ROCHAFRIDA
"Viejos chalets abandonados a los
estragos del invierno, pardos como los juncales, enterrados en las hojas... Una
sugestión de verano, barca y alameda y ahora ¿dónde fueron?
"El placer lanza reflejos y parpadea
de frío como hoteles clausurados en la isla en su limbo de invierno.
"¿Soy el único que ama estos espantos del campo,
este exilio de sí mismos de los centros de recreo? El Silencio o El Sosiego y todavía más : Mi Sanatorio... , nombres que
hablan del beatífico amor del urbano por el árbol. -Y si tanto lo queréis ¿por
qué los dejáis tan solos, suspensos, en éxtasis, en la niebla?
"Y el perro no ladra, aúlla; es un
pequeño chacal que no defiende su verja sino que canta su pena.
"Subo, subo, busco el nacimiento con
un propósito trémulo... ¡Acaso no sé qué quiero? De humanos solo cancelas e
invitaciones al robo.
"Camino sobrecogido, mi especie en
franca inferioridad numérica frente a multitud de animales que campan o se
esconden tras “el velo de candidez que hila la naturaleza”. ¡Por qué entonces me sobresalta el rasgueo de la hoja de catalpa en
la vieja carretera! Ya he visto a la fiera nutria cazando en la
catarata.
"Pero arriba, “aún más arriba” donde el hotel recóndito de ensueño, semi-real en la bruma
navideña, hirviendo de vaho el lago, cendal matinal y celestas en la charla de
gorriones, raro molino abierto en los límites interiores del parque donde nadie
se preocupa de retirar la hojarasca de los inútiles patines del embarcadero.
Coches al fin, metal en extraña geometría en el campo, olor a humos de humanos, manteles y vidrieras
en el salón oscuro y despoblado..., vestigios inequívocos pero no veo cuerpos
ni rostro alguno de humanos.
" -¿Qué os creéis, que no
recuerdo las antiguas primaveras del Ana? Hace millares de años... El cámping
aún no existía ni el albergue ni los tristes chiringuitos de cemento en las
playas y pinedas. Mi vida no es más que
una larga caminata por una calle solitaria; yo la recorro como camino natural
del Ana, a la expectativa igual que entonces de inusuales epifanías y
sortilegios.
"- ¿No os dais cuenta, no os dais cuenta del
goce de la soledad magnífica? ¿No habéis bajado como yo hasta tocar con un palo
los ojos del río, el agua manando directamente del barro, manando desde el
recodo hacia la laguna? ¿No os dais cuenta del salvaje deseo solitario del
caminante por los esteros palustres? Sufro el vuelo de dos rapaces sobre el junquedal de los
confines del parque.
"- ¿Y
para qué voy a pasar al hotel como Goethe a una venta? ¿Para qué voy a gastar
1.5 € en un café? La última vez que pasé, el recepcionista se deleitaba
solitario mirando porno en la web.
"- No creo que estuviera a la altura
de lo que ahora siento... Esta mañana no quiero mirar el alma de hombres,
bastan silencio y ruidera. Subo estremecido hacia ermita de San Pedro y ¿qué
busco? , ¿qué busco? No sé qué quieres que quiera.
Los chicos escriben: “ Javier dice que canta cuando tiene que caminar largas distancias”. Estas cosas me conmueven.
"El día que yo nací, me encontré con un gran
silencio: mi madre estaba dormida, mi papá estaba enfermo; salí al mundo, los
vi y empecé a hacerme cargo. Y así ha sido hasta ahora. No asisto a su
espectáculo como a una cosa rara y desconocida.
"...
He perdido la estructura en el Celemín del Hidalgo; todo se complica en
Verona... Hay algo por ahí que no capto a pesar de mi despliegue de
inteligencia. Y la necesidad de experimentar maravillas y milagros es
inminente.
"Yo ya no pienso sino continuamente en Dios y no en humanos. Mi
vida es ahora este irreal puentecillo de madera sobre el torrente en rápidos
y florestas, tal vez este olmo viejo que
parte el río por el medio.
"Pero debe haber algo más ahí arriba,
más adentro, más lejos del agua, “más arriba”... Bendiciones desde el
trovar de Verona, las alegres peripecias y aventuras del Caballero de la
Triste... Sí, todo es magnífico: la soledad en el estruendo de los arroyos, el
preludio para la siesta de un fauno y sin embargo, ¿no os dais cuenta? Me
ponen triste esas fotos de labriegas y labriegos de la Ossa en romerías de San
Pedro de Verona que pasaron. (¿Documentos de nesciencia, de desdicha de vidas
que terminaron? Y ¡por qué siento estas cosas en los remansos inesperados?)
"La mañana se ha puesto grave,
obscura: ni se abrirá a mediodía ni declina todavía hacia el crepúsculo.
Indecisa la luz como mis propósitos de ascender hasta las fuentes, los orígenes
remotos del Ana. -¿No veis que ya voy vencido? No es por la cuesta ni por las
piernas ni por la edad. No es la chispeante lluvia, la inclemencia. Ni la
pena...
"Al fin y al cabo en tu diario de sedicente poeta
siempre podrás anotar la crónica de la sorpresa de un conejo, dos conejos, tres
conejos, deteniéndose inocentes tras varios cortos saltitos, evidentes en el
espacio por sus blancos rabos. Vosotros, conejos mansos, alegría de las
primeras dehesas, sobre los primeros plantíos de tierra roja, saliendo de las
riberas, ¡no veis cómo os quiero, os compadezco? La vuestra no es como la
indiferencia olímpica de las escasas águilas, la estupidez petulante de los
patos machos de cabeza negra, la afrenta continua que supone convivir con aves
y otros seres taimados que me ignoran.
"Creo que vuestras miradas leporinas presienten ya
los ojos tranquilos del conejo doméstico, vuestro gordo semejante inválido de
dos patas, el de saltitos grotescos. -
(Odio por los cazadores. Tomar partido por el bando de los conejos, disparando
la peste sobre el bando humano. ¿O no habéis oído que está escrito “vuestras ciudades son cánceres
de la Tierra”? ) - Y si muriere este parque
muriere yo pues falláranle los pulsos a mi tierra. “Laudata sia l´acqua, laquale e molto umile et casta et pretiosa” y a vosotros –Aire, Fuego- os da igual: solo
perseguís una amenidad incesante; hay más stress en
el campo que en un burdel de Cipango donde jueguen doce jueces a la ruleta
rusa.
"Pero a mí no
me inquieta, estoy desde que nací más que acostumbrado a la deriva del son en
la estructura e imprevisto de la musa. A unos les deslumbra Scarlett Johannson
en su anuncio de perfume de Navidad; a otros les huele mejor la cintura de
Shakira; yo, con el debido respeto, suspiro por Paris Hilton en el concurso
“¿Quieres ser mi Amiga?”. Con estos pensamientos en la cabeza no me extraña que
no te aburras, nervios hasta en el
campo.
"Hay una ansiedad continua por llenar
este cándido silencio de la mañana gris en los campos, hay una necesidad
incesante de huir de mí (“aunque me reces”). - Yo sé que la vida solo es un ascenso
hacia formas de soledad más profundas, un terror a la idea de ser Uno y de
perder la persona.
"...
Hay belleza que ya puedo besar en el olor que me envuelve hace rato –como a
árbol, como a leña- y que me cuesta entender que es el mío, mezcla entre poros
y epidermis de las salvias y los espliegos del campo que rozo desde hace horas,
desde hace días, desde siempre.
"Pero
qué más da si fuera físicamente perfecto, más hermoso que las hierbas de Walt
Whitman si no me canto a Mí Mismo. Me enamoraré de la nutria... o de gata de
almendrados verde-grises y lomo pardo con dibujo de ardilla o de armadillo.
"Una inclinación natural hacia los
contactos genitales con bestias, calienta como el tomillo el invierno envuelto
en vapores libidinales del campo. En general todas las cosas están haciendo el
amor con todas las cosas, más allá de los estros fétidos de la primavera. ¿No
veis el romero en flor, de noche no echáis de menos el pi-pi y el cu-cú
insomnes de Mayo?
"No.
Ajenos a mi pena de igual modo pasáis del dolor del campo. Ese pajarraco
negro, el amo de las lagunas que las
planea a lo largo, ¡creéis que no sé lo mucho que me odia? Si no, no huiría
cada vez que me acerco.
