciones: están muy interesados en el ciclismo no solo los españoles sino
también los holandeses, los alemanes y los franceses que acampan aquí.
"No llevamos tanto tiempo en la ribera del Tormes
-entre Cabrerizos y Aldealuenga- pero ya algunas personalidades se van
destacando: La camarera eslava de pómulos estragados y bellos ojos en los que
titila un rastro de terror; la joven empleada grunge Inma, irreconocible sin su
uniforme naranja; la niña de dos años de ojos celestes; el padre vasco triste;
la pareja de vecinos asturianos con su mohína hija adolescente; los
niños-novios de 10 años; etc... Pero entre todos ellos destaca con su voz
atronadora el factótum Jose cuya carta de presentación no pudo ser más bruta ni
más agresiva: -Mientras nos mostraba una especie de gran bombilla o linterna
prendida al enchufe de la parcela, nos gritó que ¡¡cómo nos atrevíamos a
decir que la toma eléctrica no funcionaba!!;
nuestro error le había indignado sobremanera a aquel hombretón sanguíneo; yo no sabía si pedirle perdón, o marcharme del
cámping antes de sacar la tienda y los bártulos del coche.
"Quise comentar con Morphi la mala educación y peores
modales de aquel empleado pero ella una vez más me sorprendió: - Me susurró con
cierto misterio que a ella le recordaba a un compañero de trabajo en el
aeropuerto: Muy malas pulgas pero "al final
el más recto y el más dispuesto a echarte una mano" . (-¡Qué larga es Morphi!)
"La etapa de Verbiers le da ocasión a Jose de realizar
un vehemente alegato en alta voz Contra la
Tecnología en el Deporte. En alta voz porque su trueno furibundo es realmente muy
fuerte, de modo que me impide atender a otra cosa que a sus palabras aunque me
halle a 10 metros y separado por los ventanales de la terraza. -Exclama varias
veces con despecho "¡Los putos pinganillos!" Ridiculiza con repugnancia las "estrategias de equipo" y compara esta decadencia actual del
ciclismo con losTiempos Gloriosos de Bernard Hinault, Eddy Merckx, Poulidor el
eterno segundón, Ocaña, Van Impe Rey de la Montaña, y hasta Bahamontes, Anquetil o Fausto Copi. Su
conocimiento de la Historia, me tiene apabullado pues no parece tan mayor: Es como
si hubiese seguido las competiciones ciclísticas desde la época de Maricastaña,
cuando los corredores dormían en los graneros y llevaban ruedas de repuesto
colgadas del cuello y una llave inglesa en el coulotte, cuando Federico Bahamontes se tomaba un helado en la cima del
Tourmalet esperando al pelotón, cuando no había retransmisiones televisivas
porque aún no se había inventado la televisión.
"Tiene una forma dramática de exponer sus puntos de
vista. Necesita airear su furia caminando arriba y abajo y debatiéndose entre
grandes gestos y expresiones groseras, como si todo se lo tomara como una
cuestión personal: Si levanto los ojos de este cuaderno, en seguida se me
acerca provocador y tropiezo con los suyos singularmente claros y potentes,
exigiendo, reclamando, imponiendo mi aquiescencia y la de todos.
"En otros ratos en la
cafetería-restaurante-tertulia-video-club del cámping aprenderé, gracias a Jose:
a) detalles escabrosos sobre El Lado Obscuro
del Barça: conflictos de intereses
inmobiliarios entre Cruyff y Núñez, conflictos pasionales entre Laudrup y Cruyff
por la hija de este último; b) la Marcha
Verde (en la que Jose se vio involucrado); c) la universidad de Salamanca que
vivía hasta hace poco de espaldas a la ciudad y a su gente; c) la transformación
de las imprentas y librerías de la "Calle Rúa"; d) el tráfico
ilegal de ropa y equipos de montaña a través
de la frontera de Andorra; e) la ambigüedad de los límites nacionales: hay un
bar -según el testimonio indudable de Jose- donde estás entre España y Portugal
dependiendo de qué sala elijas; f) tema que desemboca en una compleja
disertación filológica pero encendida acerca del Euzkara Standard y el Antiguo Euzkara; g) el castellano antiguo y el moderno; g) lo que a su vez le lleva... - Tiene carrete
para rato. Da la impresión de poder defender diferentes discursos desde las 9
de la mañana -cuando le veo tomar su primer café del día- hasta la noche,
cuando suelo visitarle. -No tolera de ninguna manera que se dude de su
testimonio y todos percibimos que se volvería loco si alguien se atreviera a
hacerlo. -La muletilla favorita de Jose, o su lema es: "Lo que estoy
contando es verídico".- Cada vez me
cae mejor y le admiro más aunque solo sea por esa pasión que le pone a todo,
por su intransigencia, por el enorme debate que mantiene noche y día contra la
mentira, las falsificaciones y los "putos
pinganillos" que yo también detesto
ahora con toda mi alma lo mismo que las
repugnantes "estrategias de equipo".
"Cuando cae el sol nos dejamos caer en coche por el
carreteril del río hasta la "Roma chica", así afirma Jose que llaman a la
Helmántica... -(¡Cualquiera se lo discute! ; habría que tener al menos el mismo
interés en llevar razón que él...) Y sin embargo nada hay aquí de similar a la Septimontinata.-
"Me gusta que se entre todavía a la famosa y renombrada
urbe de Unamuno por un camino estrecho que pasa delante de la residencia de
ancianos. El cartel de comienzo de población es pequeño, anticuado y modesto
como el de tantos pueblos perdidos cuyos nombres casi hemos olvidado.
"Sí: Es el tipo de fantasía provinciana que me lleva
asaltando más de media vida. Salamanca era mi utopía de aburrimiento burgués
(...)(...) (...)
"¿Qué tengo que ver yo con aquello? ¿Y Javi Marcos, el
amigo notable que me invitaba a su casa hace 25 años? -Le evoco intensamente
todo el tiempo pero no le cuento nada a Morphi porque, creo, me va a decir, que
no hago más que evocar ausentes, fantasmas, ex , muertos. -Aquellos viajes de mi juventud me
parecen ahora aún más hermosos. Recuerdo que siempre venía en tren, y que salía
de la Estación del Norte (de Príncipe Pío), y aquel mundo de trenes, los
regalitos de música que solía hacerme Javi: grabadas por él mismo en cassettes
naranjas de magnetofón pequeñas joyas como Relaxin
at Camarillo de Charlie Parker, un
concierto para piano y orquesta de Brahms que en general me dejaba frío, y otro
de Rachmaninof que me gustaba mucho más.
"Me emociono comprendiendo en silencio que él fue mi
maestro y ahora daría cualquier cosa por ver de nuevo su querida cara de rana
Kermit.- Decido guardarme todo este curso de pensamiento para mí solo, - tal
vez cansado y aburrido de mí mismo y de acordarme tanto de Bernardo en
Galicia, de Juan en el Algarve, de Marcos o de Amable o de Vicente Valero en
Ybbozzim...; siempre amigos perdidos por todas partes. -Me avergüenzo de mi
nostalgia y no, no se lo voy a contar a Morphi; - así mi Alma no se abandonará
a la niebla dorada de los viajes a casa de Javi de Salamanca, en calle
Jardines, cerca de santo Tomás de Cantérburi
a finales de los 80, cuando todos éramos como personajes de Cuéntame pero no sabíamos que trabajábamos en esa
serie.
"Me callaré, estaré medio triste, medio ensimismado y
así casi no recordaré aquel tiempo en que fui feliz junto a mi notable amigo,
mi compañero a lo largo de maratonianas jornadas de aprendizaje y de discusión.
" Salamanca estaba llena de cafés, bares, pubs elegantes y todo tipo de
locales que nos suministraban bebida, asiento y espacio para fumar. Javi me
enseñaba cada uno desos sitios preciosos con la misma solemnidad, -o tal vez
más-, con la que me enseñaba los monumentos importantes. Desde primeras horas
de la mañana, se nos podía ver,- como personajes de una novela semi-cómica,
semi-cínica de los 80 donde todo acaba de la peor manera posible- pateando las
calles de Salamanca: Nos lanzábamos a nuestra pasión principal que era caminar
y caminar conversando y fumando sin interrupción hasta que decidíamos
refrescarnos en alguno de las múltiples y deliciosas tabernas de la Vieja
Ciudad Universitaria. -Al mediodía no hacíamos ninguna pausa, porque comíamos cerveza y tapas diversas; en
seguida pasábamos a las cafeterías con visillos bordados y estanterías con
libros y pedíamos café y fumábamos de nuevo a pleno pulmón: A veces por pura
excitación, encendíamos un cigarro con la chusta del anterior. Porque estábamos
de vacaciones, y nos podíamos permitir tales licencias. Volvíamos a la casa de calle Jardines para tomar un poco
de aire fresco y seguir charlando -pero menos- tumbados en el sofá del salón
oyendo los Kindertotenlieder de
Mahler, luego el Lamento de Isolda de
Wagner y, como para terminar de asimilar todo eso, la Pavana para una
Infanta Difunta de Ravel.
"En casa de los Marcos no se podía fumar; esta era una
de las razones por las que pasábamos la mayor parte del tiempo en las calles y
en los bares.- Además Javi pertenecía a una familia numerosa: eran 9.- A veces
pasaba Inés, su hermanita de 8 años, y yo no podía evitar mirarla una y otra
vez: No era bella pero tenía una cualidad que brillaba. -(Entonces aún no me
daba cuenta de que, habiéndola visto tan solo algunos minutos a lo largo de
todos aquellos años, en realidad ya estaba enamorado de ella).
"No pensaré en ella, no pensaré en ellos... -Pero es
con una extraña ansia -como el desasosiego de los que andan arriba y abajo
agitándose para aventar el dolor-, con una extraña tenacidad, que busco Santo
Tomás Cantuariense. Todos mis recuerdos me llevan allí. No sé por qué. No
recordaba la calle Zamora. No pienso más que en nuestro tío Tomás Dorado que
fue director de La Gaceta, al cruzar la bulliciosa Plaza Mayor. -Más muertes,
más muertos, más recuerdos...- No siento el menor interés por la catedral ni
mucha por la fachada de la Universidad con su recóndita rana... Como si en la
pequeña capilla estuviera el tiempo perdido, lo que he venido a buscar...
(Patio de las Escuelas Menores... Un sueño de Javi donde oía una misteriosa
música... Ya no recuerdo).
(...) (...) (...) (...)
(...) (...) (...) (...) (...) (...)
"21
de julio. Salamanca, Cámping Don Quijote.
"Hoy por fin hago la crónica de la jornada en que no
saldremos para nada del recinto del cámping. Es un raro orgullo y la emoción se
me agolpa en el pecho como si fuera a pronunciar el pregón de las ferias de mi
pueblo, pero...¿cuál es mi pueblo? - Astalgorza o Askalgorza, un ciclista del
País Vasco extremadamente espigado (más de lo normal para un ciclista), ganará
hoy la etapa de montaña gracias a una
meritoria escapada. Alberto Contador afianza su liderazgo; Armstrong ya se dio
por derrotado ayer. La crónica de Carlos Arribas en El País es una pieza
maestra de literatura épica y su lectura un placer muy superior a determinados
juegos sexuales; da igual que hayas visto la etapa por la tele el día anterior
o que el periodista Arribas te la cuente por primera vez; todos los días espero
con ansiedad la crónica del Tour dese
magnífico escritor y me la leo de un golpe, sin respirar.- Jose perora,
diserta, declama, disputa, monologa, retuerce incansable su retórica haciendo
retemblar con su vozarrón los ventanales.- Los campeonatos de natación
sincronizada están regando de medallas al deporte español.- Sí, acaso no haya
demasiado que contar cuando no sales del cámping, pero la tarde prosigue su
tránsito de sombras, el viento se va calmando igual que todas las tardes, el
tono del Cielo se va apagando de forma gradual pero con una sensación de
sufrimiento, semejante a un parto, a una obstrucción: Del atardecer a la
anochecida, luego del anochecer a la noche cerrada, y así...- Soy feliz cuando
distingo tras larga contemplación del Cielo, el primer lucero, Venus? -Y lo sé.
Hoy hacemos el Amor.
"22
de julio. Salamanca.Ibidem.
"Etapa de montaña muy peligrosa donde se lucen los
hermanos Franz y Andy Schleck (del antipático país de Luxemburgo). Contador les
da palmaditas en las grupas y ejecuta la mayor injusticia: ¡descuelga a su
propio compañero de escuadra Kloden que casi ha dado la vida por él en esta y
en numerosas etapas anteriores! - Sí, es verdad que Contador no deja de mirar
atrás arrepentido, como una ternera que
se ha fugado con dos hermanos-lobo desconocidos dejando atrás a su madre
abandonada y muerta. Lo más noble sería esperar al desfondado Kloden y sufrir
con él el puerto aunque se escapen los Schleck.- Ha sido un error dramático;
los locutores no saben qué decir. Lo peor no es el sentimiento de culpa de
Contador ni su mirada atrás solo para que la cámara le grabe, dé fe de su sincero
arrepentimiento. Lo peor es la palmadita en la espalda a uno de los Schleck
como dándole a entender: "Gana tú; yo voy
a por la General". Eso y su gesto de
cabeza hundida al cruzar segundo la línea de meta: Derrotado en maillot
amarillo y con todos sus putos objetivos de "estrategia de
equipo" cumplidos. -Ha sido una
etapa bastante triste que mañana comentará Carlos Arribas por escrito y comenta
ya mismo en tono muy muy alto Jose, más indignado que de costumbre, colérico,
arrebatado, algo más que enfadado con Contador por no haber disputado el
triunfo de etapa. "¡Los putos pinganillos!", exclama con una especie de rugido. "¡¡Vais a ver el
Tour vosotros porque YO no lo veo más!!".
Tiene razón, una vez más, en el fondo pero no en la forma de decirlo: Es
increíble el desprecio y el despecho con que ha dicho "vosotros"; uno
se siente insultado. Pero "nosotros" -espectadores de varias
nacionalidades y condiciones apiñados en torno al televisor colectivo de pocas
pulgadas del cámping, no tenemos la culpa de que Contador haya hecho eso.- Y
sin embargo, con sus gestos, con su mirada furiosa, con toda su actitud es evidente que nos lo echa en cara: - "Nosotros"
tenemos en el fondo la culpa de los pinganillos y de la degeneración del
deporte, de la "degeneración en general" de la vida. Tiene razón. Por
eso, como ya vamos conociendo a nuestro
líder, al factótum o máximo responsable de este cámping o sociedad utópica (es
decir, sociedad prácticamente perfecta), le dejamos que se desfogue y bajamos
la cabeza abochornados.
"El
Día que No Existió...
"En el día que no existió del viaje que no
fue, sucedieron las cosas que no sucedieron.
"En el día que no existió
aproximadamente entre el 22 y el 23 de julio de 2009..., semejante a la pura
equivocación, manchado de forma muy tenue por la mano de Dios, apenas
comprensible... Semejante al miedo a la madrugada, a ese deseo de vagar
mientras todos duermen, tal vez de acercarse a ellos para hacerles daño, o
reírse de sus miedos desde otro mundo.
"(Ojalá no se desperten:
Empezaría a existir esa noche, se comentaría al día siguiente, el famoso Día Siguiente
donde escribe el cronista sobre el Ayer que existió, entre desayunos con
actualidades y noticias del Coche Fantástico:
"una trepidante aventura de un hombre que sí existe en un
mundo lleno de peligros"...)
"El día que no existió no es
ese día que de ninguna manera debería haber existido, el que le costó más
trabajo terminar al que escribe la novela de las vidas. -Los personajes
circularon inconscientes y sonámbulos, sufriendo incluso un poco menos.- Fue
capítulos después, mucho después, cuando se dieron cuenta de lo que habían
perdido.- Y odiaron intensamente ese día.
"¡Como si se pudiera odiar la
estructura de un día! - El día que no existió no es el día negado por el
convaleciente que dando la espalda al sol, renegando de los arcos naturales,
pretende el desatino insostenible de atravesar de un solo alfilerazo el papel
de varios días.
"El día que no existió, el día
de la Poesía. No estuve del todo despierto. Tampoco profundamente dormido. A
medias feliz, a medias muerto. No hice las cosas bien. No fue un mal día. No
fue el Día Perfecto.
"Fue un día que no existió. Una
rareza.
"Del día que no existió apenas
recuerdo nada... Pasan a veces, eso sí, ráfagas. Como el sabor de
enamoramientos que no fueron, ideas de dudoso interés, actividades fascinantes
y a la vez completamente inútiles como las del sonámbulo. -Puedo sentir aún
algo, un eco de aquel día, lo percibo sobre todo cuando me paro a oír el
viento...
"23
de julio. Peña de Francia.
" Salimos por la mañana hacia el aislado
peñasco que conocí hace muchos años gracias a mi padre que me llevó a la Peña
de Francia. Allí me contaba las peregrinaciones de Unamuno, en burro. - (En
general, nuestros ídolos del 98 eran grandes caminantes incluyendo al erudito
Menéndez-Pidal. Intelectuales campestres o camperos).