"Vosotros, inocentes sin palabras, no
pactéis fácilmente con los hombres, no seáis como yo. -Vuestro estúpido desprecio , es vuestra más segura defensa. No
seréis domesticados. Parece que cuanto
más salvaje el animal, tanto más bello (no es de extrañar que Play Boy
escogiera como logo a la conejita con corbata). ¿No os dais cuenta?
"Y terminado el ascenso, y terminada la ida,
al torcer en El Lobar, allá al fondo
el gris paredón en peña: romance de Fontefrida."
SLOTERDIJK Y JUANLU
Tiempo atrás había leído no sé dónde que el
filósofo alemán Peter
Sloterdijk había dicho que Osho era el Wittgenstein de las religiones.
- Lo que de inmediato disparó mis
fantasías de un encuentro casi imposible
entre un Rajneesh
niño y el prematuramente envejecido genio del aforismo.
Tal
vez ese Sloterdijk hubiese pasado, como yo, por el Buddha Hall de Koreagoon Park
en Poona y se le quedó algo adherido,
como a mí. Esperaba que Sloterdijk fuese el Osho de la Filosofía del mismo modo
que Osho fue el Wittgenstein
dinamitador de toda doctrina y a la vez un místico.
Pero
desde la primera página y la primera línea de Esferas II. Globos me pude dar
cuenta de que me había equivocado de dirección:
"Siete
hombres entrados en años en un paisaje idealizado, no lejos de una ciudad
griega, quizás Acrocorinto, quizás Atenas, con seguridad no Esparta..."
- Nada de lo que ya había
esperado: nada de Osho, nada de Oriente. Ese Sloterdijk que había dicho de
Wittgenstein que era el iconoclasta de la Filosofía, había estado como yo en
India, pero no se ponía de rodillas ante la sabiduría de los salvajes ni caía
en arrobamientos místicos a favor del consumo del peyote o cualquier otra
revitalización del sistema de paranoia
colectiva arcaico llamado Nueva Era.
- Debía ser más
bien uno desos trotamundos concienciados alemanes o daneses, uno de aquellos
melenudos rubiascos que se veían en los ferries
de Grecia, en los paladares de Cuba,
en los desiertos de Marruecos, en India, o en cualquier parte (-en el lugar más
recóndito y salvaje siempre encontrabas un alemán que había llegado antes que
tú).
- Algo así como un alternativo-anti-sistema-anti-globalización-neo-rural-filo-ácrata
bajo la carpa protectora o sistema
institucional de provisión de mimos de la Social-Democracia de la Deutschland Bundesrepublik recién Re- Unificada; mimos que a esa especie de neo-hippy des-preocupado que lucía su
insolente bigotito rubio en la portada, podían permitirle -como a mí me lo
permitió un país con menos Servicios Sociales- una temporada en Poona, en Koreagoon Park, junto al todavía vivo "Wittgenstein de las religiones".
- ¿El cínico de las religiones? - Tal vez sí.
¿Quién más cínico que el Segundo Wittgenstein, el de las Investigaciones Filosóficas, preguntando por el significado real del acto
de hacer una pregunta?
-Y sin embargo este hombre joven todavía, con media melena vikinga o
nibelunga y bigotito chulesco de hippy-macho,
-libertario pero que te puede soltar un par de hostias como te pases-; una
mirada clara, verde, aguda donde se concentra un desprecio absoluto, duradero y
profundo hacia el Lector; este Sloterdijk de Karlsruhe, por algún motivo me
resultaba desafiante, y enormemente atractivo.
- (Se veía solo por la cara, por la fisiognómica
(como decía él) que tendría más de cien razones para justificar por qué nos
despreciaba tanto. -Aquel genio de la fenomenología del espacio, aquel
esferólogo, aquel prodigio de la escritura y de la estructura, me instalaba de
nuevo y desde la primera frase en un jardín que nada tenía que ver con Oriente:
El de los Filósofos del Mosaico de Torre
Annunziata...)-
- Una sola e inocente
frase había anunciado con solemnidad el espacio-esfera que el hippy matoncillo Peter, -el macarrilla
despectivo Sloterdijk pasado por Poona, cocido -como aquel que dice- en
las espumaderas de Osho- nos proponía habitar durante más de 900
páginas. -
-
Al principio proseguí solo por encontrar alguna
huella de Rajneesh, la famosa síntesis Eastern-Western,
repetidamente anunciada. - Pero
no la
hallé por ningún lado.- Sin embargo, como pura literatura, el discurso sobre aquel mosaico de los
filósofos, se extendía hipnotizante una página tras otra...
Y aunque el Autor Peter
Sloterdijk me seguía pareciendo el típìco teutón enteradillo, a lo Günter Grass, uno que ya no va con la cabeza baja
por lo de los nazis - como Heinrich Böll que parecía él más bien un judío-víctima
y no levantaba la nariz, abochornado por lo bestias que fueron los nazis, todo
el rato pidiendo perdón y sintiéndose con complejo de culpa y peleándose con
los católicos de Colonia- sino que hasta
se atreve a leerles la cartilla a otras naciones. Del país de Hitler, sí, -
pero ya sin complejos. A los españoles nos recriminaba que antes tuviéramos
tantos santos y ahora solo deportistas: nos ponía como tarea que nos
planteásemos por qué. -Un hippy que ha pasado por Oriente, pero
sigue sin remedio todavía en la atmósfera de "cinismo general y difuso":
El mundo de la Ilustración, el del siglo XX, XIX y XVIII. Un europeo culto que
está aún peor que antes de ir a India.-. Sin embargo, seguí leyéndole:
-Era evidente que me había encontrado con un ateo de categoría, un peso
pesado, un Zýniko de tomo y lomo. -
Pero al ser mi Dios un Dios de tipo Oriental, un Dios que baila, se escapaba y
driblaba hacia el Este los análisis prolijos de una globología o esferología metafísica y a la vez terrestre y
ultra-post-neo-ilustrada. - Me parecía que los sarcasmos del filósofo
dadaísta de Karlsruhe no llegaban a golpear a Krishna. -Pero no era del todo
así: - El sacrilegio tiene sus propias
dinámicas. - (Porque él sin duda había viajado a India, Lo conocía, podía
pronunciar Su Nombre con naturalidad; pero no Lo veneraba).
- A Osho le gustaba más Buddha, el ateo-agnóstico-gnóstico-deísta-teísta.
Más Buddha que Krishna.
- (Mis fantasías teomáquicas se disparaban imaginando un encuentro en el Cielo
entre el Señor Krishna y el Buddha Siddhartha:
pero no luchaban como Aláh el Dios
con turbante musulmán contra Santiago
Matamoros lugarteniente de Cristo, Dios
Europeo rubio y sin turbante: Son el mismo Ser para la verdadera Sabiduría).
Las extrañas
circunstancias que rodearon a mi encuentro con aquel ajado ejemplar de Esferas II forman parte del Catálogo de los
Avatares de Eros: del Amor. - Y constituyen una Novela Filosófica
como el proyecto de Sloterdijk de Esferas, Globos y Espumas:
-Años
atrás lo había visto en los escaparates de las librerías del centro de Vieja
Ciudad Costera del Extremo Sur de Europa -numerosas e infectas como el
perímetro milenario, grávido de fantasmas incluso a plena luz del día, donde se
incrustan las librerías de viejo como cuevas hacia otros mundos- y me había
sentido atraído por la belleza de la portada con el rostro joven del Autor
escupiéndote su profundo asco y menosprecio. También me atraía la extensión y
la monumentalidad de la obra. - Para mí, y para los demás lectores insaciables, no hay nada mejor que sumergirse en un tocho
de 1000 páginas como Gone with the Wind. -Eso hace que me olvide de las penas de la
vida. - Los buenos novelones bien voluminosos como el Diario de Ignatius o el de Amiel,
hacían más compañía que las secas novelillas de 200 páginas del Último
Positivista: Michel Houellebecq.