"Por las calmas y vacías dehesas salmantinas donde el
toro pace en armonía con el caballo, uno no se puede imaginar la Peña envuelta
en bruma y asaetada por una llovizna pertinaz de las que te calan en cuestión
de segundos.- Me emociona este confín arisco. Así habíamos fantaseado el Finis Terrae -Morphi y yo, cada
uno por su lado-: Inhóspito y tenebroso.- Pero me emociona sobre todo el recuerdo de
papá y de don Miguel que hacía aquí de vez en cuando retiros de 5 días para `no
ir del barullo al barullo´·, y poder
oírse a sí mismo... Y el tiempo no caía, aquí arriba en la Peña `gota a
gota´ sino `copo a copo´.- Qué sabio y qué poeta es don Miguel en
cada una de sus líneas -mientras no sean versos.- Incluso en un pequeño texto
para turistas en el feo claustro del monasterio.
"Tomamos un vino y una tapa de chorizo en el flamante
restaurante-cafetería medieval que acaban de abrir junto al lugar de
peregrinaje y la antena de Retevisión. ¿No sería mejor instalar estos aparatos
sobre el mismo pináculo de la ermita? Los de Coruña de los Condes tuvieron por
una vez una idea de vanguardia: Castillo cruzado con avioneta...- Es verdad que
no eran el colmo de la hospitalidad pero creo que con eso querían decir que no
eran tan carcas ni tan retrógrados: Uno del pueblo fue "el primer hombre que voló" (enunciado
un tanto ambiguo pues se puede volar sin inventar el avión). Hizo algo tan
moderno ya en 1793. Los demás, el resto de la humanidad que no ha nacido en
Coruña de los Condes- dedicaron los siguientes 100 años a recortar la distancia
tecnológica que les separaba de aquel pionero. "Sois imbéciles", eso es lo que creo que nos querían decir.
-¡Con lo tranquilo que se está en el pueblo sin un alma!; hasta los stressados niños de ciudad veraneantes terminan calmándose sobrecogidos por la
densidad de los fantasmas. -- Y enfrente del castillo donde se estrelló la
avioneta del siglo XVIII, "el Cid camino del destierro,/ con doce de
los suyos,/ por la terrible estepa castellana;/ sangre, sudor y polvo/ en las
duras aristas de las armas".- Es
decir: "El pasado y sus glorias hace mucho que se han ido; este es
solo un lugar de paso hacia un destierro más lejano"; un lugar
de paso como los que salen al comienzo del Cantar de Myo Cid: es la aldeucha donde la niña les da agua:
más olvidado, más destierro que el propio
destierro.- "El futuro no merece la pena: La aeronáutica nos da risa porque hace siglos la inventó uno
del pueblo; no te lo vas a creer y nos da igual. La vida es lo que no merece la
pena".
" -Ahora veo hasta qué punto son profundos los
castellanos en su falta de locuacidad (no es el caso de Jose, que será un
re-trans-terrado). -No creo que vayan a seguir mi recomendación de instalar
toda clase de repetidores y antenas en los pináculos de la catedral de León,
artificios eléctricos que en las noches de invierno reproduzcan el horror de
las tormentas sobre el castillo del doctor Frankenstein.
"No hay mucho ruido en la posada del monasterio pero en
la capilla de la Virgen bonita alguien habla a voces: no son los visitantes
sino el cura; tendría que haberle llamado la atención y elegir con cuidado las
palabras más mordaces para recordarle que está en un templo. -tal ve esto nos
hubiera llevado a esa larga discusión teológica con la que siempre sueño
mientras todoelmundo me dice o que Dios no existe o que sobre Él no se teoriza.
"Cruje y rechina en la posada una puerta en manos de
algún viento. Parece que estamos solos, congelados en ese instante
inmediatamente anterior al ataque fulminante de los vampiros. Pero veo algo que
se mueve debajo de una imponente mole de madera negra, una armadura y las
paredes pétreas...; sí, es la pierna del joven camarero latinoamericano, la
menea en su soledad tal vez somatizando las ganas de salir corriendo de aquí.
-Y ese chirrido metálico se convierte en la principal fugura de sonido y yo me
creo que puedo escuchar lo que me dice el viento, el Espíritu. Es papá por
supuesto, pero también todos los espíritus chirriantes, tensos siempre,
erráticos desencarnados que están de alguna forma en el espacio y a la vez ya
no están, no pueden, des-encarnados, estar del todo ya.- Puedo soportar la
emoción desagradable, el niño-miedo incluso a la misma palabra phantásmata. Mi oración de
pequeño siempre era la misma: "Sé que existís y que estáis cerca,
puedo sentiros; pero por favor no os manifestéis mucho, y sobre todo no me
aterréis".
"En chillidos de unos niños ahora en la piscina o en el cu-cú de
los palomos también habla el Espíritu. Y en el desatino de la anciana supuestamente
loca, en la madrugada.- El Loco: energía infantil en descontrol aparente.- La
expresión del animal en la tarde de canícula. El miedo a los muertos, las
emociones imposibles de sostener: el gran miedo a que no haya nada, a que el
corazón se equivoque: que no haya Dios ni Poesía ni futuro para la humanidad.-
Soportar la verdad desagradable de que el ateísmo es verdadero lo mismo que su
opuesto: que Tú eres lo único que existe y alguna vez en sueños puedo verte:
sonriendo imprevisible, siempre más sutil, más seductor que mi sueño...
"Rezar desde el miedo a no creer. Atravesar eso como
aguantar la música atonal que hace daño, como las partes de los conciertos de
piano en que Beethoven llora y llora, gime y se retuerce de dolor en escalas
descendentes que antes me obligaban a no
oír más, a dejar de llorar, y ahora cada vez tengo más dulzura, más paciencia
para recibir eso, hasta un apetito por esos sabores de sonido límites, como el
chirrido de los goznes desta posada de la Peña de Francia movidos por rachas de
viento, caprichosas como los roces del metal contra el metal, y a la vez
dotadas de intención y de significado.
"(...) (...)
"24
de julio. Regreso.
"No le he dedicado ni una sola línea a
nuestra vivienda desmontable. Me proporciona cierta seguridad: Siempre
tendremos esta magnífica tienda de campaña si las cosas se ponen feas y España
cae a niveles de escasez semejantes a los de Argentina en los 80 como augura
Ignatius (que la gente pasará de ganar 3000 €, a ganar 300).
"Deconstruimos nuestro habitáculo pausadamente y como es la tercera vez que lo hacemos, lo
hacemos mejor. No deja de asombrarme que un pedazo de lona, varillas y cuerdas
pueda alzarse vivienda, y admiro al ingenio que la diseñó para que millares de
excursionistas como nosotros la disfruten tras comprársela en la multinacional
Decathlón. No lo dude: Compre Quechua y no se arrepentirá.
"Finalmente la lona yace en el suelo, hecha un guiñapo;
nosotros consolamos su tragedia acicalándola un poco, quitándole las hojas y
enrollándola para meterla en su ataúd. -Toco "Adiós Muchachos" sentado en
el morro del coche y me parece un poco estúpido emocionarme...
"No sé por qué me he despertado pensando que Jose es un
Vengativo y no un mero Charlatán. Con la fuerza de convicción del primer
pensamiento se me ocurre un experimento: Si cuando
le anuncie que nos vamos, muestra alguna clase de pena, entonces es un
Vengativo; si no, un Charlatán. Esto no
tiene ningún fundamento pero me resulta indudable. Así que sigo haciendo mis
cosas, me olvido del asunto y dos horas más tarde arribo solo a la cafetería y
le comunico a Jose que nos marchamos. - `Tan pronto´, dice él con voz, por una vez, suave.
Será por espíritu comercial, por amabilidad profesional pero me halaga
muchísimo confirmar mi hipótesis: Es el Matón Bueno, Robin Hood, Luis Candelas,
el Zorro. Le contesto -excesivamente alegre- que se nos acaba el dinero y él
también se ríe, hasta el vasco cabizbajo ríe.
"Antes de partir, Jose nos regala un excelente vino de
Toro y yo juro y perjuro que volveremos, mientras me pregunto cuántos le habrán
dicho lo mismo y no habrán vuelto nunca.
"Antes de comer alcanzamos la ciudad de Santa Teresa y
sus famosas murallas. Creo que Ávila se ha convertido en un monumental suburbio
de Madrid como demuestra el ritmo trepidante del párking subterráneo y la
estrepitosa excitación de los niños de la plaza con soportales frente a una de
las entradas principales al recinto amurallado.
"Nos acecha el Síndrome de Soria, las caras de asco a
la castellana pero aquí todo el mundo va aceleradísimo, como los niños en la
vorágine de sus juegos, y no nos miran mucho.
" Comeremos junto al embalse del Burguillo en un sitio glam desos que te sirven spaghetti
sin queso ni mantequilla ni nada y luego
te cobran 20 eurazos. Es, con diferencia, la peor colación y la más equivocada
de todo nuestro veraneo pero no nos enfadamos porque la terraza sobre el
embalse tiene vistas muy hermosas. Una sola pareja disfruta de la playa allá
abajo y de toda una enorme superficie de agua. La playita es perfecta y hay
muchas más. Mientras tanto la Costa del Sol será una plaga de chinches. -No
deja de asombrarme el asunto de la densidad demográfica.
"Por la carretera entre encinares hacia Toledo, una
densidad de policía infrecuente. Por fin nos da el alto un joven guardia civil
cuya voz amable me tranquiliza de inmediato. Solamente me advierte de que lleve
conmigo el papel blanco del seguro además del verde. No tengo ni idea de lo que
me quiere decir pero sonrío agradecido a su tono y a sus modales más que al
contenido, para mí ininteligible, de sus palabras. Morphi sí se ha enterado de
todo. El joven guardia sale al medio de la calzada y nos da paso con gestos
marciales que parecen escoltarnos. `Quien nada debe,
nada teme¨, sentencia Morphi mientras
seguimos nuestro camino triunfales."
(...)
HOY
HE VISTO A DOS FELICES
Hoy
he visto a dos felices
Mientras
iba a mi trabajo,
Tallador inmoralista
De
arduas masas de membrillo.
Pasaron
en bicicleta,
Pasaban
con otro ritmo.
Como
seres de otro mundo:
Barca,
río y alameda.
¿Por
qué iban a ser infelices si aún no estaban casados?
En
torno a ellos la ciudad
Iba
extrayendo un espasmo
En
el confín maquinario
De
la excavación del odio.
Y
ellos, los dos felices,
Ajenos
como escuchando
El
fondo de playas suaves
Tras
el trepidar del hombre.
Ella
se giraba sonriendo
Como
si así le animara
Y
él fuera aún muy novato
En
paseos de pareja.
Sus
caderas en el chándal
Y
su pecho en el jersey
Blando,
novia bien amada.
Él,
torpe, se sonreía.
Entonces
cambió el semáforo
Y
luché entre la rapiña de infelices,
Sonriendo,
todavía fascinado,
Por
mi espacio hacia el trabajo.
EL ALMA, Yo,
debía resolver todos los enigmas:
Ese había sido
el estado de espíritu de mi Señor al final de aquellos años en Vieja Ciudad Costera
del extremo Sur de Europa. -Yo adoptaba sus denominaciones, y así ,en parte, transigía
con Lavadores de Manos; y su
pensamiento, y su voz, entraban en mí-: (Antes yo siempre rimaba).
Mi Señor había visto a dos felices y les había envidiado.
- No llegaba a
decirlo así, con todas las palabras, pero era evidente: Se moría de celos:- He
aquí la simple explicación de su problema o poema: La pareja de ciclistas era por lo menos 10 años
más joven que él.- Les envidiaba su
juventud. - Él estaba de camino a su trabajo; ellos en cambio dando un
paseo cerca de la playa: Es decir, les
envidiaba su ocio.- Les envidiaba sus
cuerpos tonificados por el ejercicio.- Envidiaba, o deseaba (en este caso
era casi lo mismo) el cuerpo de ella,
que se imaginaba blando, fragante y acogedor... Como hubiera dicho él: "envidia a la tercera potencia y con
subíndice",.
Mi Señor no desperdiciaba ocasión de
agitar su sexo. Era capaz de masturbarse durante
un silencio de semifusa lo mismo que de dormirse
en el bigote de una gamba, como habría dicho él robando frases de aquí y de
allá.- Antes yo así no hablaba...
-Pero les
envidiaba sobre todo el Amor: Joven, ocioso, fragante. - Mi Raptor, mi
Benefactor había perdido toda inocencia de Eros, todo contacto con esa fuente. Era nula su capacidad de enamorarse tras
tantas aventuras... Sí, tenía pareja, amor estable; pero del mismo modo que
determinados psicópatas asesinos se casan y llevan vidas en apariencia
normales.
- Entonces vi en el espacio entre mis ojos y las cosas, algo
así como una mancha o fumarola azul,
blanca y negra, una pulsación difuminada y fugitiva, una constelación
semi-imaginaria de energía; era su horrible ripio de los que había visto tan
felices. Aquel ente flotaba, se contraía
como un órgano, se dilataba en el aire, como si se debatiera en los estertores
de la muerte, semejante a la muerte boqueante de los perros y de otros
animales, y caía al suelo tras haber
cumplido su vida, su misión: Miré el prodigio abriendo los ojos hasta notar la
tensión de mis párpados. Quedé contemplando el espacio y no vi otra vez sino el
suelo, limpio y blanco. La mancha desvanecida, aniquilada, sin rastro de
materia. Como si nunca huniera existido.
- Cuanto antes
descifrara todos sus fraudes de poemas o viles acertijos de drogadicto egoísta,
antes sería libre de mi trovador Raptor, aquel fanático de la Poesía. Por lo menos
llevaba 46 años perdiendo la cabeza por esa Señora
- Estábamos en el 2009 y mi Señor gracias a estas y a otras
impresiones empezó a soñar con el campo.
De nuevo.
Empezó a
detestar las ciudades.
Otra vez.
- Pero sobre todo empezó a soñar que se encerraba con su
mujer en alguna soledad perdida donde nadie les distrajera. - En realidad, cuando
vio a los dos felices, lo que había empezado a echar de menos, era el Amor.
Y DE REPENTE
allí estábamos los dos, cara a cara en el caserón.
Confluyendo su
historia con la mía, su narración con la mía, su novela y su poesía:
Era el 1 de
septiembre de 2009 y mi Señor estaba en una extraña casa de campo en medio de
una ancha tierra cubierta de cereal. A lo lejos un río que se empantanaba en
ciénagas pero que, imperceptible, seguía su curso en dirección al sol poniente,
hacia la Costa, hacia el Portugal lejano...
- Reconocí la casa porque ya habíamos estado muchas veces
en ella en la imaginación: Era su fantasía para el invierno: Una madriguera con
chimenea y bien provista de todo tipo de substancias: Deseaba una intimidad
navideña con su pequeña familia en una soledad
perdida pero al mismo tiempo poseer
una frasca de marihuana de 5 kilos y una piedra de cocaína del tamaño de una
pelota de tenis.
...Y toda clase
de criaturas vivientes devorables -pollos,
pavos, cerdos, terneras lechales, besugos frescos, rodaballo y hasta lomitos de
canguro- en la nevera. Le gustaba usar el horno para flambearlos con Rémy
Martin. Pero igual que bautizaba con licores sus platos caníbales favoritos, se
regaba a sí mismo con vasos anchos y tintineantes de dos variedades de whiskey químicamente incompatibles...
Desde las 10 ó
las 11 de la mañana, con la excusa del "aperitivo", el Borracho ya
empezaba a cacharrear con el vermú, la botella de Pedro Ximénez o la simple
cerveza o el tinto de verano. Substancias y nombres a las que yo había debido
de acostumbrarme.
Mientras tanto
no paraba de cortar zanahorias y de cocer escarola, patatas blancas y brócoli
como si estos aromas pudieran tapar el dulzón de carne de cordero asándose con
toda su grasa en el horno. -Para cuando ya estaba en su punto el asado, lo
dejaba reposar y la emprendía con un pudding.-En
cuanto lo dejaba en el interior del horno, volvía a beber, a menudo cambiando
de substancia para ver qué le pasaba. Yo le sugería que se fumase un buen porro -ya había aprendido a decir esta clase
de vulgaridades- para poner colofón a su Mañana
de Ama de Casa Aburrida en el Invierno en el Campo.
Lo que más le
gustaba era esa hora totalmente muerta de las dos de la tarde; todavía
demasiado pronto para comer; demasiado tarde para volcar otro vermú u otra
cerveza. Eso ya sería una demora, y un exceso. Por eso mejor préndete un porro. Es más científico. Es muchísimo más sano.
Y no hablemos de ecológico: Es mucho más costoso el alcohol que el cáñamo.
- Yo le aliento a mi Señor el Drogadicto a que se meta un buen mai de hachisch. Está en posesión de unas reservas que parecen onzas de
chocolate. Tendría que fumarse más de mil porros al día para que se le agotasen
antes de que termine el invierno. También le animo mudamente a que pase cuanto
antes a mayores y saque de una vez la bola: -"Total, ¿qué tenemos ya que hacer? Si el asado con su guarnición está
listo y el pudding apagado y enfriado y todos los cacharros de la cocina
limpios, colocados en su sitio, el suelo barrido, la mesa puesta, el reloj en
hora.- Las dos y cuatro, la hora muerta.
Lo tienes ya todo hecho. Ahora pegan unas lonchas ", le martirizo.
Los pequeños
ruidos que hace a solas liándose su
sórdido porro de cáñamo prensado y aceitoso, me hacen despreciarle hasta
extremos físicos: Parece que la cocina va a salir ardiendo de lo mucho que le
odio en esos momentos. Es algo más que ganas de golpearle o de hacerle sangre,
va más allá de desearle con tenacidad la muerte. Es enorme el asco y la
repugnancia que me producen los pequeños sonidos domésticos que hace sobre la
mesa de la cocina al liarse su primer porro del día.
Mientras
nosotros nos dedicamos a estas rutinas de invierno, su mujer languidece en otra
estancia.
Su hijo sueña.
EL CAMPO. SEPTIEMBRE DE 2009
Pero
déjame, querida Lectora, que sueñe. No seas cruel y déjame que viva a mi manera. No me explotes. No me humilles más. No
me lleves otra vez a las ciénagas del realismo sucio. ¿Quién te dijo, oh Musa,
que yo fuera el Cronista-Periodista? ¿Dónde he firmado, como Dylan, que contaré
la verdad y nada más que la verdad? Nada menos que 1007 páginas después,
debería resultar obvio que no alcanzo a descalzar ni la suela del zapato de
Margaret Mitchell ni de su obra; - es decir, falto de perspectiva, a causa de
la proximidad temporal, déjame que lo
fantasee. Tal vez no como fue,
sino como yo me imaginaba que era y
me empeñaba en que fuera.
Al
principio todo me pareció obvio y sencillo: Llevaba casi 10 años añorando el
campo desde la ciudad: Era fácil ver montañas por encima de los bloques de las
barriadas; ahora sería al contrario: yo viviría allí atrás, más allá de las
montañas, donde apenas quede gente. Nos iríamos de la Costa y de la Urbe, al
Silencio Florido del Campo. Casi no usaríamos aparatos. No moveríamos el coche.
No gastaríamos un duro. Estaríamos cada día más fuertes y más sanos. Sería como
una prolongación del cámping dese verano pero... todo el año. Y en vez de yacer
en el suelo, dispondríamos de cama.
Todo
salió a las mil maravillas: En menos de un mes habíamos alquilado a bajo precio
(eso me pareció) la casa de mis sueños. En principio, la vivienda era lo de
menos. El agente inmobiliario Candi me mantenía hipnotizado con sus ojos
celestes y sus maneras de caballero castellano antiguo. Me parecía bien
cualquier cosa que él decidiera. Estaba dispuesto a quedarme hasta en una
vivienda que no me convenciera si a él le parecía bien. Por eso un día le
confesé, como si ya fuera un amigo, que lo que andábamos buscando no era un
piso en el pueblo ni nada parecido sino
una casa en el campo. -Eso disparó la fantasía comercial de aquel viejo hombre
de negocios. Con gélida indiferencia me informó de que su hija había ganado el
premio regional o nacional de cortes de membrillo. A continuación me contó una
leyenda de Santa Teresa de Jesús (bendita sea). En tercer lugar me confesó que
a él le encantaba el campo, como a mí, y que si no vivía allí todo el tiempo es
porque su mujer no quería. - Un halo de misterio envolvía a nuestro
intermediario y medio amigo.
Por
fin una mañana, haciéndose cargo de nuestras preferencias, Candi se sacó un as
de la manga y nos llevó a lo que me pareció un bonito chalet de los 70 en medio
de un olivar y descampados.
Nada
más trasponer la cancela de la entrada, me asombró el tamaño del árbol central
del jardín: ¡Un vetusto álamo blanco que hacía ruido y daba sombra y era todo
un espectáculo en la mañana de septiembre! Desde ese mismo momento decidí que viviríamos
allí al lado dese ser de inusitadas proporciones, el gran álamo blanco del
centro, dominando desde la altura al pequeño olivo. Son dos árboles admirables
que transmiten sabiduría y amor, entran ganas de pasar mucho tiempo cerca de
ellos.- Casi no miro el resto de la casa, hipnotizado por el árbol, por los
álamos boleanas y los rosales y adelfos y más y más árboles que empiezo a
distinguir más allá del gran álamo blanco que no dejo de admirar boquiabierto,
incluso cuando vamos por dentro de la casa yo sigo "pillado" y miro
al árbol desde dentro. Es muy hermoso.
Es
el 1 de septiembre de 2009. Ha sido
dicho y hecho: nos vamos de la ciudad al campo. Lo decidimos esta última
Nochevieja, lo recuerdo. Adiós al mar y a la urbe y bienvenidos al campo.¡Y
ahora estamos en el campo, en la casa de mis sueños, bajo el gigante
centenario! Es una felicidad grande haber hecho lo que quiero, estar junto a
una mujer que me quiere y me secunda y me acompaña. Ahora que se ha desvanecido
el Amor, sé que la amo.
Estamos
en el campo y allá lejos se encienden los fuegos artificiales de las Ferias y
Fiestas del piueblo. Ni siquiera nos planteamos la idea de bajar. Estamos bien
aquí. En nuestra casa alquilada. Y parece que los cohetes voladores de colores
estallan por nosotros, nos dan la bienvenida. -Nosotros encendemos todas las
luces de fuera, todas las farolas del jardín y escuchamos el estrépito de la
pólvora. Luego allá lejos se acallan.- Yo empiezo a tocar la guitarra en nuestro
extraño patio de entrada, rodeado por hectáreas y hectáreas de campos y campos.
Suena bien y, de repente,... empieza a asomar la cabeza el primer gato: Se
mantenía a cubierto dentro de una maceta del patio; luego va saliendo otro. Son
como serpientes de cascabel fatalmente atraídas por la música. Salen, muy
despacio, como si emergieran del sueño, en total 4 gatas: una madre rubia con sus tres
hijas. Es como si aceptaran nuestra presencia: De momento se ponen de perfil,
no se entregan pero tampoco se encubren, y apenas nos miran, pero parecen
escuchar la música atentamente. - Yo no sabía entonces que aquellos hermosos
animales que de tan extraña manera se presentaban en la noche de la feria,
acabarían por robarme el corazón y sus nombres -Lola, Negra, Tigre, Copito-
prendidos a mi memoria como el Catálogo de las Bellas que me Turbaron.
Déjame
soñarlo, déjame contártelo tal como yo la novelé mientras lo vivía: -
Indudablemente habíamos hecho lo correcto al trasladarnos a vivir bajo el álamo
blanco de 15 metros de altura y tal vez 10 de diámetro. Las primeras mañanas me
levantaba excitado y lo primero que hacía era salir a verlo como si temiera que
aquel gigante de raíces blancas y superficiales, redondas y suaves como
cañerías, pudiera marcharse. "¿Cómo estará a estas horas de la mañana el
árbol?". Varias veces al día necesitaba tocar su ancho tonco bondadoso,
abrazarlo, subirme a su horqueta, besar sus ramas jóvenes, sentarme en el
repecho que hace la raíz, semejante a una serpiente enroscada sobre el césped,
quedarme absorto en el campanilleo que hacen las hojas, cada una simpar y todas
a la vez sinfónicas, más sonoras cuando las mueve una súbita ráfaga de viento.
Necesitaba
que Morphi tanto como su hijo se rindieran a la misma admiración desordenada
que yo sentía por el álamo. Por eso a menudo les sacaba el tema y pasaba horas
hablándoles de las maravillas de aquel grandullón centenario pero con el pelo
verde intensamente brillante.- No fuesen a decir de él algo despectivo como que
echa muchas hojas: - Eso más bien es un privilegio, un regalo: Porque me
permite barrerlas, rastrillar el césped,
limpiarlas, olerlas, manosearlas, mezclarme con ellas, savia con piel.- El
árbol es un asombroso fenómeno de juventud
en la vejez o de lozanía venciendo al Tiempo. Los perfumes y las mujeres
huelen bien pero no como las hojas del álamo: medio verdes, medio secas, aún
flexibles, con nervaduras como pequeños canales de terciopelo, no del todo
hojas muertas... Yo no sé qué sería capaz de hacer si alguien se atreviese a
matarlo; su vida -en mi opinión- es muchísimo más valiosa que la de un ser
humano.
-
Hasta que Morphi no expresa alguna clase de amor por el fascinante vegetal, no
paro. -Al final comprendo que me comprende, que ya lo ama un poco a pesar de
que no llevamos en esta casa de campo más
de dos días.- ¡Pero es que es muy fácil y casi automático enamorarse de
un ser tan bondadoso, tan grato, tan antiguo, tan bello y tan imprevisible! Y
si Morphi no comprende la suerte que hemos tenido al ser aceptados por él y por
los gatos, entonces no puede comprenderme a mí. - Si paso más de dos horas
lejos de él, lo echo de menos y debo volver a sentarme al pie de mi árbol. Ya
no soy feliz si no estoy todo el tiempo con él. Ni las personas ni los
animales, ni las flores ni el Cielo son tan bellos como este robusto álamo,
cuadrado y flameante como una campana en su cerro (Cerro Gordo).- Su sombra es algo más que un fenómeno
lumínico: de noche también se percibe, bajo su enramada, un cinturón de energía
más obscura. Recuerdo leyendas de gente
que se durmió bajo un árbol sagrado. Es obvio que el árbol tiene alma, un alma
sabia y longeva, un alma muy hermosa. - Sí, Morphi lo entiende, sabe, acepta que nos hemos quedado esta casa solo y
exclusivamente por el portentoso animal con hojas que es el rey absoluto del
jardín. - Pero ella va a su propio ritmo y manera. A ella las que le tienen
absorta, son las gatas. - Con frecuencia veo a Morphi totalmente concentrada en
las evoluciones de las gatas. Pasa semanas enteras observándolas en silencio. O
más bien, intentando sentir lo que sienten ellas. Quiere descifrar sus
sentimientos e ideas. A mí a veces ni me oye, tan pendiente está de los cuatro
animales.- A ella le ha dado la locura de los gatos. A mí la del álamo. El niño
sueña en su cuarto con Maquiavelo, Caterina Sforza, el Duomo de Florencia, el
incendio del Reichstag, Rocky, John
Fitzgerald Kennedy, los gangsters de
Chicago, Grand Theft Auto y la Guerra de Independencia Norteamericana.
Tiene la cabeza como un cencerro a sus 9 años- La vida es fácil para él y se
rige todavía por una ley única y absoluta: Apoyar con todo su corazón, toda su
alma y toda su mente lo que diga su madre. -Incluso indicaciones que ella
pronuncia medio en trance - mientras sigue estudiando a la gata madre y su relación distante con
sus tres crías- él las ejecuta de inmediato con la mayor seriedad. Pobre
gilipollas. Los efectos a largo plazo de la educación que está recibiendo -si
es que le estamos "educando"- más que preocuparme, me hacen gracia.
-Después de todo, tampoco el desarrollo de mi favorito -con todo el espacio del
mundo a su alrededor para extender sus ramas y crecer libre- ha estado exento
de sufrimiento y errores; su raíz retorcida así lo evidencia.
A
la semana, Morphi ha empezado a hablar con las gatas. Las gatas la entienden y
contestan con una amplia variedad de registros que van del maullido en diversos
tonos, al gruñido o la expulsión de aire por la nariz en una expresión de
rechazo. Eso por no hablar de su lenguaje corporal que es aún más elocuente. -A
veces Morphi les pregunta algo y, la que
llamamos Negra, habla; es decir
articula un "NO" que suena distintamente: un gruñido arrastrado con
una ene clara y una O bien redonda. Por un instante nos quedamos congelados. Es
evidente que un gato puede emitir, si quiere, un "NO" ... Luego la
Negra sigue comportándose de forma normal, como si quisiera tranquilizarnos,
haciendo las cosas que suele hacer un gato: En su caso morder con voracidad
cualquier clase de comida, holgazanear al sol, jugar con sus hermanas y andar
de aquí para allá curioseando.- (Por entonces aún no entendíamos lo de "la
curiosidad mató al gato" pero
pronto íbamos a experimentar el amargo sentido
dese dicho).
De
momento la vida de Negra, como la del niño, era bastante fácil. Estaba claro
que los gatos eran capaces de entendernos pero no estaban dispuestos a
obedecernos. Por eso ningún gato ha sido nunca domesticado. Cuando les intentas
enseñar alguna cucamona como si fuesen perros -por ejemplo, a darte besitos en
la nariz- te miran con una
arrogancia impasible: Eres idiota -parecen pensar- .¿Tú te has creído que voy a hacer esa
tontería por ti?-Y después de haberte puesto en tu sitio, permanecen a tu
lado sin mirarte, algo ofendidos quizás, entrecerrando los ojos como reyes
antiguos, serenos, seguros de su majestad, conscientes de que no tienen que
agradarnos ni darnos nada a cambio.
Sin embargo ellos dan la vida por nada. He podido observar
que casi ningún gato muere de viejo-: Una tarde volvíamos a casa y los faros
iluminaron el alargado cuerpecito de Lola, la madre, atropellada en la
carretera a pocos metros de la cancela de entrada a nuestra vivienda. Morphi,
conectada profundamente con aquellos felinos, fue la primera en darse cuenta de
lo ocurrido; empezó a llorar.
No fue sino el primer gato que, entre lágrimas de rabia,
tuve que enterrar de mala manera en el olivar de enfrente.- Lola había sido una
gata muy hermosa, blanca y dorada como alguna de sus nietas. Su control sobre sus crías era absoluto: A veces se situaba en la cornisa de la
ventana, donde los cachorros no podían llegar, y los dominaba con sus grandes
ojos verdes.
Con su muerte parecía que
nos había entregado a sus hijas, como si solo hubiese vivido hasta que
apareciésemos nosotros para cuidarlas. Yo entonces aún no sabía nada de la
misteriosa forma de vivir y de morir de los gatos. Por ejemplo, no sabía nada de su heroísmo sin causa.
Lola había sido la primera mártir. Y su vida había tenido sentido.
Nuestra locura por los
gatos aumentó: compadecíamos a las tres huérfanas y en cualquier detalle
creíamos ver que echaban de menos a su madre (cuando lo más cierto es que
simplemente no añoran a los difuntos porque no les lloran).- Morphi adoptó
dentro de la casa a las tres des-madradas: Botitas, Tigre y Negra, de
caracteres tan distintos como sus fisonomías.
- Botitas era blanca pero de un blanco sucio, la cara y las orejas
obscurecidas por siniestras manchas negras, igual que los pies que habían dado
origen a su nombre: Cuatro botitas negras diseñadas por la naturaleza y la
ciega genética en un capricho sin objetivo. Era silente y arisca como niguna. Y
no parecía sentir afecto o interés por los humanos. Era intratable y no
consentía acercamientos.
- Tigre lucía un pelaje gris y atigrado. A mí me parecía mucho más
bonita. Digna y elegante, tomaba sus distancias con los hombres, pero no era
arisca. Con el tiempo llegamos a comunicarnos con ella de maneras bastante
complejas. -Comprobé que para hablar con los gatos era preciso no pensar; es decir hablarles de corazón -como hacen
ellos- y no pararse a pensar en la locura que estás haciendo. Por eso el genial
personaje tontiloco de Murakami (Kafka en la
Orilla) puede comunicarse con
ellos. Recuerdo que una vez estuve casi cinco minutos explicándole a una gata
hambrienta cómo podía acercarse a la azotea de mi casa para que le echase
comida; de repente, al acabar mi explicación vi que la gata me escuchaba
inmóvil pero me sentí ridículo: cómo iba a entender una serie de palabras tan
complicadas: En cuanto subí a casa me acerqué por curiosidad a la azotea: allí
estaba la gata, en el preciso punto que yo le había explicado antes. - También escribir una novela o creerse
un personaje de novela constituye un mérito para ser un candidato al manicomio, y sin embargo algunos perseveran.
- Por último, estaba la Negra que en realidad tenía el color marrón de
uno desos trapos que hay en los talleres mecánicos, algunas trazas más rubias o
de color chocolate contribuían a esa impresión de tela mojada en aceites. La
Negra era sucia -dentro de lo sucio que puede ser un gato- y desaliñada. -Su
figura no era perfecta sino larguirucha y barriguda como la de sus hermanas
que, cuando se ponían en pie en la ventana, parecían husos o zeppelines,
vientres con la misma forma que el delfín pero peludos. La cara triangular y
enigmática como una siamesa de mala raza y peores intenciones. Los ojos
alucinantes y amarillos.- Sin embargo sería este animal prodigioso, voraz y
medio salvaje (siempre había vivido a la intemperie) el que al final nos robó
el corazón.- A Morphi ya la tenía hipnotizada para que le diera a ella las
latas de atún antes que a nadie.
Nuestro romance con las
gatas, el álamo y el campo no parecía tener fin. En tardes completamente vacuas
yo leía hastiado a Stieg Larson o la Isla
del Doctor Moreau. No terminaban de cautivarme porque me atraía más el
árbol debajo del cual me sentaba a leer. A lo largo de la tarde su expresión y
su sonido iban variando. Cada dos o tres páginas me detenía absorto ante la
belleza del álamo, le decía en silencio cosas afectuosas e intentaba
contagiarme de su espíritu que me parecía extraordinariamente sagrado y
benéfico. No conseguía creerme que hubiera tenido la suerte de vivir junto a
ese gigante.