-Me atraía, merodeaba en
torno a Sloterdijk igual que me interesaban otros cerebros filosóficamente
activos como Georg Steiner o hasta el idiota
de Jûrgen Habermas (que no había superado un
test de inteligencia básica que le hizo una policía afroamericana en la aduana
del aeropuerto de Orlando). Habermas había llegado a decir algunas de las
mayores y más peligrosas estupideces de fin de siglo. En algún momento a mí no
me habría importado insultarle o darle una paliza
.- Tampoco dejé de echarle un ojo a la filosofía francesa actual que
siempre me enseñaba sutileza: Albert
Camus, George Bataille, el cínico neo-libertino Onfray, el romántico Réné
Girard, Paul Ricoeur, Edgar Morin, Roland Barthes, Michel Foucault y Cioran sobre
todo, y otros como Sartre, Lacan,
Deleuze, Derrida o Lyotrard sin la menor importancia . - Y en Finlandia (Hintikka) , y en Chequia (Baumann)
, y en Croacia (Zizek), y en la India (UG) y en Pakistán (Idries
Shah) y en todas partes nacían nuevos debeladores de ídolos, nuevos
nietzsches a los que yo no les perdía la pista.
Por fin un día encontré
al alcance de mis manos el librote de Sloterdijk. Estaba despanzurrado y cuarteado, la
bella portada de color calabaza con el cartón medio roto, descuajeringada por
completo la contraportada, y el texto mismo pintarrajeado aquí y allá con
violencia, con subrayados de entusiasmo y notas a lápiz flipantes o
ininteligibles en los márgenes. -El gastadísimo ejemplar de Esferas II que tenía Juanlu era una
reliquia.
- Me gustaba que
estuviese destrozado como si fuera una antigualla del siglo XX (el Siglo de los
Doctores) aunque era Filosofía del XXI y para el XXI.
- Sloterdijk era un genio y yo iba a encontrármelo donde menos lo
esperaba: en casa de Juanlu, joven Modelador de Membrillos sevillano, compañero
en la Fábrica aquel curso de 2007-2008.
- Al principio me pareció un cantamañanas, un chico de pueblo
atorrante, un sevillita listo que quiere meterse a todo el mundo en el bolsillo
y emplea toda su energía en caer bien. Un panoli.
-Necesitaba amigos con
urgencia en mi centro de trabajo aquel 2008: Ya le caía mal a todo el mundo: la
mitad de mis compañeros me había retirado la palabra; la otra mitad había
sufrido algún desagradable incidente conmigo. Estaba más solo que la una,
aunque mi frecuencia de contactos sexuales intra-et-extra-phabrica
fuese superior a la de Mesalina en el día álgido de las bacanales. Pero
quizás precisamente por eso no me atraía en absoluto hacerme amiguito dese
joven sevillano que va por la vida hablando a voces y haciéndose el simpático.
- Pues conmigo le va a salir el tiro por el culo: cuanto más se esfuerza por
agradarme, tanto peor le trato. Le digo que
me recuerda al actor Fernando Tejero; lo que en mis términos sinuosos viene
a significar que me parece un gilipollas,
que no me lo tomo en serio sino como un personaje de entremés, un pamplinas
como los que salen en los sainetes de los Álvarez-Quintero.
- Le quiero decir al compararle con el actor español que más detesto, que me
parece el típico graciosete de la vega sevillana, una muestra de las
involuciones espirituales de Andalucía. - Y sin embargo, ¡ya había llegado, tan
joven (tendría unos 30 años), a Modelador de Membrillos!-Qué mal estábamos.
-Por supuesto no le dije
todas estas cosas. Pero estaban en mi mirada de odio furibundo mientras le
seguía el rollo y le sonreía con malignidad. El pobre Juanlu siempre estaba un
poco asustado cuando me dirigía la palabra. Yo no le ponía fáciles las cosas:
Procuraba ser lo más antipático posible a ver si me dejaba en paz. Pero como
insistiera en buscarme una y otra vez, decidí vengar en él todas las causas
traicionadas que para mí representaba: El declive de la cultura y del modelado,
la vulgaridad españoluza y sobre todo la inquietante interjección "Mi arma" que solo un sevillita como
él podía utilizar y pronunciar correctamente. -Cuando Juanlu me decía "mi Arma" y yo entendía que estaba
diciendo "mi Alma" pero que, para
atemperarlo, para que no fuese una exhibición de afecto tan exagerada, lo
escondía pronunciándolo a la andaluza "mi
arma" (lo que nunca llegaba a sonar como "mi pistola"). -
Cuando Juanlu me decía "mi Arma",
en medio de diversas discusiones y circunstancias, yo me derretía.
Tras varias semanas
cortejándome, consiguió al fin el dudoso privilegio de tomarse conmigo unas
cañas a la salida de nuestro centro de trabajo
.- A los cinco minutos de
estar con aquel joven que me había parecido insubstancial, cambié radicalmente
de opinión: Me pareció evidente: aquel
MBASP, Modelador Bisoño aunque Sobradamente Preparado (nacido después de
la muerte de Franco) tenía en la cabeza , y en el corazón, algo más que afán
por conseguir un puesto de trabajo fijo en la Fábrica y ser aceptado por todo
el mundo. Serían sus extraños y conmovedores ojos verde-grises, cuajados de
destellos de picardía, y sin embargo nada insolentes; su flequillo moreno de hippy, de johnny o de sabio despistado. O acaso su sutil y filoso seseo
sevillita -para mí el colmo del erotismo (sin embargo Carmen Flores es
sevillana pero su acento no es así; es aún más erótico; renuncio a describir su
voz rota, raspada...)-, su figura flaca y a la vez alta y bien hecha. - O su
actitud de corazón abierto a todo el mundo.- Lo mismo que, al principio,
precisamente me había hecho menospreciarle.
Juan Luis Espinosa no
solo era un quasi-novel Modelador de Membrillos en la Historia o Experto en la
Historia del Modelado de Membrillos, sino mucho más: No solo le interesaba la
Historia como Catálogo o Crónica de los
Hechos Significativos Acaecidos. Sino que le interesaba el sentido, la fenomenología del espíritu:
Con alarma y enorme
desagrado vi que me preguntaba por Herder, por Spengler y por otros
hombres-lobo de la Selva Negra. Yo le dije que no tenía ni idea de quiénes eran
ni de qué es lo que habían hecho. Aunque no era verdad: Yo ya leí a los 18 años
La Decadencia
de Occidente de Oswald Spengler; durante meses no me había
separado de aquel libro crucial; luego, pasé a analizarlo en alemán palabra por
palabra. - En cuanto a Herder, solo había leído resúmenes y citas
pero gracias a las memorias de Goethe, el Mayor Poeta, me parecía que lo
conocía íntimamente.- Solo le dije de
aquellos monstruos que algunos daban mordiscos y otros aullaban a la luna.
Pero como había en mi
sangre hebras de algún descendiente de aquella ansiedad alemana que tenía a
Juanlu cogido y bien cogido por los huevos,
y mi frasecilla con retranca pareciera inquietarle aún más, terminé
dándole algo: Le dije que debía leer la Introducción de Hegel a la 2ª edición (1810) de
la Fenomenología del Espíritu. Se lo dije como si le estuviera
suministrando la información de Garganta Profunda sobre el Watergate. Si lo asimilaba, tal vez ganase perspectiva
sobre la Historia, el Hombre y el Mundo en general; pero también se quedaría un
poquito majareta(=anormal) para el resto de su vida.- Como nos ha pasado a los
demás.- Como le pasó a Gonzalito tras el chute de leerse el Mahabharata
en un solo invierno hasta
aprendérselo de memoria; o a Miguelito
Jaromil después de que Milán Kundera le
hiciera avergonzarse de sí mismo y odiar su destino de poeta.
De momento Juanlu me
habla de líneas de tiempo sobre la
barra de aluminio del luminoso y oloroso bar de Marcos -el tabernero que a
veces participa para aclararnos a su manera algún detalle de la Filosofía del
Derecho de Hegel. -Coordenadas macro-históricas que con la tontería de la
cerveza se me antojan lo más fascinante del mundo, lo mismo que las celdas o
cuadrículas pintadas en las paredes de las cavernas de los trogloditas halladas
en puntos muy distantes del planeta; las dos cosas (las líneas de tiempo y las
mallas de las cavernas están relacionadas: ¿son calendarios, son diagramas?) y el recorrido del homo sapiens en comparación con todo eso no es más que un
parpadeo...