Leía a los más fantásticos
de los fantásticos: cuentos de Martín-Garzo, Solaris, Las Tribulaciones del Estudiante Törless, y por enésima vez y de nuevo sin éxito,
empecé Las Olas. - Me parecían
excelentes y me avergonzaba mi falta de entusiasmo pero levantaba cada dos por
tres la vista del libro para mirar al árbol. Era imposible que me cansase de
mirarlo, era como estar viendo el rostro de la Diosa. (Y a veces parecía,
cuando cerraba la novela, que yo y el alma fuésemos uno, respirásemos al
unísono).
Cada vez me importan menos
los escritos. Los problemas de los estudiantes austríacos de una academia
militar me resultan extraños, me dejan frío la cultura y el aprendizaje. Mi
ídolo no ha necesitado estudiar nada. Me gustaría parecerme a él. - (Otras
veces, después de varias semanas viviendo, caminando y durmiendo entre árboles
ya fui feliz como ellos y sentí en mi cuerpo algo de la naturaleza santa desas
criaturas).
En realidad cada vez me
importan menos los hombres. Tal vez se me esté pegando también algo del
carácter arisco de los felinos. Los rosales, la hierba, las gatas, las
estrellas de noche, la chimenea, la lluvia... Todo esto me mantiene absorto
igual que la adoración continua del gran álamo blanco. Con Morphi no hablo más
que da gatas y temas afines. El niño me pregunta por la Noche de los Cuchillos
Largos y por la Noche de los Cristales Rotos. Yo se las cuento de manera que no
se pueda olvidar en su vida pero además añado la Noche Triste, la Noche de San
Bartolomé y la Masacre de Esmirna. Para mantenerlo en estado de shock.
Cuando bajamos al pueblo
parecemos zombis, hombres-gatos, forasteros de la ribera, quinquis,
extra-terrestres, hippies, marcianos,
excéntricos, chiflados o gitanos. Los lugareños siempre presuponen que Morphi
es rumana o de algún erótico país del Este; nunca española y por supuesto de
ninguna manera del pueblo. Los setentones se ponen galantes con ella y hasta se
turban un poco cuando la ven bajar en bici al pueblo. Es algo que no han
presenciado nunca.
Nos miraban mucho pero
cuando se paraban en medio de la calle a inspeccionarnos sin disimulo, al menos
no arrugaban la boca con expresión de asco como los de Soria. Más bien tenían
un aire irónico, suavemente despectivo, fácil de soportar. Esta debía ser la
famosa diferencia entre Castilla la Vieja (el Quijote) y Castilla la Nueva
(Sancho Panza). En 100.000 años de Historia humana no había sucedido allí
absolutamente nada. Ni siquiera una sola batalla famosa pues la de Alarcos o la
de Consuegra no las conocía nadie o carecían de importancia. No había nacido
nadie eminente y si los había, renegaban de sus orígenes como Antonio Gala o
les tenían que quitar el título de Hijo Favorito del Pueblo como al arquitecto
Miguel Fisac. Pedro Almodóvar por su parte había sido más cruel al mostrar a lo
largo de varias películas el proceso de embrutecimiento irreversible de su
propia madre. No contento con eso la había humillado paseándola por diversos
platós para que representase su sainete rústico y se riesen de ella. (Caramba
con el mariquita que adora a mamá). - Todo el mundo odiaba aquella tierra de la
que huyó el Quijote. El sosegado erudito y poeta Ángel Crespo profería
maldiciones cortas, extremadamente biliosas, a la manera dantesca cuando
escribía de su lugar natal; cosa que hacía poco, para no excitarse. -Era un
territorio que sacaba lo peor de uno. -Pero entonces aún no nos dábamos cuenta.
Por no haber, ni siquiera
se registraban grandes eventos históricos como los de Atapuerca Starlite, donde -a falta de toda novedad
en un presente árido -como la desolación de sus pueblos sin vida- algunos
científicos simulan cierta excitación dando un día la noticia de que Miguelón
tenía una infección en la boca o que han hallado el cráneo de un Antecessor con señales inequívocas de
haber sido asesinado. - Ni eso. Un cierto silencio paleontológico pesaba sobre
toda la comarca: Ni siquiera había huellas de dinosaurios como en Tazones donde
tampoco pasa nunca nada pero al menos pueden consolarse pensando que tiempo
atrás la playa fue un lugar concurrido donde campaban y mugían reptiles como el
brontosaurius o llegaba Carlos V con
todo su séquito y los aldeanos le ofrecían un tazón de leche caliente. -Aquí no
habían querido venir ni los dinosaurios. Los homínidos primordiales habían
preferido hacer su yacimiento-santuario en otra parte. - El ser humano aún no
existía y aquella tierra áspera y monótona, de un rosa suave, sin Historia,
preñada de secretos y de aguas subterráneas, ya estaba.
La población estaba
compuesta mayoritariamente por viejos y ancianos felices y socarrones que disfrutaban
de una salud estupenda en aquel lugar donde no había sucedido nada trascendente
en los últimos 100.000 años. Su afición favorita era comentar en medio de la
calle la estupidez de los tiempos y de las costumbres modernas. Casi ninguno tenía
coche ni lo había tenido en su vida. Usaban boina en invierno y sombrero en
verano. Se desplazaban en bicicletas de los años 70 y aún más antiguas pero
primorosamente reformadas y mejoradas. Sabían hacer toda clase de cosas con sus
manos: desde aparejos para pescar lucios con cucharilla, hasta falsificar un grabado de
Ignacio Meco, abrir surcos regulares con el arado o preparar trampas para
conejos, levantar una casilla o arreglar el motor de una bomba de agua. Algunos
eran zahoríes. Otros vivían en casas encantadas. Otros pertenecían al linaje de
los Duendes. Entre ellos era muy habitual hablar de lo que habían soñado. En
general, aquellos pueblerinos más que conversar, enhebraban relatos: Eran unos
consumados cuentistas y podían pasar horas contándote historias de... un hurón
que tuvieron y que se les escapaba de todas las jaulas hasta que... Lo que a su
vez dará lugar a que otro se acuerde también de otro "sucedido" sobre
hurones... Y así.- Lo fundamental es que eran felices, morían centenarios (así
lo atestiguaban numerosas lápidas del cementerio) y rechazaban la modernidad
como una cosa cómica y absurda. En esto se parecían a algunas poblaciones
indígenas de la Amazonia y a los míticos masais.
En general nos caían bien
aunque los mirásemos de lejos. Aunque no conseguía olvidar la suerte que había
corrido Gauguin en el pueblo de la Bretaña o Wittgenstein en el Tirol, y en
general los artistas que se empeñaron en volver a la Naturaleza, al campo y a
los pueblos.
Habíamos pedido traslado
al campo con la idea de simplificar.
Llevar una vida más ecológica y más económica.- Doy fe de que la experiencia
nos costó la salud y el dinero:
Año y medio rompiendo
palés a golpes de riñón y con un pico (carecíamos de hacha) para hacer leña y
prender la chimenea -único medio de calefacción eficaz en el caserón de Cerro
Gordo-, me causó tres hernias inter-vertebrales en la zona de la cintura.
Benditas sean mis hernias si componen mi biografía hecha carne y cartílago:
Después de todo, quizás soy algo más que un personaje virtual y virtuoso de
papel y plasma, tal vez soy un ser humano de verdad -como a veces me temo.- En
ese caso mis dolencias y taras físicas son de competencia pública lo mismo que
mi producción semanal de esperma, el estado y coloración de mis heces fecales
día a día, o mis horas de trabajo y de sueño. O el morboso asunto del tamaño de
mi pene (unos 27.96 cms. en erecciones espectaculares). . - (Puesto que los
personajes de novela carecemos de privacidad. El narrador omnisciente le
persigue más allá que las cámaras de Gran Hermano puesto que penetra también en
sus sueños, en sus emociones y en sus pensamientos más ocultos. Como hace
Margaret Mitchell con Scarlett O´Hara y su frase: "Pero eso no lo pensaré ahora; lo pensaré mañana.")
Mi cadáver será mi
auto-biografía. Sobre mi cuerpo están escritas la línea de la Muerte, las
heridas de la Vida.- Qué bonito, qué bonito. Cómo acepta el
tío, oye. Se hace viejo, se hace feo y él no llora ni lamenta. Ole el tío.
(Después de todo, mis
memorias, mi Catálogo no son sino una explicación larga y detallada de lo que
una buena antropóloga forense como la bella doctora Temperance (Bones) podría deducir a partir de la
observación científica de mi cadáver).
Nos trasladamos por
llevar una vida más natural y más sencilla pero el campo nos costó la salud y
nos complicó la vida: El regreso a la naturaleza estuvo a punto de destrozar la
estructura de nuestros huesos para siempre:-
En una zona famosa por su
sequedad, sus sequillos, sus secanos y
sus secarrales,- (la Mancha Humeda suena a algo sucio:
a esperma, caca o sangre en el pantalón del pijama; nadie quiere vivir
en una mancha húmeda- aquel otoño de
2009 empezó a llover a mares y ya no paró hasta el mes de junio.. Yo me
acordaba de Cien Años de Soledad mientras
abrigado como un esquimal y tomándome un café en una especie de recibidor
acristalado, miraba llover un día detrás
de otro y admiraba las metamorfosis y emociones del álamo en las noches de tormenta.- Yo había
instalado mi cuarto de trabajo lo más cerca posible de mi ídolo. Lo malo es que
ya en octubre empezaba hacer bastante fresco en aquella habitación toda de
cristal. Solo cuando las incomodidades
comenzaron a afectarme, me fijé un poco en los detalles de la extraña
vivienda que habíamos alquilado a causa de que en su recinto vivían,
fascinantes, las gatas y el álamo.
A todo esto yo debía
bajar al pueblo todas las mañanas para cumplir mis obligaciones laborales en
una de las dos Fábricas de Membrillo del Estado. No era la única productora de
residuos químicos en aquel lugar bucólico: La chimenea de la Olivi -una fábrica
de ácido prúsico- con su estatura de más de 40 metros, dominaba el perfil bajo
del pueblo con su castellet o caserón
normando al lado, como un siniestro palacio de Drácula en medio del paraíso de
los Cárpatos, simbolizando la sumisión feudal del pueblo a sus opresores. Día y
noche arrojaba cantidades de humo blanco y humo negro como en un cónclave
eternamente indeciso. A consecuencia destos vertidos, muchas mañanas el aire se
volvía hediondo e irrespirable. Ninguna ciudad estaba tan contaminada como
aquel pueblo idílico próximo a una reserva natural de la biosfera. Los
lugareños podían enorgullecerse de tener una atmósfera más enrarecida que la
del cinturón industrial de Pekín.
Pero el agua también era
tóxica: En una de las presas artificiales del río pudimos ver los grumos de espuma
química que producía el río al saltar, cuajarones del tamaño de pequeños
icebergs de jabón o de algo parecido, nadando en un líquido marrón y hediondo:
El pueblo entero arrojaba sus basuras directamente al río con la excusa de una
planta depuradora a la que nadie, más que los flamencos y los patos, se
acercaba porque el hedor era inaguantable. Pero además existía una cooperativa
vinícola y una fábrica de vinos y zumos que desaguaban en los cauces públicos. -
Por si esto fuera poco, el agua potable del pueblo era tan caliza que dejaba una
pátina blanca en las jarras tan solo después de haberlas rellenado 3 veces. Por
no hablar de los pesticidas, los herbicidas y abonos que se filtraban hasta el
freático y añadían más ingredientes a esa mezcla ponzoñosa que nadie era capaz
de echarse al estómago.
Apenas había industrias
pero las pocas que había tenían un tremendo potencial destructivo: Además de las
cooperativas vinícolas y la factoría de ácido prúsico, una empresa danesa se
dedicaba en las afueras a generar hélices de gran tamaño para matar aves en
vuelo. Y a tan solo unos kilómetros de nuestra localidad -en su término todavía-
estaba lo peor: Unas instalaciones militares subterráneas pero provistas de
múltiples antenas de comunicaciones; nadie sabía exactamente de qué se trataba.-
Algunos murmuraban amedrentados que la incidencia masiva del cáncer en el
pueblo tenía tal vez relación con las ondas emitidas por las antenas de los
campos militares casi camuflados en aquella tierra de nadie, vallas sin
emblemas ni carteles ni banderas en la carretera hacia el Sur, una que no
aparece en los mapas.
Y si no era por eso,
sería por el ácido prúsico... O quizás era la amargura: Había una tasa de suicidios
más alta que en Lituania o en Oslo. Tenían un aire más insano que el smog de
Londres pero a la vez eran tan infelices como los búlgaros, los más asqueados
de Europa con sus propias vidas de acuerdo según datos estadísticos: La mayoría de los varones de más de 40 años
se ahorcaban, se pegaban un tiro con la escopeta, se estrellaban con el coche
en la carretera del río o les daba un infarto a causa del abuso del alcohol.
-A los pocos meses empecé a comprender por qué
eran tan felices y socarrones los viejos nonagenarios: Para que ellos jugasen a
la petanca bromeando sobre cierta palabra inglesa que han oído en la TV y que
les hace mucha gracia, sus hijos tenían que inmolarse.- Los viejos eran de
hierro -venían de los tiempos del hierro: cuando le clavaron un cuchillo de
carnicero a José Ruiz de la Hermosa en las escaleras del teatro- y no volvían a verter una lágrima ni a
pronunciar sus nombres. Insistían en mantener su inocencia pre-tecnológica
(aunque ellos dominaran todo tipo de técnicas: desde encontrar nidos de gorrión
a fabricar un mosquitero o soldar el aluminio) y los auto-asesinatos, como el
cáncer, eran esporádicos, un accidente,
un secreto más que callar. - Las mujeres ya estaban amargadas antes de que se
matasen sus maridos, pero ahora eran más infelices y la viudez no las liberaba
sino todo lo contrario.- Los más jóvenes (menores de 40) sí eran felices y como
en todas partes manifestaban su felicidad
con estrépito. Pero alguno se adelantaba siempre y le daba un patatús en
una fiesta, anticipando el futuro de los demás. - Nadie era feliz. -Salvo los
viejos-. Para mantener la fantasía de los viejos de todo igual que siempre, todas las demás edades sufrían y perdían
sus vidas. - Pero se sometían a ellos como a los rituales de la Iglesia porque
sus viejos representaban un estado
superior de ser y ellos no habían encontrado nada mejor. Y por eso los
nonagenarios eran nonagenarios y los de 40 se suicidaban a los 40.
- Habíamos pensado que
íbamos hacia la vida pero nos encaminábamos hacia la muerte.
- Según nos adentrábamos
en el invierno -que era mi fábula de la casa de campo rodeada por la nieve,
bien provista- empecé a pasar de la canción del verano al cuento de terror navideño. La
transformación vino precedida de una serie de malos presagios como la muerte de
Lola, Gran Gata Madre. Pero no fue el
primero ni el único.
De noche, meditando en la
perfección del álamo y en la manera de adquirir su serenidad y su belleza,
podía percibir una especie de fuerza obscura que me indicaba que abandonase
aquella casa. Pero yo me rebelaba. Salía cada media hora a la intemperie aunque
siguiese lloviendo para observar con entusiasmo el comportamiento y el sonido
de mi héroe, el álamo blanco, una música que
jamás se repite a sí misma.
- En noches lúgubres,
ante la chimenea apagada, una cadena del tirador hace ruidos rítmicos como si
quisiera establecer un código conmigo de dos golpes y un golpe. - Empiezo a
sentir miedo pero rezo y me calmo y por supuesto rechazo ese juego; luego
sabremos que aquí, en este casa, murió y pasó sus últimos días no hace tanto el
padre de los propietarios. Quiere que nos vayamos. Nos está echando. Y no, no
es el viento.
- Y hubo malos presagios
de todo tipo. Pero cuando ocurren, uno no hace caso. No te trasladas de casa
solo porque te da mal rollo o porque
la chimenea apagada hace de ouija. No. -No te das cuenta de que te
has equivocado cuando Morphi te dice que has pintado las paredes precisamente
con el único color que ella aborrece y
le da mala suerte: el amarillo.- Era la segunda semana de nuestra estancia y
una voz profunda me dijo que ese detalle y otros señalaban claramente que
terminaríamos mal.- Pero yo no quería créermelo, no actuaba en consecuencia ni me planteaba
marcharme. - Eso tal vez lo haría un oriental, un gitano. No yo, medio francés
aflamencado a lo Pepe le Mokó; español
italianizante pasado por las dunas romanizadas de culta Tripolitania.
Pero tal vez lo más
lamentable del pueblo era el estado de las mujeres de mi edad. Si ser fiel era
no caer en la tentación, aquí iba a ser fidelísimo. La primera vez que las vi,
no podía creerme que estas fueran los seres humanos hembras en los que yo tenía
que fijarme por ser más o menos de mi misma generación. Estaba acostumbrado desde la
adolescencia a vivir rodeado de mujeres, chicas, damas, señoras y hasta
fulanillas guapas. En la Costa los parámetros de belleza fisonómica solo eran
igualados por las legendarias guaraníes y hawaïanas así como por los superávits
de hermosura material que se registran en algunas zonas de Polonia, Suecia,
Etiopía o la Polinesia. Había tantas mujeres
guapas que te habituabas. Se daba por
supuesto. (Es falso que haya feos y guapas en todas partes y en la misma
proporción; ya he comentado antes que, en mi opinión, el problema vasco se origina en la falta
original de encanto y femineidad de las euzkaldunas).
La primera vez que vi a
las madres de los amigos del niño, sentí vergüenza por haber descendido a un
nivel tan bajo: Eran horriblemente gordas, bastas y avejentadas; era imposible
imaginarse nada erótico con ellas. Me sentía profundamente humillado al verme
en su manada: ¿Será que yo también había envejecido y me había afeado y no me
daba cuenta y que a partir de ahora los animales de mi especie iban a ser para
siempre estas matronas chillonas y vulgares? ¿Eran ellas las que me
correspondían? Una insoportable tristeza me invadió y empecé a entregarme a la
depresión estacional que muchos padecemos a partir de octubre.
No me preocupaba que no
llegáramos a fin de mes o que la casa cada vez mostrase más manchas, aspectos
indeseables y malos augurios. -Pero privarme de mi alimento de vida, eso no. Miraba a Morphi como quien se agarra a
un clavo ardiendo: La edad ya iba haciendo mella en ella, siempre iba vestida
como una nómada de Laponia, con el plumífero blanco cerrado hasta las rodillas
incluso dentro de la casa. Tres o cuatro capas de ropa y gorro calado hasta las
orejas. Pero aun así parecía 10 ó 15 años más joven que sus coetáneas del pueblo.
E infinitamente más bella. Por eso los sesentones se ponían calientes cuando la
veían; dado el nivel estético del pueblo, era como si vieran a Beyoncé bajando
en bici. - Ahora que ya no estaba enamorado, me daba cuenta de que la amaba.
Tras dos años de
convivencia y tres de relación (en bigamia durante bastantes meses) me había
decepcionado casi por completo: Todos los grandes proyectos que acaricié en
torno a su espléndido porvenir, mis sueños y esperanzas en torno a Morphi se
habían venido abajo. - Alguna vez había
yo intentado retornar a mi libertad primitiva de solterito con pareja fija estabilizado en el adulterio. Pero entonces
Morphi había mostrado todo su poder y sin alzar la voz, clavándome sus ojos
glaucos glaucos glaucos -no serenos- me había traído de vuelta
al redil. - Yo estaba haciendo el mismo recorrido que la inmensa mayoría: el español medio, el ciudadano cero:
Sentando la cabeza: Una y otra vez martilleaban en mi memoria las Coplas a la Muerte de Don Guido de
Machado: Me reconocía: "Murió don
Guido, un señor / de mozo muy
jaranero, /buen galán y algo torero, /de viejo gran rezador".
Gracias a Dios, mi
problema vino a solucionarse en la Fábrica. Allí, bendita sea mi suerte, había algunas mujeres hermosas. A una de ellas
ya la conocía pero no la había visto desde hacía mucho tiempo. Era la hermana
de Javi-Kermit al que tanto había evocado aquel verano en Salamanca pero a
quien al final - (¿por qué?)- no me decidí a llamar. Me acordaba aún del día
que ella nació 30 años atrás: Su hermano se había quedado a comer en nuestra casa ya que su madre estaba dando a luz.
Teníamos 15 años y a mí me resultaba raro, casi inmoral adquirir hermanos a esa
edad.- Ahora, tres década más tarde, Inés -asi se llamaba- se había facultado
como Modeladora Profesional de
Membrillos y, feliz casualidad, ¡trabajaba en mi misma Fábrica! Ahora Inés Marcos era una Isolda angelical, rubia pero con ojos color de miel, chispeantes y pícaros en extremo como
los de su padre o su hermano.
Me saludó con alegría y
hasta con algunos melindres de timidez, como si mi presencia la devolviese a la
infancia. Yo recordaba aquella niña a sus 7 años, ya entonces parecía irradiar
-igual que ahora- una especie de resplandor de talento. No era porque todos
asegurasen que era superdotada o porque tocara con virtuosismo el violonchelo.
Sino por algo más. Tal vez por su aspecto modoso, nada engreído.- Nosotros
estábamos descansando de nuestras caminatas en el salón de calle Jardines,
oyendo bocados exquisitos, composiciones que me parecen raras pero que Javi
cree que debo oír: La Noche
Transfigurada, Sketches of Spain o a los Gershwin; alguna vez pasa la
pequeña Inés y saluda con delicadeza, parece que quiere hacerse más pequeña de
lo que es y sin embargo consigue lo contrario: Es como si me saludase Mozart
niña. Estoy convencido, como todos, de que llegará lejos. Como mínimo,
íntérprete de reputación internacional. - Era excelente. Bastaba verla. Era
mejor que el resto de los seres humanos. En cualquier sentido en que se quiera
interpretar la palabra "mejor". Era, por ejemplo, mucho más bonita
que ninguna niña de su edad.
Inés era el tardío
producto-estrella, el resultado acabado de la familia Marcos Rivas tras los
intentos de Tomás, Javi, Óscar y Quique. Cuatro varones la habían precedido
como acercándose cada vez más al blanco pero sin terminar de acertar. - Inés
era un diamante. Una singularidad.- Cuando ella aparecía yo no sabía cómo
comportarme. Y eso que yo era un experimentado hombre de mundo a mis 20
años mientras que ella solo tenía 7.
Ahora estaba frente a mí
casi tres décadas después, como un personaje novelesco en un novelesco
reencuentro de novela. Pero a diferencia de Marcel y su regreso al salón de
Guermantes en el último tomo de La
Recherche (Le Temps retrouvé), yo no asistía a un macabro carnaval de
arrugas y pelos encanecidos.- Inés solamente había mejorado. (Que yo pudiera
recordar no poseía en los 80 esos volúmenes en los pechos). - Ahora era una
mujer. Y muy hermosa.
- También Flaubert
imaginó en La Educación Sentimental un
reencuentro 20 años después
absolutamente desgarrador y patético: Los amantes ahora pueden pero ya son demasidado mayores para empezar nada.
- No iba a ser mi caso,
no iban a ser así mis Veinte Años Después: - Ella era absolutamete joven,
absolutamente rubia ... y me sonreía.
Estaba absolutamente encantado de coincidir con ella en el mismo centro de trabajo de
lunes a viernes de 8.35 a 14.40 durante
9 meses. Oportunidad infinita para verla caminar con su larga melena rubia con
guedejas de Isolda. Verla recién levantada a las ocho y media o casi fatigada
al final del día. Su presencia es tan pura que no parece posible que pueda
emitir sudor o excrescencias. También su voz es extraordinariamente clara y
sonora, un viento -como la de Morphi- pero cargada de la alegría de las
primeras tormentas de otoño. -No puedo describir lo que siento cuando oigo la
voz extremadamente musical y alegre de Inés. -Comprendo que los Marcos siempre
fueron y siempre serán superiores.
Todavía ahora, al
escribirlo, escucho en mi memoria la voz adamantina, un poco cómica de Inés
Marcos. Es la voz de una mujer sana y feliz en la flor de la vida. La voz de
una mujer que habla inglés, francés y alemán. Es la voz de una mujer que puede
cantar arias de Mozart, las cantatas de Bach, Porgy y Bess o el Lamento por
la Muerte de Iseo. La voz de una mujer que puede percibir la diferencia
entre un silencio de fusa y uno de semifusa. La voz de una mujer que posee
"oído absoluto". La voz de una mujer aún plena de posibilidades -no
como yo, que ya no tengo ninguna-, destinada a grandes cosas. Todavía.
Me la imaginaba en Norteamérica
y su paso por el pueblo no era más que un accidente temporal, una etapa
preparatoria como esas jornadas de transición en el Tour donde no pasa nada ni
se altera la Clasificación General. Inés llegaría a ser Coordinadora-Monitora
de los Monitores de los Moldeadores de Moldeadores de Membrillo. Beca Fullbright en la Universidad de Berkeley
o en el Smithsonian. - Su perfil de princesa celta me hacía soñar en los azures
del mérito verdadero.
Excelente, prominente,
eminente con toda justicia.
Era de un azul
ultramarino asociado al Atlántico, a Occidente y a los rasos de la Academia.
Semejante a las cosas que alguna vez soñé o sentí en torno a Sylvie, nuestra
amiguita belga, la que a veces venía a vernos en las tardes interminables de
Libya como quien se va a jugar un rato con los perros del vecino.- (Y tal vez
todas habían sido nada más que invenciones y novelerías mías: ¿Qué habrá sido
de Sylvie más de 40 años después? -Miro las noticias internacionales, el rostro
de las celebridades y de los mandatarios, y no la veo.- ¿Qué será de Inés?)
- Me parecía un milagro
que la hermana de Javi me concediera su presencia y hasta algún detalle de
antigua amistad. Una vez más, no me olvidé de dar gracias al Cielo porque una
señorita tan linda y tan valiosa me
regalase su conversación o se tomase un café conmigo. -Aunque enamoradizo y
nada práctico, yo también tengo mi lado realista: era consciente de que no iba
a seducir a la hermana pequeña de Javi: esto no seguía el guión de otros
tiempos, cuando del café pasaba a la invitación a comer y de ahí al "¿subimos a mi casa? - Eso ya no. Ni
siquiera debía fijarme en el bulto de los pechos de Inés. Ni en la proporción
de su cintura, piernas y glúteos. No es necesario que califique con números o
categorías las distintas partes de su anatomía como hago siempre.
No iba a repetirse la
comedia eterna de Eros; estaba informado de la edad a la que Giacomo Casanova
abandona por jubilación sus memorias. Los coleccionistas de mujeres de Kundera,
los cultivadores del idilio, también lo dejaban cuando se hacían mayores. Del
Don Juan Místico se podía pasar al Viejo Verde.
Yo no pretendo competir
con Mussolini y sus 5000 relaciones íntimas con hembras,
fulanonas y fanáticas fascistas (según le calculan los historiadores; ya que él
no llevaba un catálogo, como yo). Pero hay que tener en cuenta que il Duce no vivió mucho. Yo, con marcas
anuales mucho más discretas, puedo emularle a la larga si me cuido y me lo
trabajo: En 3 años de fornicación diaria
-con 32 días de asueto; 33 los bisiestos- se puede alcanzar el pico de las 1000
eyaculaciones y en tan solo 15 años se pone uno a la par del maschio italiano: Tus primeros 5000. - Los
especialistas no consideran "asquerosamente
rico" a nadie que no tenga por lo menos 5 millones de euros en sus
cuentas. - Tampoco debería otorgarse el título de garañón hipersexual a quien
no haya escalado algún 5000.
- Lo imposible es enamorarse
5000 veces. Mussolini por ejemplo estaba enamorado solamente de su mujer y de
su amante Clara Petacci, que le acompañó hasta la ejecución y la profanación de
los cadáveres. Otra cosa es que se follase a millares de admiradoras sobre la
alfombra renacentista o contra la mesa de la Presidencia de la República.-
Mussolini era un macho católico, blanco, payo, normal... En fin, como yo.-
Querida Lectora, es imposible enamorarse 5000 veces. - Los terapeutas catalanes
como Joan Garriga, los filósofos franceses como Michel Serre pronostican que
los de nuestra generación nos enamoraremos de verdad unas tres o cuatro veces
como mucho. Las biografías de los que nos precedieron arrojan más o menos la
misma cifra. - Nadie se ha casado 5000 veces.
- Estábamos en otro
momento, no en la Época del Pelotazo (los 90) sino en la Crisis. Estábamos en
otro capítulo de la novela de la vida. No en la de intentar ligarse a todas las
obreras jovencillas de la Fábrica de Pueblo Costero (Estepona) ni en la
Salamanca de los prodigiosos 80. Ahora yo era la pareja de Morphi, el padre
putativo del gilipollas de su hijo, un pater
familias con intenciones religiosas muy,
muy serias.
- Además , -como por
contagio con el nivel del pueblo-, mi aspecto físico se había deteriorado mucho:
había engordado hasta adquirir la cintura de trigo y chorizo de un auténtico
Sancho Panza, se me habían caído la mayoría de los dientes, como a Cervantes, mi
pelo ya no tenía lustre, había perdido todo mi sex appeal. -O eso me creía yo.
Además, debido a nuestro
compromiso con la vida natural,
siempre iba desaliñado y bastante sucio. Intentaba asearme a pesar de las
condiciones de nuestra vivienda y para ir al trabajo escogía mi mejor ropa pero
mis estándares de higiene y de atuendo no eran del siglo XX ni del XXI. A mis
compañeros de la Fábrica les llamaba la atención que siempre fuera despeinado y
que oliese a fogata, mi profusión de camisetas térmicas, viejas camisas de
franela, dos pares de pantalones y de calcetines, gorro de lana o boina francesa, bufanda de
dos metros, guantes de cabritilla. Lo veían excesivo y ridículo. Siempre me
hacían comentarios: que si venía del
Polo, que si se notaba que era del Sur...- Era como hacerle chistes a alguien
que tiene hambre y no puede disimularlo. Para eso sí salían de su habitual
impenetrabilidad castellana: Se les disparaba el ingenio al verme muerto de frío, pareciera que eso les
causara regocijo.- (Entonces ni se me ocurrió pensar que la Envidia y el Odio
fueran tan hondos -guadianescos pero tan intensos- en aquella comarca donde todo está encerrado
-como observó Pío Baroja en El Árbol de
la Ciencia- : el vino, el cereal y el aceite; el ganado, el dinero y las
mujeres. No pensé que se pusieran de buen humor por verme aterido, que eso les
excitara, que en el fondo me deseasen la muerte, suavemente, claro, pues aún me
conocían poco y es necesario conocerse a fondo para odiarse a fondo (o tal vez
no: ¿puedes odiar también a un desconocido que te da un codazo sin querer?)).
Así que no me sentía
capaz de seducir a una mujer como la hermana pequeña de Javi. Yo era un
cincuentón pourri, un junkie, un moldeador burnout, un gordo castellano-manchego
que no huele muy bien. Un tipo acabado.- Ella era un diamante.
Mi mujer era una
desempleada sin titulación académica, sin porvenir ni proyectos y había
sobrepasado los 40. En cambio Inés -colmada de acreditaciones que ni siquiera
conocíamos porque no presumía- ya había alcanzado con menos de 20 años que yo,
mi mismo estatus laboral y me había adelantado en el socioeconómico. Como
cuando el maillot amarillo cogía en la falda del puerto a los escapados que habían arrancado antes y
los dejaba atrás para subir la montaña con las super-estrellas. Mi mujer era
decepcionante; Inés admirable. - Sin embargo, algo me decía que ahora que no
estaba enamorado de Morphi, empezaba a amarla, a querer sus limitaciones y su
imperfección. La quería más desde que me había decepcionado y se cayó el
montaje de evolución y crecimiento personal que había ideado para ella. No
sería la egregia Inés pero era mi querida Morphi, mi ladera. No buscas,
comparas y cambias a tu mujer por otra si encuentras otra mejor, como hace la
gente con los electrodomésticos o las guitarras.
(- Pero yo ni siquiera me decido a abandonar mi viejo instrumento por uno
nuevo y flamante que además me regalan).
Por eso agradecía tanto que Inés Marcos me dedicara
algo de atención en las horas libres del trabajo, que eran muchas a principio
de curso.- Una de aquellas mañanas alegres de septiembre, mientras caminábamos
hacia una cafetería, le pregunté si tenía hijos. Recuerdo que en aquel mismo
momento pasábamos bajo el campanario de San Pedro donde anidan las cigüeñas que
taren a los bebés de París. -Ella me dio una respuesta tópica y claramente
evasiva: "Bastante tengo con
éstos..." se refería a los trozos de carne de membrillo que ella igual
que yo, en el cumplimiento de sus deberes como funcionaria de carrera -pues
tenía contrato laboral de por vida desde que aprobó las oposiciones, a la
primera, con "Sobresaliente cum
laude" y deslumbrando al tribunal-, amasaba, manipulaba e in-formaba
hasta convertirlos en dulces listos para ser distribuidos y devorados por el
sistema de libre comercio.
- Pero no es lo mismo -pensé para mis adentros, algo afectado por esa
respuesta-. No es lo mismo tener hijos que hacer membrillos.
Algo en su forma de decir aquello me resultó chirriante: Tenía más de
30 años y ninguna intención de ser madre. Mi admiración por sus encantos
físicos y espirituales sufrió una deflagración. Me entristecía como se
entristeció Luna -nuestro guía y hombre
para todo en la travesía del desierto del Thar- cuando le contamos que en
Europa la mayor parte de la gente a su edad no tenía mujer ni hijos y vivía
sola; eso le daba pena.
Lo había dicho con una
expresión rara, carente de su acostumbrada seguridad en sí misma. Casi como si
esperase esa pregunta tarde o temprano, le resultara incómoda y la despachara a toda
prisa. A ninguno de los Marcos le faltaba agilidad mental. Yo siempre fui menos
rápido y espabilado que ellos.- Quizás la maternidad era ese tema de la
oposición que ella llevaba mal o que ni siquiera se había mirado.- O quizás en
mi pregunta se transparentaba -por mi tono o por mi mirada- lo que de veras hubiera querido preguntarle y no me atrevía: Si tenía novio (daba por supuesto que no
estaba casada).- Es curioso que a lo largo de 3 años como compañeros en la
Fábrica, jamás llegué a preguntárselo nunca. Aunque casi es inconcebible que
una mujer como ella permanezca al margen de los hombres.