Caramba, me empezaba a
interesar aquel charlatán con flequillo, el más chabacano de los Tres
Mosqueteros, con bigotito de rufián de largas piernas, no tan ridículo como uno
de los Hermanos Calatrava... Podría haber
sido el sobrino de los Morancos; o el nieto de Los del Río. Tenía el mismo
acento riente que los creadores de Dale a tu Cuerpo
Alegría Macarena. Y era, como ellos, del Río Guadalquivir.
Juanlu me invitaba a un
tercio sobre otro en el bar de Marcos y me hablaba de diversas cosas profundas
mientras yo no dejaba de tratarle con ciertas reservas: tipo excesivamente
afable y comunicativo, alegre y hasta espontáneo más allá de lo tolerable...-
Acaso solo se trataba de un niñato-pijipi disfrazado de democrático Johnny, coleguita Modelador con la
ideología izquierdista de la angelética idiótica del todoermundoejbueno. -Me estoy emborrachando y veo la Sevilla folk
en cada gesto y en cada palabra de Juanlu. Me planteo cómo le sentaría una
peineta de Concha Piquer y un traje de faralaes
mientras él diserta de nuevo sobre las líneas del tiempo dese seguidor de Spengler,
un historiador, cuyo nombre intento memorizar y ahora ya no recuerdo...
- Juanlu era atorrante
como la madre de Almodóvar y los catetos con proyección internacional en
general. Pero empezaba a caerme bien, empecé a tomármelo en serio cuando vi que
le importaba la meta y el significado de
la Historia.
- Y a mí qué cojones me importa que el
Hombre se vaya a tomar por culo. ¿Y a mí qué me importa el hombre? -bramó de
nuevo El Viejo Juglar Lascivo atronando nuestros De Nos jardines Cerebrales o
el Jardín Cerebral del Loco, pensil de muchos senderos, que se bifurcan y se
bifurcan, y no van a ninguna parte sino que vuelven a sí mismos... La realidad se desordenaba de nuevo. Ya no
sabía dónde estábamos ni cuándo. - Solo sentí que había muchísimo sexo.
- Ya se nos había
calentado la sangre y escuchábamos con tolerancia las declaraciones sinófobas
de Marcos y le dábamos la razón derrengados por el alcohol. Permitíamos que se
escuchasen insultos contra las minorías étnicas en general, pero de manera muy
especial contra los chinos. Expresiones que iban más allá de lo tolerable en
una novela de costumbres y que por eso no reproduciré textualmente. - Desde
hacía cosa de 10 años, cada vez más numerosos y más prósperos, los de los ojos
rasgados habían invadido y conquistado los Polígonos Industriales de Vieja
Ciudad Costera. - Por diferentes motivos todo el mundo los detestaba o mantenía
hacia ellos una suspicaz indiferencia (sentimientos que al parecer eran
correspondidos: apenas hay matrimonios mixtos chino-españoles) y nadie les
amaba ni recordaba tener nada que agradecerles. Se comportaban como patrones en
las colonias. China era Lo Otro.
A aquellas alturas de la
noche Juanlu empezaba a meterme su pierna en mi entrepierna. No era al único
hétero al que le pasaba conmigo. Como esos perros que se abrazan a una pierna e
intentan follársela. Era un reflejo pélvico automático que se les disparaba de
madrugada y que yo en parte provocaba a causa quizás del desatino razonado de
mi conversación o no sé por qué. En el fondo no me importaba tanto. En el fondo
no me importaba nada. ... Todos aquellos años solo viví para matar el tiempo. -
Pero enseguida aunque el contacto de su muslo contra mis genitales no me
incomodase demasiado, sentí la necesidad
de las mujeres. De diferentes mujeres. De mujeres nuevas como actualizaciones y
complementos de las enciclopedias antiguas. -Además los andaluces y las
andaluzas siempre van un paso más allá en esto de las libertades físicas; no
tenía ganas de que Juanlu se me corriese encima.
El joven sevillano
castizo que al principio me había parecido un gilipollas, terminó de enamorarme
cuando durante una de aquellas noches
bohemias en el Rincón de Marcos -veladas en las que sin embargo no dejábamos de
atormentarnos con el delirio sistemático de Gerión y de Tartessos (-para
apasionarse con la protohistoria hay que ser un poco más raro que un
historiador normal pero un poco menos raro que un prehistoriador: -para que te
preocupe mucho dónde se ubicó el reino
mýtico hispánico anterior a los griegos y a los fenicios, para desenterrar
Mainake como Schliemann Troya, hay que
ser un soñador, un romántico, un poeta, un tarado; -en cambio para desempolvar
la repugnante calota de la prima
malacitana, la prima de todo el mundo, mamá de todas las Málagas, uno no se
imagina más que a paleontólogos y antropólogos medio autistas, con gafas y con
barbas; en fin, científicos científicos)- terminó de enamorarme cuando una de
aquellas noches de cerveza y de ilusión me propuso peregrinar a la Ermita de El
Rocío.
- No tardé ni cinco
segundos en decirle que sí. -Por un lado, ya estaba en aquel momento bastante
bebido y si me hubiese propuesto ir andando hasta Tombuctú o coger en la María
Zambrano el primer expreso que saliera sin saber a dónde, también hubiese
estado de acuerdo de inmediato.
-Pero aparte del
envalentonamiento fálico de los alcoholes que hacen a los tíos hablar más alto
y con más vehemencia, volverse pendencieros y vibrar con una falsa sensación de
prepotencia, aparte del efecto de las
cervezas, la verdad es que desde que llegué a Andalucía allá por el lejano año
de La Expo 92, siempre había querido conocer qué era eso de El Rocío.- Yo en
general -como creo habrá quedado claro a lo largo deste pormenorizado catálogo
de mis entusiasmos- , soy un ferviente partidario de las peregrinaciones. El Kumbha Mela, une placer y religión,
festival y ritual. Creo que esa es mi forma de creer en Krishna, en Dios
Nuestro Señor.
Nos chocamos las manos
para sellar el compromiso y pedimos otra ronda de tercios a Marcos que le
estaba explicando a otro cliente por qué odiaba a los colonos de la República
Popular China que se estaban haciendo los amos del Polígono y de los barrios
adyacentes. - Una oleada de bendiciones místicas pareció avasallarnos mientras
en silencio considerábamos lo rápido que habíamos decidido hacer El Camino.
Ganas de seguir bebiendo y fumando mientras el cuerpo aguante junto al ligero
incremento de las ganas de follar que siempre a esas horas (medianoche) solían
centuplicarse. - Solo de pensar en la Virgen Blanca, en su recto perfil de Dama
Buena, me serenaba. Era como si ya estuviésemos de romería.
Juanlu me explicó que se
trataba de cumplir una promesa que le había hecho a La Señora: Si obtenía
trabajo, iría andando desde su pueblo -Los Palacios- hasta Almonte y El Rocío;
pero ni su `prometida ni sus amigos querían acompañarle. Por eso me lo había
propuesto a mí (o más bien a mí y a Morphi, a la que incluíamos en nuestro
proyecto de romeros, aunque no estuviera presente ni le hubiéramos consultado).
Lento y empalagado como
un oso que se ha zampado un barril entero de cerveza, me dije para mis adentros
que aquel joven Modelador había conseguido enamorarme pero que era un poco
gilipollas: - ¿Le parecía para tanto
conseguir un empleo interino en la Fábrica? -Joder, si le hubieran dado un
puesto fijo, ¿qué hubiese hecho? ¿Quemarse a lo bonzo como muestra de
agradecimiento? - No le dije nada, naturalmente; Juanlu era un corazón tendido al sol, rozabas lo
cursi, mi alma. -Pero lo más negativo para su desarrollo personal, la espina
que yo debía clavarle, el grano en el culo que yo podía causarle -así me
pareció, desde mi melopea, claro como el agua-, lo peor de Juanlu saldría
siempre y cuando yo le diera cancha y le ayudase a soltar su carrete. El pobre
estaba más loco que Alonso Quijano creyéndose el Caballero de la Triste Figura.
Sí, lo mejor para perjudicarle era seguirle el rollo:
Brindamos triunfales.
Pobre gilipollas. Me confesó que se iba a casar ese mismo verano y me invitó a
su boda. Qué bien. Yo no me he casado nunca. Este bisoño tallista hispalita me
adelanta por la derecha. Pronto va a ir anillado y a su guapa novia que vive
lejos la va a anillar y probablemente la preñará y todo eso tan viejo como la
vida: los hombres se casan y tienen hijos. No como yo que debo ser una mutación
o una monstruación o una menstruación mal fermentada, un mal nacido, un hijo de
puta que toca los coños, pero ni se casa ni se reproduce. - Sentí de repente
vergüenza de mí mismo y admiración por mi reciente amigo. - Pues yo en el fondo
admiro a los normales y a las normales.
De repente, como ya he contado, Juanlu empezó a meterme su pierna por mi
entrepierna en una clara maniobra de ataque sexual que repelí riéndome como un
oso beodo al que le acarician el culo.- No me importaba mucho que Juanlu se
restregase contra mi entrepierna mientras me miraba retador.- Esa película ya
la había visto, esa lección ya me la sabía.- Pero mientras pensaba en las
marismas del Sur y en grandes horizontes y en arenas y en la Virgen de El
Rocío, sentí la necesidad de mujeres.
El espíritu de la Salve Rociera, el espíritu de todas las
devociones descendió sobre nosotros. - Sin ser cristiano ni neobudista yo
presentía que en El Rocío, en Almonte, en las marismas se escondía un numen
antiguo al que hoy -tras milenios- aún se adora bajo el Nombre de Madre Pastora y Blanca Paloma,
-Bendita Sea.- Cualquiera fuera la Deesa que se personó en la ermita con forma
de concha venusina, y blanca como la espuma de Aphrodita, yo no deseaba más en el mundo que peregrinar hasta Ella,
volver a Diosa, volver a Playa, y convertirme en
su sumiso devoto, amor interminable.
Ya apenas nos separamos
desde que cerramos el plan de caminar desde Los Palacios hasta la Aldea de El
Rocío. Se nos podía ver como Secuestrador y Secuestrado, Víctima Joven y
Verdugo Entrado en Años, Maestro Majareta con su Pupilo El Cabra, Demonio y
Benefactor, Mefistófeles y Fausto, por los lugares más insólitos de la Ciudad
de noche. Siempre al asedio de alguna aventura poética que nos pusiese en la
ruta correcta hacia los orígenes tartesios. Hablábamos casi todo el tiempo de
los hurritas, de Mitani y de civilizaciones aún más protohistóricas, más que
misteriosas, indescifrables pues casi no habían legado nada material.
Por fin llegó la fecha y
yo -al borde de un ataque de nervios- conduje a Morphi hasta la casa de Juanlu
en Los Palacios: Era una enorme vivienda de 6 ó 7 plantas si se incluyen los
garages, adosada, con aroma a mikado, y muebles thailandeses e hindúes
taraceados en maderas nobles de fina ebanistería. En aquella casa brillaba el
marfil y la obsidiana, las esmeraldas y el ébano. Hasta los tornillos del
inodoro eran de oro. - Y, sin embargo, en toda aquella exhibición de elementos
de lujo se detectaba una falta absoluta de personalidad. Parecía un expositorio
de muebles. O un stand de una feria.
¿Cómo era el alma del hombre que habitaba con su prometida aquella morada de
Oriente opulento pero importado, espurio?
Tal vez pudiese hallarlo
en el viejo libro desventrado de Sloterdijk en la cornisa del cuarto de baño
ecológico y moderno para pareja ecológica y moderna. Tal vez ese tocho de casi
1000 páginas -Esferas II. Globos-
deformado y ennegrecido por incesantes lecturas, pòr entusiastas o enfermizos
ataques, tal vez ese fuese el verdadero rastro de Juanlu en aquella Casita de Té para Pichones Recién Casados.
Tal vez sea la portada
con la cara impertinente de Sloterdijk amarillo-calabaza sobre un astrolabio o
globo armilar renacentista. Tal vez solo ese libro es Juanlu.
Ya lo había dicho Aricia
(o tal vez se me ocurrió a mí, solo, estando con ella): La cultura era el circo del Come-Fuegos de Pinocho: Aparecía
siempre donde menos lo esperabas, sobre todo en los lugares malditos y
miserables: aquel jovenzuelo ansioso y extraño, -medio poeta, medio
gilipollas-, ya había leído y asimilado Esferas
II mientras yo me demoraba en el deseo desde hacía años. Me había
adelantado por la izquierda (como todo el mundo salvo los ingleses y otros de
la Commonwealth). Era como cuando mi
madre empezó a leer filosofía idealista alemana o como cuando Sleyzer me
hablaba de Dühring. Era insoportable. Le pedí con un tono que no dejaba lugar a
dudas ni abría ninguna posibilidad a un NO, le
ordené que me dejara aquel libro. -Él, enseguida me dijo que sí,
seguramente estaba un poco atemorizado por la intensidad de loco con la que yo
había formulado mi petición. Parecía que me iba la vida en ello.
- Tal vez se debiera tan
solo a una diferencia generacional: Ellos, los de la generación de Juanlu, los
nacidos después de 1975, los que tenían 30 cuando lo del 15 de mayo, eran más decididos,
perdían menos el tiempo con tonterías. Sí, les gustaba el rollito hippie, ponerse flores en el pelo, los
60, las llamadas fiestas ibicencas y todo eso..., pero tenían una computadora
en la cabeza; en el fondo eran unos
pragmáticos incurables obsesionados a la vez que aterrorizados por los
fantasmas de la Excelencia y el Éxito.
- Surgido de la miseria
extrema, de los peones famélicos del campo andaluz, -exangües y descalzos todo
el invierno, hasta la próxima cosecha-,
después de la guerra, el padre de Juanlu a base de trabajo e ingenio
había labrado un pequeño imperio en la fabricación y venta de toda clase de
muebles, negocio capaz de dar empleo a varias familias de obreros y derramar
los dones de su abundancia aquí y allá: Nosostros mismos somos sus
beneficiarios puesto que gracias a la familia del industrioso padre de Juanlu,
dormiré -o intentaré dormir- bajo un baldaquino y un dosel con cortinas de seda
y de lino.
- Pasé toda la noche in albis
rezando, practicando el solitario, soñando, volando ya, presintiendo ahí afuera
la llamada del Río, de las arenas y marismas, nuestra larga peregrinatio hacia el Bendito Santuario
donde Divina Pastora, Diosa Blanca, Blanca Diosa.
Pensaba en vela que, de
todas las posesiones, riquezas, florituras de ébano, emociones, proyectos,
creencias, familia, amigos, sugerencias sobre la localización exacta de la
tumba del Rey Gerión y de los círculos atlántidos de Tartessos, pensaba que lo que más me había impresionado de Juanlu
había sido su prometida.
-Ya no será una novedad
para la fiel y memoriosa Lectora decir que yo solo respeto a los hombres que
tuvieron a mujeres bellas y valiosas como por ejemplo Ava Gardner, Beyoncé,
Shakira o Audrey Hepburn; (-quiero decir que "las tuvieron" durante
años; no una noche). -
- A Pachón no empecé a
respetarle -es decir, a concederle algunos derechos humanos- como por ejemplo
no matarle o no alegrarme de que se muriera- hasta que no me presentó a su
novia terminal Vanessa, tal vez la mujer más hermosa que he visto en mi vida.
Mis sentidos se
desarreglaron, mi infraestructura (por así llamar a mi esquema corporal) se
desorganizó, mi Alma sufrió un vuelco, un desmayo, cuando me encontré por
primera vez con la futura mujer de Juanlu. Antes solo la había visto en una
foto de carnet que no me había gustado: me pareció una rubia de pelo largo,
vistosa pero anodina y sin sex-appeal
a pesar de estar entre los 20 y los 30.
Pero al verla en carne y hueso y de cuerpo entero mi valoración dio un
giro de 180 grados.
Cuando salió a recibirnos
a los bajos del garage privado, llevaba un ajustado pantalón rosa y un
anchísimo cinturón blanco con una hebilla enorme de 18 kilates y los agujeros
recubiertos de zafiros (los agujeros, me refiero a los del cinturón). -Casi me
caigo de culo al verla. Y no por su ostentosa faja-cinturón sino por las
caderas orientales que la respaldan. Al mirar las caderas desbordantes de la
novia de Juanlu,- un poco más anchas de lo que se considera estilizado según la
moda actual en España- , yo salía del coche en ese momento, y aturdido por el efecto de las caderas como
tinajas de la prometida oficial de Juanlu, di un traspiés y casi me caigo al
suelo, hipnotizado y con la baba colgando. - Morphi irritada, me pregunta que
qué hago. -Le digo que nada; - no le voy a decir que, al ver a Marga, la mujer
con la que mi amigo se va a casar este mismo verano, me he tambaleado.