Inés Marcos no era la única mujer bella en la
Fábrica. Como había estado leyendo últimamente las novelas de Stieg Larson -que
el mismo Vargas-Llosa calificó de "malas" o "folletones"
pero memorables- empecé a confundir a mi compañera de Departamento con un
personaje de Los Hombres que Odiaban a
las Mujeres. Debo decir que en todas las Fábricas de Membrillo los
formadores o moldeadores se agrupan por departamentos: Por ejemplo, Inés
pertenecía al de Música; yo al de Filosofía.
Parecerá extraño pero
Inés y otros músicos se encargan de impregnar la carne de membrillo con acordes
e inspiraciones líricas que parecen imprescindibles para la elaboración destos
famosos productos españoles. Mientras que yo y los de Filosofía nos conformamos
con entonar largos monólogos y discursos mientras pasaban los membrillos sin
forma en las cintas sinfín sin dejar de
vigilar el efecto que ello hace sobre las pellas. El efecto, naturalmente, es
muy sutil: ¿Qué efecto va a hacerle a un membrillo cantarle canciones?- Sin
embargo, debido a una tradición muy antigua cuyo sentido o intención nadie
recuerda, se considera irrenunciable que el material pase por estos procesos:
Otros Moldeadores más especializados, más exigentes, de otra laya, manipulan
año tras año esa especie de gelatina informe marcándole extraños signos
alquímicos como la estructura pentagonal de la molécula del benzeno. Ellos son
los que más trozos arrojan al basurero, los más selectivos.
- (¿Y por qué les
sorprende la naturaleza de nuestro trabajo de artesanos más próximo al
encantamiento o al maleficio y, sin embargo, no se sorprenden ante el
espectáculo del sistema educativo,
multitudinaria compañía de encantadores de serpientes? Pues profesores de
Matemáticas persiguen al niño durante 10 ó 12 años curso tras curso
remachándole en los sesos las tres reglas aritméticas y todas las reglas
matemáticas que se derivan desas tres inocentes operaciones que todo el mundo
conoce y utiliza. Cantan y obligan a cantar a los escolares ensalmos
ininteligibles pero sagrados como el famoso número Pi durante tardes tristes y
frías de invierno, monotonía de la lluvia
en los cristales. Confían en que esas ceremonias afecten de alguna manera a
los jóvenes estudiantes como si fuesen pulpa de membrillo y la entonación de mámtrams
y el manejo de algoritmos fuesen a endulzarlos o a mejorarlos. -El mejor trozo
de membrillo es el que está dispuesto a aprenderse cualquier cosa que los
señores profesores exijan que sea memorizada).
Pero todo sucedía y se
transmitía a través de hechizos, de sortilegios, de actos mágicos, de
instrucciones, de palabras. Nadie manipulaba a cráneo abierto las conexiones
neuronales de sus alumnos ni de sus discípulos. En ese sentido ni siquiera Osho
había llegado tan lejos en el lavado de cerebro. Nadie ponía las manos
directamente sobre la carne de membrillo; para eso estaban los Moldes (sobre
los que, a veces, improvisábamos e innovábamos; aunque muchas otras, poníamos
el mismo molde de siempre). Parecía una tontería sostener conversaciones
filosóficas -o más bien monólogos monomaniacos- al paso de un confite y esperar
que adquiriese por ello alguna cualidad de sabor o de forma o de no sé qué,
distinta.
El Estado Hispánico sí
creía en ello y destinaba nada menos que 5 Moldeadores para la inspiración de
Atenea repartidos en las dos Fábricas Nacionales de aquel pueblo de Castilla
donde nunca había pasado nada ni nunca pasaría nada.
Mi compañera de
departamento se llamaba Ana y era la más encantadora criatura que yo hubiera
podido desear. Alguna vez desayunaba con ella y con Inés y me sentía Sultán
Pachá en el paraíso de las huríes. -- Fue de nuevo un bello otoño plagado de
bellos coloquios de Eros con las bellas. - Todo platónico, - pero para mí era
suficiente.
Con el fin del otoño y
las primeras nieves -a las que asistimos en primera línea, a la intemperie,
antes de que los hombres la ensuciasen- también mi ensueño se fue desvaneciendo.
Presagios cada vez más truculentos lastraban la inminencia de la Navidad y la
fábula del invierno recogido en el campo
con la que tanto había soñado.
- Una corneja de ulular
atronador y desagradable me lo decía de noche. El tirador de la chimenea le
hacía coro y campaneaba siniestro dos toques distintos que venían a significar:
"No. No . No". En los ojos
amarillos de la gata Negra se encendía una idea y reverberaba. Un frío
estremecedor salía de la boca negra del hogar apagado... Hoy ya no voy a romper
más palés; ¿qué tal estará a esta hora
el álamo?
- Otro día, intentando encender a las bravas la chimenea francesa fuera
de uso de la sala de paso, arrojé gasolina y provoqué un pequeño incendio que
carbonizó una manta y los bajos de un sofá.- Todos los signos eran malos, todos
los signos eran negros.- Los animales vagabundos o erráticos que pululaban por
los contornos terminaban llegando a nuestra casa como a un oasis en medio de
las inmensidades del campo. A veces era un mastín sin dueño que pretendía le
adoptáramos. Otras veces eran chicos borrachos que regresaban de alguna feria.
Otras, los locos y raros del pueblo que se sentían atraídos por nuestra forma
de vida. Otras, la policía. U obreros extraviados que preguntaban por una
finca. Me sentía como si regentara una desas gasolineras del Oeste americano
donde solo pasa un coche de allá para cuando.
Pero casi siempre eran
gatos los que recalaban de sus vagabundeos en nuestra Casa del Granjero de
Cerro Gordo (antigua granja avícola y hoy bodega abandonada) frente al convento
de clausura de las Siervas de santa Teresa (Bendita Sea), al comienzo del
camino de Griñón, cruzando la carretera de circunvalación del pueblo, alzado
sobre su loma lo suficiente para que se destacase el álamo blanco como una
especie de Torre Eiffel. - Hubiese podido quedarme a vivir toda la vida en
aquel paraíso: La Mancha podía parecer un desierto árido, pero en cuanto hacías
un pozo, tenías un vergel. Y todo lo necesario para la vida, la tierra lo daba
sin esfuerzo y en grandes cantidades.- Pero las señales eran aciagas.
Nada me apetece menos que
narrar nuestras desventuras y mis excesos en aquella Nochevieja de 2009.- A
veces cuando me pasaba con el alcohol y mis pasiones se desquiciaban, llegaba a
insultar y a amenazar a Morphi.- Al día siguiente, como buen borracho, no me
acordaba de nada hasta que Morphi no me lo iba recordando.- Yo me angustiaba:
¿Era posible que hubiera dicho aquello, que hubiera hecho eso? -No me reconocía,
y sin embargo era Yo, o al menos alguno de mis yoes: ese personaje machista y
zafio que el alcohol y las emociones eufóricas activaban en mí. -Me daba mucha
vergüenza y pedía perdón hasta más veces de las necesarias, todo el día
arrepentido, culpable y preocupado. ¿Cómo había sido capaz de decirle a Morphi
algo tan feo? No conseguía perdonármelo a mí mismo.- Así del placer de humillar
pasaba a la culpa y de la culpa al perdón y otra vez del perdón al placer... No
dura la felicidad ni lo que dura una pompa de jabón, como diría Dylan.- No, no
deseo contar nada de aquella Navidad desventurada. -Que no obstante bien
recuerdo:
- Es una tarde obscura y
fría de enero, monotonía... Morphi se ha quedado dormida en la banca delante de
la tele y de la chimenea. Me parece que está más pálida de lo habitual. Como se
está ya haciendo de noche, intento despertarla pero su cuerpo parece totalmente
laxo. La zarandeo un poco más fuerte por los hombros y es como un peso muerto.-
Entonces su hijo salta hacia ella con un grito de terror y la sacude por todas
partes hasta que ella, lentamente, recupera la conciencia y, como quien dice,
la vida.
-Pensé que Morphi había
tocado fondo. La idea de quedarme viudo antes de haberme casado con ella, no me
seducía pese a su extravagancia.- Empecé a cuidarla sin que me lo notara mucho.
Empecé a mirarla como si fuese mi vieja amante de las trenzas grises. Ahora que
me daba pena por haberla hecho sufrir tanto, ahora que había estado a punto de
perderla aunque al final se quedó conmigo y con las gatas, ahora que todo era
vulgar como la vida misma, sentí que la amaba y que quería cuidarla.
El tráfico de felinos era
incesante; estos animales tienen muy buen olfato (aunque también tienen buena
vista, un oído extraordinario y patas almohadilladas que les permiten caminar
por un zarzal sin pincharse). Las tres gatas empezaron a ponerse calientes
según salíamos del invierno. Diversos pretendientes, venidos de no se sabe
dónde, empezaron a invadir el recinto y a tratar de montar a nuestras gatas. El
primero en llegar era casi un cachorro y le llamamos Flaquito por su delgadez.
Luego se hizo un gato grande y esbelto al que ya no le cuadraba el nombre.
Flaquito era un gato tranquilo y solitario que ejercía a su manera el famoso
papel de macho alpha. Si Flaquito era
el jefe varón de aquel núcleo zoológico y el único macho y padre de la
siguiente generación -pero no el único como demostraron los pelajes de la
descendencia-, era todo eso de manera bastante particular: ¿En qué consistía su
poder? No tenía ninguno. Ni autoridad. Permanecía siempre apartado con
elegancia, ajeno a las trifulcas y saltos de las tres hermanas. Alejado pero
por allí cerca. Nunca se peleaba por la comida sino que las dejaba a ellas en
su rebatiña y luego comía él solo. O no comía. Era ya un gato grande y no
parecía necesitar a nada ni a nadie. Encarnaba a la perfección el sueño o el
ideal de todos los gatos.- Y su vida tenía sentido.
En realidad todo lo que
hizo el Flaquito para merecerse su posición de macho alpha fue plantarle cara a su alter ego, su propio padre al que llamamos Chulito por lo difícil
que fue echarle. -Chulito era idéntico a Flaquito: gris y blanco, la misma
estatura. Pero Chulito tenía otro carácter: maullaba más, se resistía a irse
cuando le amenazabas; había venido desde los campos a por comida y por hembras
pero no fue capaz de enfrentarse a mí y ni siquiera intentó hipnotizarme como
suelen hacer los gatos. -Por la noche secundé a Flaquito en su lucha con su
padre por los tejados. El ruido de dos gatos arañándose, mordiéndose y
mirándose con odio en la noche, no es dulce ni suave. - Ni Flaquito ni yo
éramos muy machos, pero juntos habíamos conseguido expulsar a aquel intruso de
maullar continuo.
Todavía quedaba lo peor:
Un enorme gato rubio que se hacía llamar Manuel (nadie recordaba haberle puesto
ese nombre pero, por algún motivo, estaba claro que aquel animal de mal fario
se llamaba Manuel; y hasta su nombre
daba miedo). Era tan grande como un cachorro de león y a veces aparecía de
madrugada a cuatro patas sobre la mesa del salón. Con un raro movimiento, al
verme, alargaba el cuello y, con intención de hipnotizarme o de asustarme -lo
que logró- emitía un sonido rarísimo parecido al aullido de un perro; es como
si me estuviera maldiciendo o anunciando mi muerte, da muy mal rollo y siento
que me están temblando las piernas. Luego, me rehago y tras abrirle la puerta
de la calle, lo pongo en fuga armado con un palo. Los próximos encuentros con
Manuel serán todos de pura violencia física y pedrazos cargados de intención.
-Me daba miedo pero al final también lo expulsamos.
Y también pasaban algún
tiempo con nosotros gatos huérfanos, algunos muy pequeños y con los ojos
espaventados de los salvajes: Speedy,
Charlot y otros que al final decidieron marcharse. Estos eran los que más me
conmovían por el miedo continuo que había en sus rostros desprovistos de
ternura o de capacidad de juego.- Solamente una noche aquellos fugitivos se calmaron
un poco, y fue cuando les toqué la
guitarra.
A veces al atardecer
veíamos el fantasma de Lola o al padre de todos los gatos, el Gato Mítico: no
era un gato salvaje, no era un gato montés, era una leyenda, parecía un lince,
todo bigotes y barbas, como achinado, enormemente sabio. Su presencia
estremecía porque sus movimientos no eran deste mundo. No buscaba nada, no
quería nada, no acechaba, no te miraba. Era un presagio, un aparecido, un
espíritu. Nadie posee su majestad, da la impresión de no temer a nada ni a
nadie. Es el más solitario de los solitarios. El más silencioso de los
silenciosos. Ha venido, o se ha aparecido, para ver qué ocurre con sus
descendientes, para bendecirlos. -Luego se desvanece. Siempre es emocionante.-
Es curioso que al Padre Primordial de Todos los Gatos nunca lo vemos más que
cuando estamos solos, como ocurre con el fantasma de Lola.- El niño y Morphi
dicen que también lo han entrevisto, sobre todo al atardecer. -Se parece a los
linces pero es mucho más hermoso y elegante, tiene muchísimos años, sabe mucho
y la muerte no puede con él.
- Conseguí que llegáramos
un poco más alegres al verano de 2010. El niño estaba absorto en las Memorias de François de La Rochefoucauld
y me hacía preguntas sobre la "Jornada
de los Engañados". Aparte de satisfacer su curiosidad, yo le di una
pequeña panorámica sobre la regencia de María de Médicis y el reinado de Luis
XIII. Se le ponían los pelos de punta y se le iban a salir los ojos de la cara
cuando le daba detalles morbosos de las ejecuciones, las conspiraciones, los
adulterios y las batallas. Pobre idiota, ¿no me has pedido información? -Yo no
tenía ni idea de qué efecto tendría todo esto sobre su proceso de crecimiento.
Tenía solo 10 años; tal vez yo le estaba ofreciendo un espectáculo para mayores
de 18. Pero él seguía absorto en aquellos sucesos lejanos y se hacía cargo de
ellos. Creo que se habría enterado de otra manera si yo no se lo hubiese
contado.
Ahora nuestro mayor deseo
y objetivo en la vida era contemplar todo el tiempo a las 14 crías que han
engendrado entre Botitas, Tigre y la Negra. Las tres hermanas han conseguido
sincronizar sus ciclos para parir en la misma semana, con pocos días (u horas)
de diferencia. Catorce cachorros y cachorrillas como el remolón y meloso Peter,
gran aficionado al tinto de verano o "alpiste" que ingiere con
lametones voraces directamente del vaso o del dedo.
Nada nos importa ese
verano lo que ocurra allá lejos, en la Costa, en la ciudad, arrojada desde la
Noche de San Juan a las desmesuras y las utopías de la fiesta. Nada nos importa
lo que suceda allá abajo, en el pueblo, donde suelta su penacho de humo la
chimenea de la Casa del Horror.
Nosotros somos una pareja
o un triángulo de vividores que se toma un tinto con gaseosa antes de comer. Estos
vinos tienen el encanto campestre de aquellos otros en casa de Julio a los 17
años, cuando nos demorábamos bebiendo de la frasca y mirábamos a Pilar tomando
el sol de espaldas. -Toda la vida pudiera estar contemplando cómo retozan,
brincan y juegan los pequeños gatos, sus inusitadas acrobacias al saltar sobre
las sillas de cámping. -Al caer la tarde se despabilaban y empezaban sus
carreras y sus juegos. Cada vez seguíamos más sus ritmos de sueño (18 horas
durmiendo).
Al menos éramos naturales
y antiguos en nuestra ceremonia de despedir al padre Sol: Antes de que cayese
sobre la horizontal anaranjada de la llanura, salíamos a la parte de atrás, al
otro lado de la alambrada a presenciar el crepúsculo, siempre inédito aunque se
reproduzca día tras día. - Yo por sistema siempre me liaba un porro. En
principio para potenciar las sensaciones. Pero, pensándolo un poco mejor, tal
vez para no sentir mis verdaderas emociones. -Morphi se giraba hacia las gatas
que nos habían acompañado, proseguía sus conversaciones con sus amigas y se
desentendía de mí. En aquel momento regañaba a la Catalana -ya no recuerdo por
qué- mientras la gata la miraba impávida, como miran los gatos cuando
intentamos enseñarles lo que está mal y les pedimos que no lo hagan. La
Catalana -cuyo nombre completo, debido a sus tres colores, era en realidad
Crema Catalana- la miraba como diciendo: "¡Cómo
te atreves tú, una simple humana, a decirme a Mí lo que tengo que hacer?".
Morphi entendía su contestación y se callaba mientras la joven gata prevalecía
y seguía a su rollo, tal vez más excedida que antes de regañarla.- Si
cualquiera hubiera escuchado a Morphi hablando con las gatas de aquella manera,
la hubiese considerado una majareta. Pero yo también me comunicaba con ellas de
muchas maneras distintas y me parecía normal.