Cuando Marga se acerca a
saludarnos estoy totalmente embobado y es como si se acercara el trigo rubio y
el perfume de todas las jóvenes rubias de la Tierra. Su largo y sedoso pelo me
roza en el beso de bienvenida y en esa cercanía veo que sus ojos son verdes y
redondos, sus labios y dientes perfectamente simpáticos, tan perfectos que me
cuesta despegar la mirada y no espiar una y otra vez los detalles más mínimos
de sus formas. -Su sonrisa es encantadora e irresistible, casi infantil. -
Sostiene un ceceo grave y perezoso en su voz que remueve de forma automática
monstruos y bestias lascivas en mis chakras basales. Cada vez que habla, y
sobre todo cuando dice cosas sin trascendencia, las más simples y habituales,
se me enciende la cintura como si me propinasen latigazos en el pubis. - Ella
se ha dado cuenta de que me gusta desde el primer instante. Y no le importa; no
solo lo acepta, sino que le agrada. - Tampoco coquetea o insinúa nada con su
mirada verde-manzana atónita y tensa; sino que su nivel de interpretación
teatral está muchos metros más abajo o más arriba del simple control facial. Es
tan bonita que parece una muñeca. - La
mansión de Juanlu con griferías de oro, calidades en pórfido y titanio y tazas
de jacuzzi labradas en geodas de
amatista, no vale nada al lado del cuerpo y la cara de su amada.
-Del cuerpo de Marga
-hace tantos años perdida y olvidada-, la esposa de Juanlu desde aquel verano,
y luego madre al menos de dos hijos, de ella recuerdo el olor a mikado que
impregnaba la casa y a ella: su pelo, sus mejillas rubias. - No tenía ojos más
que para ella pero trataba de disimular mirando de vez en cuando a los otros.-
No había visto un rostro de Mujer Rubia más gracioso ni más recoleto en mi vida. Su nariz algo
prominente -de esas cuadradas que dicen "de payaso"- también
resultaba atractiva bajo los ojos acaramelados y verdes.
-Mi repentina debilidad
por la mujer de mi amigo, empezó a atormentarme desde los primeros minutos.
- Ojalá dejaran ya de
agasajarnos con más vino húngaro y de California, jamón serrano de 300 euros
los 100 gramos, cortado in situ en
transparentes películas por la hábil mano de nuestro anfitrión; al fin y al
cabo, hijo de carpintero.- Ojalá no saque más queso curado curadísimo
dese que te provoca una oleada de energías ácidas, con tonos aromáticos
próximos a la putrefacción del Cabrales, aquel queso utópico tenía un momento
para babear de dolor y hasta de asco y otro para llorar de agradecimiento; un
solo trozo, un dado dese queso y parecía que te habías comido una pared de
yeso.
- Ojalá nuestros
anfitriones decidieran ya marcharse a la cama y no sacaran más delicatessen: ahora vinos con número de
serie de la Sierra Norte de Sevilla, vinos de Toro, vinos reales de Zamora y de
Cariñena, un vino que se llamaba "Habla
del Silencio" y que también es una edición limitada... Y así una larga inmersión por las cavernas
del vino nacional acompañado de lonchas de lomo en manteca y de olivas locales
que eran "un universo de sabores".
- Ojalá no sacasen más
pan de espelta tostado por las manos expertas de Juanlu en un grill moderno y bastante sofisticado. Su
enorme cocina futurista con fogones de granito -que se calientan solos, con la
luz de la Luna, sin perder casi energía- , está conectada a una estación de la
NASA para sobrevivir en caso de aislamiento por un ataque nuclear masivo. -
Juanlu al igual que los demás sevillanos siente como una evidencia que Sevilla es
un objetivo geoestratégico de primera magnitud, un centro neurálgico a nivel
mundial y por tanto que les bombardearán los primeros.
-Así eran los jóvenes
treintañeros del 2008, noveles modeladores de novelas de la vida:
"costrositos", indies, johnnies,
coleguitas, pero con camisetas sencillas que te valen 70 euros y pantalones de
pinzas vaqueros, pero de marca italiana. Y muebles de cocina con monitores
azules que te detallan un mapa de la nevera y de las existencias en los
armarios. -Hippies sí pero con pelas.
- Juanlu sacó una docena de anchoas del
Cantábrico en una lata grande desas que cuestan 80 euros. - Me tenía
impresionado con sus derroches y su desprendimiento. Ahora comprendía lo que
significa para un Verdadero Andaluz eso de "tirar la casa por la ventana”. En sus ojos verdegrises, de largas
pestañas casi femeninas, extrañamente tristes en el fondo a pesar desos
chispazos de picardía que los atravesaban una y otra vez, en sus ojos vi la
determinación a agasajarnos hasta que ya no pudiéramos más, tocar él mismo el
límite de su propia generosidad.
- Su mujer cada vez más
reclinada en un sofá de terciopelo blanco de Coromandel, se lleva un cojín de
satén a los labios, con los ojos entrecerrados. Está cada vez más dormida y más
guapa. A ratos me olvido hasta de la existencia de Morphi y si me la encuentro
de golpe por el pasillo, no me acuerdo de su nombre ni de su cara; tan
obsesionado estoy con la nueva.
- Nada sería mejor que
verla dormir eternamente rubia entre almidones de Holanda. Su perfil de Bella
Durmiente sobre el cojín de satén de Cherburgo...- qué bien duerme-... debe valer una fortuna.
- Ojalá que se acabe
pronto esta velada anterior a nuestra larga caminata de más de 30 kilómetros
mañana, pues pensamos llegar a Hinojos (lo que da mal fario: pareciera que
vamos a llegar de rodillas o a rastras, como al final sucederá). Ojalá que
Juanlu no saque ya las botellas de nombres legendarios como el Motín de la Bounty y el Barril de Amontillado, whiskey de los Apalaches, absenta
finlandesa y otras cosas que acarrea arrastrando un mueble-bar de ébano y caoba
con congelador de cubitos y dispensador de escarcha para frappés y batidos.
Enciende una televisión
de plasma más grande que algunas pantallas de cine, y pone cosas que me hacen
daño: Matanzas en Sudáfrica,
violencia policial de la que yo no sabía nada... - Y ¿qué puedo hacer yo por
esas víctimas de Sudáfrica? -Lloro y me estremezco en mi borrachera pre-Rocío,
rezo por los asesinados, finalmente cojo mi guitarra y toco callado, callado
hasta de pensamientos... Pensando qué habrá querido decirme Juanlu con eso. -
No, no es una persona tan simple como yo me había imaginado. - ¿Qué ha querido
decirme con esas inquietantes imágenes de asesinados? - Pero sí, creo que ya lo
sé. Lo entiendo, te entiendo Hermano: - Los jóvenes treinteañeros sois así:
complejos, algo aterrados. - Ojalá decida pronto irse a
la cama.
- Pero no: Seguimos
charlando,bebiendo, tocando, fumando en silencio cuando ya las mujeres se
habían ido a dormir. La verdad es que pasábamos juntos mucho más tiempo -
imaginando cómo sería un día normal en Ugarit o tratando de sonsacarme
información sobre la Filosofía de la Vida de Herder- que con nuestras parejas.
Parecíamos maricones.
-Entonces Juanlu sacó un
pequeño armario con vitrina y con ruedas, una especie de alacena-tabaquera para
que no se resequen los puros y guardar todos los utensiliios de un fumador
sibarita. Puso encima de la tabaquera un estuche de cuero verde con
incrustaciones de esmeralda y levantando la tapa me ofreció cinco variedades
distintas de marihuana del Bajo Guadalquivir en saquitos de cáñamo y de polenta
con etiquetas que precisaban la especie y los efectos. Terminó regalándome una
buena postura de hachisch
marrón-rubio del tamaño de dos barras de KitKat. Ese regalo no tenía precio.