Alguna vez habíamos hecho
alguna excursión más larga al atardecer seguidos como el Flautista de Hamelín
por un reguero de animales que iba disminuyendo a medida que nos íbamos
alejando de la casa. Los perros, los caballos y las ovejas se dejan pastorear;
los gatos no. No llevaban collar ni cadena ni lo habían llevado nunca. No
obedecían órdenes. No respondían a un nombre. Nos seguían porque querían y
volvían cuando querían. Al final solo nos siguió la Dorada pero de manera imprevista
decidió quedarse en un chalet hipnotizando a un pastor alemán, al que redujo
tan solo mirándole y, por así expresarlo, haciendo
manifiesta la superioridad de su presencia. - Nunca podré olvidar aquel
fenómeno pasmoso de una gata de pocos meses dominando y sometiendo a un perro
grande sin proferir un ruido ni apenas hacer un movimiento.
Otras veces cogíamos las
bicis y derivábamos por la red de caminos y de lomas suaves, ideales para el
ciclista. Buscábamos el frescor del río y de los cenagales que de todas maneras
siempre quedaban muy lejos y solo llegábamos a entrever. -Siempre terminábamos
en algún sitio horrendo como si los fantasmas y espíritus adheridos a aquella
tierra hosca, no nos quisieran entregar su paraíso. Frente a una charca de petróleo,
dando una vuelta en torno a una montaña de basura, cerca de la chimenea de la
Olivi que huele a podredumbre... - Pero
somos felices. -Sí.- Pero, de repente, ya no tengo ganas de canturrear la
sintonía de Verano Azul, ya no me río
tanto tras haber descubierto una nueva zona de contaminación, otra herida que
no conocía del río. El pobre río con nombre de Diosa -Hannah- cuya vida es mucho
más larga, sagrada y valiosa que las nuestras, meros accidentes en su curso.
-Tenían el río hecho una
mierda. Apenas había turismo porque la gente en las ciénagas se aburría hasta llorar
y enfadarse consigo misma, pero podían presumir de que sus aguas estaban más
sucias que los canales del Arsenal de Venecia o el Ganges en Benarés. Lo sé
porque me he bañado alguna vez en los tres sitios aunque esté rigurosamente
prohibido. - La última vez que me di un chapuzón en el Arsenal, tuve que
ahuyentar a una rata de gran tamaño para poder salir a través de un tablón
donde ella se había hecho fuerte.
Era nuestro segundo año y
empezábamos a entender de qué iba el pueblo y a sentir en nuestras carnes
aquello de "pueblo chico, infierno
grande": Salvo la generación de los abuelos (los nonagenarios felices)
y la de los jóvenes aún por determinar, todos los demás habían abrazado cada
cual a su modo la causa del Mal y de la Muerte. -Los más honestos se arrancaban
la vida a sí mismos así que cumplían los 40, y punto; no puedes ser un suicida
múltiple, no puedes ser un suicida en serie, ni tampoco infligirte a ti mismo
una larga y cruel auto- tortura.
- El pueblo era conocido
por sus altas cifras de suicidio y de casos de cáncer. El pueblo era famoso por
el avance imparable de la muerte. Ahora entendíamos por qué era el pueblo de
las Brujas.
Por si al gilipollas de
mi hijo le daba por preguntarme, repasé las obras de brujería que había leído y
practiqué averiguaciones en la Biblioteca Municipal hasta hacerme una idea
clara de los seis procesos por satanismo que tuvieron lugar en el pueblo más o
menos por la misma época que el proceso de las Brujas de Zugarramurdi. - Más de 30 años atrás Javi Marcos (Kermit)
me había prestado el libro de Julio Caro-Baroja.
Pero una cosa es
entenderlo y otra muy distinta soñarlo: Mi imaginación no podía dejar de
proyectar rostros llenos de odio y de malicia mientras las supuestas devotas de
Satán ardían vivas en la pira de San Roque.- Y en mi sueño aquellos rostros
malicioso eran los de los nonagenarios felices.
Lo que ocurría -y seguía
ocurriendo- era ominoso. Si al imbécil de mi hijo putativo le daba por
preguntarme por las brujas y su mundo, le contestaría "Es una larga historia" y empezaría
a contársela despacio, hasta que sintiera asco y miedo de la raza humana, capaz
de hacer cualquier cosa en cualquier momento. -No era tal vez una historia muy
instructiva pero, al fin y al cabo, si no le contaba yo, se la contarían otros.
En el pueblo existía un interés extraordinario por el pasado y las crónicas.
Celebraban una vez al año, en el Museo unas Jornadas sobre la Historia del
Pueblo a las que asistían personas de todas las edades y condiciones, desde el
mecánico Caldera hasta los hippies de
la ribera. De estas jornadas se escribían y publicaban las actas. También había
un par de volúmenes exhaustivos sobre el pueblo desde la Edad del Bronce hasta
la postguerra. Como nunca había sucedido allí nada, todo estaba perfectamente
investigado: el Laminium romano
(Alhambra), la casa (kalaat) de Rabáh musulmana, la orden militar que
tomó el nombre de sus enemigos, las monjas, las brujas, la Desamortización y la
guerra civil.- Y si tenías alguna duda o laguna podías preguntársela al
cronista oficial del pueblo, don Gesualdo Bustos, que lo sabía todo y había
excavado en todas partes.- Su autoridad nos confortaba: gracias a él podíamos
entender por qué el pueblo era como era, campo de la amargura y de la
destrucción mutua.- Entonces yo no me daba cuenta de que hasta esta misma
pasión por la Historia era tanática, enemiga de la salud y de la vida.
El pueblo era horrible,
era la muerte pero el campo era delicioso, era la Vida.- Refugiémonos en el
campo.- No salgamos nunca.- Total, las pocas veces que salgo siempre me meto en
alguna movida: me roban la cartera, se me rompe la bici o acabo durmiendo en
otra ciudad con un divorciado que trabaja en una ONG. - Es mejor para mí, que
no salga.- Para una vez que volví a las andadas, un Guardia Civil hace poco tuvo que perdonarme la vida.
Yo iba cruzando la localidad de Almagro a más
velocidad de la permitida y después de haber consumido hachisch, cocaína y cerveza desde las 7 de la tarde. Ya en la
salida de Almagro y al pie de una iglesia, el BMW dio un salto al embestir a
120 contra un desacelerador que también era paso de zebra, había sido como si
una barca chocase de cara contra una ola.- De inmediato un Guardia Civil me echó
el alto. Tras preguntarme si no había visto el paso de zebra, me pidió la
documentación y me preguntó si había bebido. Le respondí que 3 cervezas y que
disculpase mi imprudente conducta al volante, que yo era Moldeador de
Membrillos, un ciudadano responsable que no veía el momento de llegar a casa
con su mujer y sus hijos. El agente me advirtió de que podían hacerme soplar en
el alcoholímetro y luego se alejó con mis documentos hasta la radio de su coche
donde estuvo poniéndose al día de mi historial en la DGT.- Estuvo un rato
largo.
Cuando volvió, parecía
que había estado viendo un largometraje de aventuras. Suspiró fastidiado y
devolviéndome mi carnet y los papeles del coche me dijo: "Por esta vez no le vamos a hacer el test de
alcoholemia. Pero la próxima vez que pase por aquí, procure venir fresco". A continuación propinó dos
golpes secos al techo del coche ordenándome que me largara. Pero yo todavía me
entretuve un poco dándole las gracias de todo corazón. En un minuto amé y
admiré intensamente aquel desconocido, o al menos sentí un agradecimiento que
se parece al Amor: El Guardia Civil al examinar mis antecedentes por radio, se
había percatado de que con una infracción más por pilotar bajo los efectos del
alcohol, siendo reincidente, sería sancionado con pena de prisión (lo que no
era responsabilidad suya ni yo se la habría atribuído); pero el policía decidió
darme una última oportunidad.- Una vez más me socorría mi Ángel de la Guarda,
no me dejaba solo: había tomado la figura de aquel Guardia Civil. Bendito Sea.-
Solo me gustaría decirle donde quiera que se encuentre, que con su actuación
memorable ha hecho mucho más beneficio a la circulación vial que si me hubiese
multado.- No olvido la palabra que empleó ni su tono ni su intención ni su
mensaje: "Fresco". -Así he
conducido (casi siempre) desde entonces en honor a aquel caballero.
No me olvidé de darle
gracias a Dios por haberme librado de la cárcel por los pelos.- Pero aunque mi
karma acumulado era sin duda el causante deste pequeño milagro, con todo, era
mejor que no saliera. Que me refugiase con mi mujer y mi cría en el campo.-
Parece que, con los años, cuando me emborracho, trasnocho y me drogo, me
convierto en un ser cada vez más explosivo y más repugnante.- No me doy miedo a
mí mismo; pero casi.
Vive bien, quien bien se oculta. Mejor permanecer escondido. Pero
al final, siempre acabo conociendo gente e implicándome, saliendo de mi
madriguera. En la Fábrica conocí a un adolescente que iba a determinar mi vida.
Se llamaba Gonzalo y al presentarse era como si te estuviera diciendo: "Párate en este nombre; no es cualquier
nombre; es nada menos que mi nombre". - Por puro inconformismo no
vestía como la gente de su edad (en camiseta, chándal o vaqueros y deportivas)
sino con camisas antiguas, pantalones de tergal, zapatos obscuros, una chaqueta
a juego y tupé con raya a la izquierda. Parecía el escolar modelo de los años
50 o un personaje del Hogwarts de Harry Potter.- Lo suyo era una mezcla de
neo-realismo italiano con cine de terror.
Sus modales eran
exageradamente ceremoniosos, finos y agradables, mucho menos toscos que los del
pueblo. Me recordaba a los quinceañeros que había tratado en Cuba o en India,
verdaderos gentlemen enanos con una
cortesía que apabullaba y que te hacía dirigirte a ellos como si fuesen señores
y no mocosos. Desde el primer minuto Gonzalo parecía empeñado en convencerme de
su valía y de la seriedad de sus proyectos de estudio. -Tenía todo el aspecto
de un pollo gordito, educado y ambicioso, como Pachón en el primer encuentro. E
igual que él, a la vuelta de unos meses -no creo que debido a mi influencia
pero sí coincidiendo con ella- iba a experimentar un cambio radical: De la
camisa y de la chaqueta de niño bueno démodé,
iba a pasar a las provocadoras camisetas de veterano de Vietnam en silla de
ruedas. De ser extremadamente formal y discreto, pasó a transformarse en un Frankenstein
desaforado. El que había sido a sus 14 un pipiolo correctísimo, a los 15 resultaría
irreconocible en el bandarra anti-social, pendenciero y fumeta en que acabó
convirtiéndose.
Era evidente que Gonzalo
sentía un interés personal por mí. Es decir, que quería aprender de mí algo
importante en general para su vida. - Yo no podía decir lo mismo. No sentía el
menor interés en aquel jovencito de voz grave y profunda. Tampoco esperaba que
me fuera a facilitar pistas.- Sin embargo me caía bien. Me gustaba su voz. Me
agradaban sus modales pomposos. Me parecía guapo. Me hacía gracia.- Recuerdo
con exactitud el lugar y el momento en que me fijé por primera vez en el rostro
de aquel adolescente todavía desconocido. Algo en sus facciones nobles y
proporcionadas me resultaba muy familiar y me provocaba una corriente de
simpatía inexplicable.- En otras ocasiones, a lo largo de mi historia había
sentido esto, una especie de déjà vu en torno a alguien que me acaban de presentar pero que
terminará por formar parte de mi destino.
Adopté como un igual a
aquel joven bisoño que a su manera discreta se daba tantas ínfulas pero que,
por otro lado, era tan gentil como un oficial de West Point.- Entonces decidí
contarle el Mahabhárata, el Ramayana y los Vedas.- No sabía muy bien
qué me empujaba a hacerlo ni qué efecto tendría sobre su cerebro ya que no es
posible pasar `por las Escrituras Sagradas de la India y seguir siendo el
mismo. -Tal vez se lo conté porque parecía dispuesto a escucharme. -Durante
todo el otoño no hicimos otra cosa más que hablar de Krishna y de Aryuna, de
Bima y de Bishma, investigar y deambular en el océano de las epopeyas y la sabiduría antigua. - A Gonzalo le gustaban
los mitos; a mí también.- Hablarle a él de batallas, posiciones estratégicas,
armas secretas y carros voladores era como hablarle de ovejas a un pastor. Lo
entendía todo, también el significado de las acciones.- En algún momento, después
de muchos días leyendo y escuchando, el propio Gonzalo empezó a recitar el Mahabhárata. A contarlo y a explicarlo a
su manera sin pedirme opinión ni siquiera mirarme. Gonzalo estaba dotado para
entender lo antiguo. Igual que le pasaba con las batallas napoleónicas, que
podía reconstruir la disposición de las tropas y la forma en que se atacaron,
ahora las curiosas actividades de Sahadeva y de Draupadi, la partida de dados
trucados y la alianza de Krishna con los Pándavas, habían pasado a formar parte
natural de su acervo y de su memoria: Podía hablar de sus hazañas como si las
hubiese presenciado y apenas apartarse un ápice de la letra y del texto. Su voz
firme y engolada indicaba que estaba hablando como un médium, de la misma forma en que los bardos, los cronistas y los
poetas han transmitido desde la más remota antigüedad las leyendas, las
canciones y los sucedidos.
Pero lo más importante es
que Gonzalo era capaz de captar las emociones de Dhritarashtra o de
Yudhisthira. Hablaba como si fuese ellos. Igual que hacía con Napoleón.
Escuchaba con gusto el
nombre de Krishna y me animaba a llamar a Sat para que viniese a la Fábrica y
conocerle (pero yo hacía años que me había apartado de mi amigo el monje). Sin
embargo, tampoco se pasaba todo el día escuchándome.- Quería más.- Su manera de
pedírmelo fue regalarme una selección de la música que oía: Como buen
"retro" (o anti-moderno) escuchaba mayormente cuartetos de Corelli,
conciertos barrocos y música norteamericana de los años 50 tipo Elvis Presley,
Frank Sinatra, Nat King Cole, Sara Vaughan, Ella Fitzgerald, Carmen McRae, Dean
Martin y sobre todo Bing Crosby, cara de ángel.
-Gonzalo puso unos
villancicos de Bing Crosby y yo caí emocionado: Era el tipo de Navidades
Blancas que llevo persiguiendo toda mi vida. Y casi estábamos en Navidades.- La
voz satinada de Crosby era capaz de sugerir todo eso y a mí se me saltaban las
lágrimas.- Gonzalo, con tan solo 14 años, se hacía cargo de la tremenda
impresión que su música estaba haciendo sobre mí. Observaba en silencio y sin
alterarse mi emoción como si desde siempre fuese mi Amo, mi Señor, mi Raptor.-
(Entonces él, que aún estaba más o menos tranquilo, no sabía que nuestra
relación terminaría por des-centrarle mucho más que a mí).
Me contó que Bing Crosby
había sido un maltratador y un adicto al popper,
que tomaba con JFK. Siempre terminábamos riéndonos al figurarnos orgías de
Kennedy, Marilyn y Crosby en popper; luego el cantante de la voz de terciopelo volvía a su casa y... les daba a los hijos una
soberana paliza. Porque sí. -Sin embargo no tenía nada de gracioso que un
hombre dotado desa manera de cantar, pudiera a la vez ser un vicioso y un cerdo
hijo de puta con sus retoños.- Como a Gonzalo le gustaba, igual que a mí,
imaginarse películas, historias y musicales, veíamos a Bing Crosby
deshumanizado, drogado, grillado torturando a sus hijos con mirada gélida
mientras les acuna con The Bells of St. Mary´s
- Las cosas podían haber
sido así, más extrañas de lo que me había imaginado. Esto es lo que parecía
insinuar Gonzalito con su conmovedor florilegio de piezas de jazz y Christmas'
Carolls.
Todo podía ser más raro
que quedarnos anclados en las verdades eternas del Bhagavad-Gita.- Gonzalo era capaz de comprender el conocimiento
espiritual porque era capaz de comprender la poesía y el mito.- Pero quería
algo más.- Me contaba que George Washington -al que ambos admirábamos, y por
distintos motivos, -igual que a Bonaparte- ,
teníamos siempre a mano- había sido cultivador y fumador de cáñamo
porque en cierto pasaje de sus memorias comenta que ha separado las plantas
macho de las hembras. -Expresaba su curioso modo de ver la vida montádose una
especie de musical nazi cuyos principales personajes -de acuerdo con su physique de rôle- eran los personajes reales
de la Fábrica. Yo, por ejemplo, hacía de Nazi Bueno. Gonzalo, de Judío Errante.
- Interpretábamos curiosos duetos de Raptor y Raptado, Verdugo y Víctima.
Nos reíamos hasta
doblarnos pero él quería más y yo, finalmente, tuve que darle algo: Le dije que
"Hitler había subido al Cielo".