- Y si quieres, todavía tengo más...-, parecía decirme aquel extraño
samaritano con sus ojos de un verde raro, - ojos en los que aún había huellas
de conciencia de la matanza de Sudáfrica y de otras cosas horribles que suceden
en el mundo, un cierto dolor por el mundo en general. -Así eran los jóvenes de
ahora: prematuramente viejos, unos trágicos como Sleyzer o Pachón alucinando un
amigo imaginario en las zapaterías. - Juanlu volcaba la tercera o la cuarta
copa de balón de Bayleys con hielo, escarcha y canela de Costa Rica molida in situ. En
esos pequeños detalles se le notaba la elegancia a Juanlu. Era un valiente,
como suelen ser los andaluces. Todo en su actitud daba a entender que estaba
dispuesto a dispensarme su hospitalidad hasta que yo reventase.
Pero yo, el hombre más
agradecido del mundo, tenía todavía por entonces buen estómago y pulmones y
alveolos para rato, -(y el dulce morbo de no hablar alto para no despertar a
las chicas...)- Está claro que vamos a pasar en blanco la víspera de nuestra
caminata hasta El Rocío. Mañana -es decir, ya hoy- vamos a estar hechos una mierda. Quizás se trataba de eso: de perjudicarnos todo lo posible para hacer
nuestra pergrinación en un estado alterado de conciencia provocado por la falta
de sueño, la fatiga y los tóxicos. Así hasta puedes alucinar que ves a la
Blanca Señora hablándote desde un naranjal, cerca de un alto pino.
Pero, aunque es
tardísimo, Juanlu todavía quiere enseñarme algo: Ya me tenía bastante
impresionado; no le entendía del todo; bastante me importa a mí que en
Sudáfrica hayan matado a unos negros. Bastante me importa a mí el mundo. -
Subimos a sus terrazas. - No se trata de una sola azotea sino de un conjunto de
escaleras de pizarra y de parterres con flores, balcones con petunias y
miradores y observatorios astronómicos.
-Allí en la noche dichosa
y brillante me enseñó su telescopio regalado por sus amigos de la NASA. "Si en la Luna estuviesen jugando al frontón",
comentó, "desde aquí podríamos ver
la pelota”. -Dirigí el cristal hacia Marte: vi a un extraterrestre cantando
flamenco como había pronosticado el flamencólogo Félix Grande. Mi emoción era
muy grande al haber confirmado gracias a un simple dispositivo óptico, la tesis
de los orígenes no-Terrícolas de la Caña y el Polo. La rumba, en cambio, no era
marciana.
- Allí me habló de su
miedo más profundo; del que no diré nada. - Su miedo más profundo en la noche
anterior, casi alba, de nuestro Camino de El Rocío. Y estamos ahora bajo la
bóveda celeste del Observatorio en este palacio de Los Palacios. -Y Juanlu, el
Grande, me confiesa su miedo más profundo. Y llora. -Y yo trato de escucharle,
pero en realidad no sé qué decirle ni cómo ayudarle. - Ahora sí que me había
vencido.
§§§
Así terminó la víspera de
nuestro particular camino desde Los Palacios hasta la Ermita de El Rocío. - No
dormimos ninguno prácticamente nada aquella noche.
TRAS EL
ROCÍO : REGRESO A RUTINAS DESACOSTUMBRADAS
Tras nuestra
peregrinación al Rocío de mayo de 2008 ya nada sería
igual para ninguno de nosotros y a todos se nos cumplieron las promesas, aunque
no en la forma que habíamos esperado, sino de de una manera distinta que solo
comprendimos después de que ocurriera.
- Aquello por lo que
rezamos a la Virgen junto a la cancela cerrada
que mira a las marismas y al Poniente -pues habíamos llegado tarde y la Ermita
ya había cerrado.- A ratos silentes y emocionados, cada uno recogido en sus
oraciones; a ratos cogidos de las manos, pronunciando cada uno -con el
sentimiento de haber caminado hasta aquí, hasta la Ermita la Blanca, más de 50
kilómetros -desde Los Palacios a Hinojos y desde Hinojos a El Rocío- en
dos jornadas; y por eso la humedad en el corazón y esta facilidad para llorar
en los ojos- este sentimiento grande que crea entre los tres un potente
vínculo. Cada uno pide algo a la Madre de Dios,
suplica, reza de todo corazón. Y aquí es fácil creer, es fácil sentir la
irradiación y ponerse bajo el manto
de Nuestra Madre, Divina Pastora.
En mis oraciones
eclécticas católico-afro-tántrico-neo-realistas le pedí que me quitara de las Drogas y de los Vicios. - Pero de inmediato
me di cuenta de que estas no eran formas de dirigirse a la Suprema Señora, Manantial de Dulzura.
- ¿Quitarme? No era Ella un Doctor
Tentetieso que le va a quitando a Sancho Panza en la Ínsula Barataria uno a uno
y por férreas razones médicas y dietéticas todos y cada uno de los platos, todo
placer, todo lo bueno. Pues, Blanca y Grácil Señora,
Ella ni prohíbe ni permite nada; redime.
- Por supuesto que era yo el que me
quitaría o seguiría amarrado a la Droga y al Vicio pero ahora con la mágica
ayuda extra de Señora, Virgen Pura, Dios Madre, Maja Devi.
Ella era
como Juanlu: infinitamente generosa y donosa: Daba, no quitaba.
- Pero Sloterdijk había sentenciado
que la Teología y la Metafísica occidentales no eran más que un concurso de
hipérboles donde cada santo intentaba ser más exagerado que el anterior con la
Esfera Infinita y el Señor Omnipotente. Como si los filósofos fuesen unos
viejos verdes parados en una esquina y soltando requiebros y piropos subidos de
tono, a... Sí, nada menos que a Dios: Al
igual que los albañiles seguían gritando exageraciones a las peatonas o
tobilleras guapas, los teólogos y metafísicos habían hecho del elogio ad extremis su especialidad.
-Tenía sentido. Igual que
lo de UG: Dios es sinónimo de placer
total (por eso la exclamación"¡Dios!",
sobre todo si se repite gimiendo, forma parte del léxico del porno igual que
del catecismo). Era un mazazo para todos los creyentes piropeadores e
hiperbólicos.
En Hinojos, la noche
anterior a nuestra llegada a El Rocío, tampoco habíamos dormido muy bien debido
a los alaridos de una chica que pernoctaba en nuestra misma pensión y que se
corrió por lo menos 5 ó 6 veces a lo largo de la madrugada mientras jadeaba y
jaleaba a su compañero que no dijo ni pío pero que hizo un trabajo impresionante: Con sus caderazos pre-verbales producía
un retemblar no solo en la cama del cuarto sino en las paredes de todo el
edificio. Bastante le importaba a ése reivindicar su hombría con cortesías,
buenos modales y lenguaje culto. -Por la mañana, atónitos, vimos bajar a la
pareja que, con toda seguridad, -podíamos dar fe de ello-, no había dormido ni
un minuto: La chica descendía la primera la escalera de caracol ondeando su
minifalda violeta, claramente un vestido de noche; no paraba de reírse, era
como si no le importase lo más mínimo esconder lo que había estado haciendo
toda la noche con su maromo que, discreto pero eficaz, la seguía con la cabeza
baja,como un animal dotado de habilidades básicas.- Me sentí bastante estúpido
al verlos pasar.
-Ahora, al final del
Camino, en El Rocio,… caballos sin jinete y mayorales a caballo cruzaban aquí y
allá por las praderas y arenas de la Aldea. - Al otro lado de la marisma se
veían rocines salvajes o medio salvajes casi escondidos o disimulados en los
juncales. -A veces, por la ribera donde estábamos nosotros, junto a la
explanada de la Ermita, pasaba con alegre ruido de cascabeles una caléche, una calesa... Luego venía un
jinete con sombrero cordobés y con vara en su alazán enjaezado por todas partes
con borlas negras y las crines peinadas en trenzas endrinas. - Se veían
innumerables potros, jacas, ponis y monturas y coches de todas clases.
Tantos caballeros y
tantos caballos debían querer decirme algo, recapacité mientras meditaba en mis
vicios:
Claro:
caballos-caballo:
Droga.