- Fue como un campanazo, una explosión de locura
en la mente de mi presunto discípulo. Durante un rato solo guiñó los ojos y
farfulló incoherencias como quien sufre de un
cortocircuito en la base del hipotálamo. No hacía más que repetir la
frase como un maníaco. Me preocupó; a lo mejor se quedaba tarumba para los
restos. Pero no, a los pocos minutos volvió en sí, centró la mirada y recuperó
su discurso y su actitud habituales.- Le
aclaré que era una cita de Raoul Donald Walsch y de su afamada obra Conversaciones con Dios. - Quise
explicarle por qué Dios (Dios mismo, alive
e in person) en el tercer volumen ese
texto llega a decir que Adolf Hitler en el fondo fue inocente y puro, y por
tanto fue al Cielo.- Pero Gonzalo no necesitaba tantas explicaciones: Para él
era obvio que el Führer debía estar
en el Paraíso.- Teniendo en cuenta la fantasía de Gonzalo, le sería fácil
representarse el Walhalla de Hitler:
Un paraíso alpino lleno de secretarias de los años 30 cuidando de Adolph, el
Artista Ensimismado, el Romántico par
excellence. En realidad ni siquiera tenía que fantasearlo; lo había visto
en aquellas grabaciones de Super 8: Hitler en El Nido del Águila con Eva Braun
y un séquito de amiguetes hiperbóreos. "Claro, claro. Tiene razón", recapacitaba Gonzalo demasiado
serio, demasiado atónito todavía."Hitler cuando murió, subió al Cielo".
- Por una vez me preocupó
el efecto que esto pudiera ejercer sobre su proceso
de formación. Si hay algo en lo que coinciden hoy en día todos los
educadores, es en el principio de que a
los niños no se les debe hablar bien de Hitler.- Algunos serán de la
opinión de que no se hable de él en absoluto.- Otros esperarán una exposición
fidedigna de los hechos acontecidos y al final una enérgica condena moral.
-Pero nadie desea que los escolares admiren y quieran al líder de los nazis.
Porque si le tomaran cariño y aprecio, es posible que empezaran a imitar sus
métodos.
Gonzalo había venido
buscando algo y no se iba a ir de vacío: Estaba muchísimo más desmelenado que a
principio de curso. -Ahora no hablábamos más que de la Guerra de los Siete Años
y de la Fundación de los Estados Unidos.- Gonzalo estaba absorto en aquellos
tiempos remotos igual que el gilipollas de mi hijo. Podía describir la batalla
de Austerlitz como si hubiese estado presente. En algunos casos corregía la
exactitud histórica de algunas series de TV como Napoleon de la TF1 francesa: el final de la batalla de Waterloo, puntualizaba, no
fue como se refiere en ese episodio de la serie. Fue más heroica.
Recordé
que con 9 ó 10 años yo había leído una biografía de Napoleón y la derrota de Waterloo -en parte causada por un
mariscal que se apegó al cumplimiento de las órdenes cuando era obvio que
habría sido mejor desobedecerlas- era lo que más me había impresionado.- Sin
embargo no recordaba los detalles de los últimos ataques ni de la rendición.
Pude comprobar que Gonzalo tenía razón, al examinar los libros de Historia. -Gonzalo
estaba mejor documentado que los guionistas de la televisión pública francesa.
Bonaparte era un
personaje que salía mucho en nuestras conversaciones. Pero en realidad no era
un personaje ni tampoco un tema sino que Napoleón se encarnaba en Gonzalo y
Gonzalo podía hablar durante horas seguidas de Napoleón como si fuera el mismo
Napoleón.
Gonzalito estaba
fascinado por los asesinos de masas. Se tomaba en serio a Stalin, a Mao, a la
Bomba Atómica y a la Yihad (300
millones de víctimas según el artículo de wikipedia). Napoleón había tenido el
honor de ser el primer asesino moderno de masas y por eso lo teníamos siempre a
mano como un Diablo perfectamente reconocido y reconocible. Daba mucho juego en
los musicales.
Estaba interesado en los
Grandes Malvados (Most Evils) pero también en los monstruos dignos de compasión
como el Hombre-Elefante del que te hablaba como si hubiese sido un chico de su
barrio al que una vez defendió para que no le arrebataran su carrito.- Mientras
caminábamos de allá para acá en la lluvia sin encontrar en todo el pueblo un
solo rincón que nos acogiera, aquel imberbe de 14 años me revelaba con voz
enfebrecida el significado oculto del encuentro de la Extraña Criatura del doctor Frankenstein con la niña y con el
ciego.
Susurradas por aquel
chico que entraba casi en trance cuando hablaba de Mary Shelley o de Wellington,
aquellas revelaciones me nutrían, me hacían entender mejor las cosas: Nosotros
mismos éramos los monstruos y terminaríamos desvaneciéndonos en los confines
del Polo Norte.
Gonzalo todavía no había
empezado a tomar hipnóticos (empezaría al año siguiente, en cuanto cumplió los
quince, en el minuto 1 de su cumpleaños) pero ya era capaz de visualizar las
brumas cárdenas de Manhattan en el cielo primaveral de un poblachón manchego.
Su imaginación era un ensanche: los arrozales de Vietnam y el limo de El Nilo
emergían para él, para nosotros, en las
sobrias lagunetas medio secas de La Mancha
- Alarmada por la
naturaleza de nuestra relación, su madre vino a verme. Era una mujer pequeña y
atractiva con la voz cantarina y semi-histérica de Gracita Morales. Su hijo la
había imitado muchas veces. Nos imaginábamos a su madre delante del juez
acusándome de pervertir a un menor de
edad y de haberlo metido en el mundo de la droga además, naturalmente, de sodomizarle de vez en cuando. Fingiendo su
voz de pito obligábamos a la madre a decir cosas que jamás diría.- Era
increíble lo que Gonzalo la despreciaba.- A mí me salía decirle cosas como que
"era su madre" y que "tenía que amarla y respetarla".
Pero contenía estos impulsos moralizantes y al final no le decía nada pues yo
tampoco habría sentido afecto por mi madre, o por cualquier otro ser humano,
simplemente porque la relación genética y las costumbres me impusieran ese
sentimiento. Es decir, nunca funciona el tienes-que-querer-a-x.
-¿Hay que
obedecer y respetar a nuestros padres y a nuestros mayores? ¿No era
precisamente ese aserto el que mantenía cautivo al pueblo en la Muerte? ¿Y si
el respeto a los mayores era el respeto hacia unos energúmenos enfermos de Odio
y Envidia que juegan a la petanca y sonríen felices mientras sus hijos se
extinguen entre los dolores del cáncer, los infartos súbitos, los accidentes de
coche y los suicidios par delicatesse?
Gonzalo ponía la voz de
Gracita Morales de su madre y cacareaba estupideces. Vencido por la risa y
aunque no fuera correcto, no podía dejar de sentir que su madre era una pobre
gilipollas resentida siempre chilloteando órdenes y amenazas a las que no había
que hacer ni caso.
Nada más encontrarnos, me echó en cara que no cumpliera mi horario
laboral. Porque ella había venido antes y yo no estaba. Empecé a
sentir que odiaba su pequeña figura exigente. Aguantando la cólera, nos
sentamos a hablar de su hijo y en seguida -era veloz e inquieta como una
ardilla (o como una rata)- me exigió que
no fuera amigo de su hijo. Me eché a reír: Era imposible prometerle eso: - ¿Qué
ley establece la edad media de mis interlocutores? - Uno solo elige hasta
cierto punto de quién se hace amigo, con quién se vincula. -Pero aquella
mujercita no se acordaba de Sócrates en aquel momento y seguía insistiendo: Me
prohibía terminantemente toda relación con su hijo. Muy bien. Como dicen los
españoles: Cojonudo: Lo nuestro se iba a parecer a lo de Romeo y Julieta: ¿Cómo
podía impedir que nos relacionáramos?- Pero como insistiera tanto y estaba
encendida, procuré tranquilizarla: Le
prometí que "haría lo que pudiera"
(como si le dijese que intentaría dejar
de fumar), la invité a salir al patio de los Olivos, el rincón menos feo de la
Fábrica. Intenté que se relajase: charlamos de música, concretamente del Anónimo veneciano. Yo trataba así de
calmarla pero no pude dejar de fijarme en sus muslos con medias blancas
asomando bajo su falda. Ella no era fea ni parecía mayor como las demás mujeres
del pueblo. Era erótica. - Y, estaba
claro, me consideraba una influencia perniciosa. Tal vez tuviera razón.
YA no estábamos
en el caserón sino de nuevo en la Costa (no en mi Playa), seis años más tarde (2015):
mi Señor, mi Raptor parecía mucho más triste y avejentado. Había dejado por
unas horas su trampa familiar con mujer e hijo para intentar hablar conmigo en
la terraza de una heladería del paseo marítimo. Como de costumbre, yo resultaba
invisible para los demás.
- He estado dudando en incluirle en mis memorias -decía con
tono lúgubre- pero la verdad es que cada vez que pienso en los primeros tiempos
en el pueblo, Ángel Q. (Descanse en Paz) reaparece insistente. Como si le
debiera un memorial. Como si su destino encerrase alguna clave sobre el mío. La
memoria tiene sus propias inercias...
Suspiró y miró
hacia el mar, hacia el infinito. Yo entendí más de lo que él entendía: Le debía un memorial a aquel difunto
porque se sentía culpable de algún modo de su muerte; reaparecía en su
imaginación porque tenía miedo de acabar como él.
- Le veo alto y nervioso, - continuó- siempre vestido de
negro, una capucha de pelo blanco grisáceo cubre su cabeza y esto le da un aire
cosmopolita, europeo. Sus ojos son hondos y trágicos... enfermizos,
frágiles. Como si, a pesar de su
estatura, estuviesen acostumbrados a mirar desde abajo. Pronunciaba la
"ere" a la francesa y era moldeador de membrillos en la sección de
Francés.
Volvía a
detenerse y a contemplar el mar: sentía ternura y nostalgia.
- No sé por qué supuse que Ángel podría saber dónde se
conseguía hachisch en el pueblo. Me
contestó que desde la época de sus oposiciones a modelador no había vuelto a
probar esa droga. Se había encerrado con un amigo en una casa de montaña en
Cazorla para preparar la prueba y allí había fumado mucho y le sentó mal.-
También me contó que en la Fábrica existía un grupo de moldeadores que se
juntaban para perfeccionar su francés y
me animó a unirme. Por la tarde se desarrolllaban clases de teatro en el Ayala (la
única sala de espectáculos de la localidad). Los viernes después del trabajo algunos compañeros se reunían en
el Chaparral para tomar cañas.
- Todo me pareció propicio, en especial lo del teatro
viniendo todavía del impacto de la segunda Escuela de Amor donde había
descubierto su poder como medio de auto-conocimiento de las pasiones. A lo
mejor en este pueblo perdido yo podría encontrar idiomas, cultura, amigos,
descubrimientos...
Volvió a
suspirar; el humor que le ensombrecía era semejante al viento de la Muerte.
Hubiera debido alegrarme de verle cada vez más próximo a su final...
- Pero todas mis ilusiones y esperanzas se frustraron: el
grupo de Francés fue decayendo hasta extinguirse, el teatro al final nada tenía
que ver con lo que yo había aprendido con Gema en la Escuela de Amor, hasta las
cañas de los viernes se clausuraron por falta de asistencia.
Su tristeza
esta vez fue más densa, me miró como si de veras me viera, me invocó
intensamente en el ensueño que manteníamos desde hacía 30 años, casi se fundió
conmigo:
- Hay algo amargo en mis recuerdos de Ángel Q... Esperaba más
de su amistad. (¿Fuimos alguna vez amigos?) Me apabullaba su aceleración. Al
final de aquel primer curso discutimos en el Chaparral cuando me dijo que yo no
era escritor si no había publicado. Ese comentario me llenó de ira, seguramente
porque tenía razón. Porque no soy sino una criatura de papel, ni siquiera un
ser humano...
Al cabo de otro
silencio fúnebre mi Raptor, mi Verdugo se rehizo para concluir:
- El curso 2011-2012 por fin obtuvo lo que tanto había
deseado: un destino en Madrid, en una Fábrica ideal, ubicada en el pueblo de su
grupo musical favorito: Vetusta Morla. Ese mismo año enfermó de cáncer y murió
en julio. Él había sido quien me abrió las puertas del pueblo. Pero las puertas
daban siempre a sitios demasiado angostos.
MEMBRILLOS
2010-2011.
Presagios cada vez más
ominosos nos obligarían al final a marcharnos del caserón y del campo. Mientras tanto en la Fábrica, el
segundo año, me vi enfrentado a una remesa de carnes de membrillo como no había
conocido nunca. A decir verdad, estos
jóvenes materiales presentaban un avanzado estado de descomposición... O de formación
-: Ya casi eran pasteles.
Habían sufrido a lo largo
de más de una década todo tipo de laqueados, barnices, edulcoraciones: Francés de Camus e Inglés de Tolkien, la
tabla de los elementos periódicos de Mendeleiev hasta el tecnecio, Matemáticas
del Caos , Filosofía :(De la Banalidad del Mal al Diario de Ana Frank y la V de
Vendetta pasando por Hannah Arendt), la Física de Cuerdas, la Química de Rupert
Sheldrake como dos damas de pantalones ajustados y tacones puntiagudos que hacen en julio sus viajes a Thailandia o
a Zaragoza. -Eran membrillos muy ilustrados:
Historia desde Papá Nöel a Garibaldi pasando
por Barbarroja. Geografía Humana del
País de los Fantasma. Informática en lógica triádica con Criptografía de
Tercera Contraseña y generación de valores financieros pay-pall. Dibujo Técnico de Poliedros Multi-irregulares a lo Lucca
Paccioli. Y, cómo no, la tozuda sintaxis,
la gramática negativa, la morfología inflexible, la semántica árida...
Como un hombre con el cuello rotundo que hace NO con la cabeza y mil veces NO
antes de que hayas acabado de hablar. - Eran postres muy formados.
Algunos membrillos ya llevaban por entonces a sus espaldas largos estudios de música o artes plásticas: estudios de diez
años. Sabían tocar el clarinete, la tuba, distintos saxofones, el piano y por
supuesto la guitarra. Alguno había pintado al óleo y a tamaño real nada menos
que la Gioconda de Leonardo. Otros como el membrillo llamado Saúl, Rey de los
Ejércitos ya habían construido incubadoras artesanales para crías de mirlo. El dulce
ente no menos destacado al que llamábamos Luis obtuvo una calificación de 10 sobre 10
-entonces todavía no existía como máximo la de 13-, en el concurso 1ª) provincial, 2ª) comarcal 3ª) autonómico, 4ª) nacional, 5ª) continental
(UE), y finalmente 6ª) mundial de membrillos
de Sri Lanka, . Lo bordó.- Y apenas eran más que membrillos de 17 años.
Eran la crème de la crème de la créme , el buque-insignia,
la última flor, el grupo estrella, el canto del cisne de los Años del Pelotazo,
el renacimiento de la movida, el atardecer de los años gloriosos, el retorno de
la Década Prodigiosa, una especie en proceso de extinción, los Elegidos
para la Fama, el proyecto ideal, la utopía realizada, las Ovejas Blancas, una
perita en dulce, canela en rama. Eran de
lo que no hay: los membrillos perfectos.
- Gracia y belleza imprevistas brillaban en la `piel de
aquellas reposterías de la banasta 2011. Raqueles e Irenes de las que o se mencionarán aquí los nombres: Bellas
azules como la paz y los rasgos redondeados de la bondadosa huérfana, Bellas de
largas piernas como auroras de valquirias, bellas de pechos pisciformes como valiente es el nombre de Helena....
(Curiosamente más de uno de ellos, sin haber llegado a los 20, ya había
perdido a su padre... La Muerte sorda ahorcaba de vez en cuando a los hombres
de 40 sin que nadie pudiese dar una razón. El infarto, el accidente de coche o el
suicidio se comentaban en los días
posteriores al entierro y luego se escondían debajo de la alfombra, en las
cuevas, bodegas, neveras e hipogeos incalculables que horadaban todas las
casas, como si los lugareños intearan escapar del pueblo ampliando sus
viviendas en dirección al Infierno).
- Ahora estas jóvenes
golosinas completaban su última fase en la Fábrica Nacional de dulces
sosteniendo una apariencia engreída,
autosuficiente, resabiada; más que cínica,
burlesca. - Menudos membrillos. Qué creídos. - Unos soñaban con participar en
Gran Hermano convencidos de que les bastaría entrar en La Casa para ganar el
concurso, tan grande era el encanto de sus plumas y de su forma de ser. Otros,
compuestos de materiales procedentes de
Bulgaria, estaban rastreando las bocas y las sedes de todas las chicas del
pueblo. - Eran por uno u otro motivo algo fuera de lo normal. Los mejores que se
habían visto y que se verían nunca en la cadena
taylorista de preparación de productos alimenticios industriales. Amasados,
cortados, merengados, preparados y horneados con mimo desde hacía más de un
lustro. A estos no se los iban a comer los perros del Kentucky Fied Chicken ni
los contratantes marroquíes de segunda generación de la Albufera. Alcanzarían las mesas y los manteles de
Palacio. Eran chucherías para reyes, éter de las altas esferas.
- Tal vez por eso a algunos modeladores se les antojara que a
veces se reían de ellos, que les tomaban el pelo con sus tirantes bocas de
líneas de chocolate; idea paranoica tratándose nada más que de inertes masas de
azúcar, agua y membrillo.
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