- No tan lejos quedaba la mítica Cádiz y el Puerto de Santa María de la
Leyenda del Tiempo: José Monge,
Camarón. - Muchos años atrás, en el 92, -lo recordaba perfectamente-, Radio
Nacional había dado la noticia de su muerte. Él había
muerto por todos nosotros. Como luego le pasó a su hermano astral, el De
Lucía. -No habían muerto por la Droga;
habían muerto por El Flamenco.
-Desde el principio en El
Rocío, caballos: Primero, cerca de las dunas, antes de que se divise la Ermita,
antes de enfilar la primera calle de albero del pueblo: Yeguas grises tras una
empalizada, yeguas blancas, yeguas negras, yeguas cobrizas, absolutamente rojas
como solo puede serlo una yegua pelirroja, broncínea, yeguas rubias y
azabaches, con motas y hasta con rayas como las cebras. - Junto a ellas,
circulando en un carrusel de media tarde, como si celebrasen la caída del sol,
algunos potros trotan y circulan alrededor de sus madres, no se despegan de
ellas, cada uno al lado de la suya, trotan y bailan y se alzan y observan el
mundo con grandes ojos de caballos sabios. -Qué hermosos son. - Ya lloro por
todo...
- Sí, es cierto, sin
quererlo ni buscarlo, sin hacer esfuerzos de voluntad, mi oración del Rocío fue
respondida -igual que la de Juanlu y la de Morphi, compañeros de romería,
compañeros romeros, co-peregrinos, hermanos de bautismo en el Ajojnjolí, donde
nos rebautizamos con nombres que no revelaré- Mi plegaria fue atendida, mi
súplica fue escuchada, Madre Divina se apiadó de mí, el Decreto se
auto-realizó...- pero no como yo había esperado:
- A partir de entonces
mis 100 días anuales de abstinencia se fueron alargando, espesándose como las
horas de luz de los días de verano, hasta parecer interminables. - Y la vida
-como escribió Margarte Mitchel- , se me antojaba "monótona y sin esperanza". -Aunque, eso sí: sobria y sin
vicios.
- (Como la siempre
inteligente e indagadora Lectora se habrá ya dado cuenta, dejo bajo el velo de
la elipsis los acontecimientos, conversaciones, coincidencias, encantamientos y
emociones de aquel Camino. Viva la Virgen de El Rocío.
Nada sobre nuestra peregrinación. Eso ha quedado resumido y anotado en otros
textos de diarios de viaje. El hecho de que yo sea un personaje literario no me
impide escribir en otros libros o cuadernos otras cosas. Y no creo que sea sano contar los viajes
muchas veces; se gastan). -
NOSTÁLGICA. DIGRESSIO
MADRID, AÑOS 80
...Todo fue casual,
nada premeditado. Ni siquiera sé porque fui a aquella fiesta de los colegios
mayores. Quizás aún llevaba el horario invertido de despertarme casi de noche y
luego dormir todo el día. Descubrí que vivir así -solo despierto de noche- era
la mejor forma de aislarse de todo el mundo... Una pura soledad día tras día.
Y yo escribía y escribía y escribía. Andaba y
andaba por el Monstruo ("Madrid es el Monstruo"). Estaba solo y
escribía. Así era mi vida en los 80.
-
Recuerdo los restos de la
fiesta, los restos de la juerga: la
multitud borracha abandonaba el Colegio Mayor Chaminade tambaleándose. Eran las
tres de la mañana. Yo, fresco y espabilado como si fuesen las 8, acababa de
despertarme. Y me sentía muy especial…
En el
pasillo de salida me encontré a una chica morena a la que conocía muy poco.
Solo la había visto una vez. -Estaba tan vacilona como los demás. Cruzamos
cuatro palabras en medio del tumulto: Nos mecían como olas, riadas de parejas
sexuales que acababan de formarse aquella noche. Con los empujones, nuestros cuerpos chocaban una y otra vez; era
evidente que la chica no desaprobaba nuestro contacto. Casi no podía articular
las palabras…
Todo de prestado, todo
fruto del azar, todo como sonámbulo, todo extrañamente afortunado:
Pensé que el Dios que
gobierna la Literatura me obsequiaba con este encuentro: ¡Ni siquiera había
entrado a la fiesta y ya había “triunfado”! Era como salir de madrugada al
supermercado y coger el pan desde la calle. ¿Acaso no constituía una prueba
fehaciente de que un diseño mágico regía las casualidades? Y los que en la
obscuridad de nuestros talleres hacíamos ofrendas (había estado escribiendo
aquella noche), éramos recompensados.
Pero no fuimos no a mi
casa de Lucio del Valle sino, por algún motivo que no recuerdo, a la de mi
amigo Juan Alcázar cerca de Cuatro Caminos. No sé por qué yo tenía llaves de su
casa.
Nos
acostamos en la cama de uno de los compañeros de piso de Juan. La cama tenía
adosado un largo espejo del tamaño del lecho, de modo que podíamos vernos en él
mientras hacíamos el amor. Allí parecía haber más de dos personas...
Sexo con una casi
desconocida, en una habitación que no me pertenece, que le he usurpado a otro
sin pedirle permiso, sin haber luchado por ello, sin haberlo deseado mucho, sin
haberlo previsto, y sin consecuencias.
Pues nunca más volví a verla. – Nunca más volví
a verte.
Recuerdo que algunas
semanas después Juan me dijo, que también él se había acostado con ella y que
otros muchos "se la habían tirado" igualmente. Era alcohólica. Estaba
medio loca.
Entonces
lo mío ya no me pareció tan sorprendente. Ni me sentí tan agradecido a la
Providencia.
NO ERA SOLO la Lujuria lo que le
invitaba a visitar los vestíbulos de sus evocaciones del noventa y seis a ese insano ser vesánico. Era algo más...
Era sin duda algo más...
Una masa
confusa de pasiones, de locura, lo que le empujaba ahora a acordarse de una
noche loca de su primera juventud como si aún estuviera allí en el espejo de la
pared. Follando.
-Cada vez me
gustaba más el sexo, y todas sus cavernas. Como a él. Pero el problema de mi
Señor, mi Benefactor, mi Beneficiario, mi Secuestrador, mi Raptor..., es que
siempre empezaba por lo que él llamaba Lujuria, pero acababa desembocando en Tragedia:
Todo terminaba mal: A la Venus del
espejo se la han merendado casi
todos: sí, ese baño de modestia que te
da el enterarte por tu mejor amigo de que no eres el único lobo.
Y mi Señor se
acordaba "ahora" de eso , 20, 30 años après, porque su ahora
era precisamente lo contrario: nada de senos de Êne, nada de desconocidas. -
Sin "Eros" -como él lo llamaba (cada vez se me adhieren más soeces
palabras de humanos al alma...)-, sin aventuras galantes, mi Señor languidecía:
Gracias a Dios, estábamos un poco más cerca de su fecha de fallecimiento -que
de momento no revelaré-, estábamos en 2016, por mayo, en una especie de
altillo, un sórdido antro de soltero excéntrico, la buhardilla de un Poeta
Maldito en el siglo XXI.- Era más viejo
pero mi Señor en realidad no solo no parecía haber encanecido sino mejorado:
Estaba -desde mi visión- 20 o 30 años más joven, más bello y más sano. Muchísimo más flaco y más lozano. Estaba
"para zampárselo", como
dicen los vulgares mortales Lavadores de Manos.
-Acaso hubiese descubierto en la voluta del sexo o de Eros el secreto elixir de El Alquimista. -La
verdad es que lo hallé guapo tras estas excursiones feminiles al pasado.
-Lo tuyo, pájaro, no es autobiográfico, lo tuyo es de psiquiátrico, lo tuyo
verdaderamente es de psiquiátrico
-graznó desde algún nowhere el Viejo
Juglar Lascivo.- Lo tuyo no es autobiographica, lo tuyo, tío, es
auto-hipnótico, auto-pónico, auto-pánico, auto-egótico, auto-antropo-fágico. Lo
tuyo es auto-sádico, auto-móvil, auto-mático. Lo tuyo es El Día de Autos y toda
palabra en -auto. Lo tuyo es auto-idiota y auto-mágico.
Noté
que se deshacían en el aire los efluvios de la acelerada inspiración y
declaración del Viejo. Fue un cambio de
atmósfera, ahora más opresiva en el tenso silencio; una sensación de
atascamiento...
-Ya no estábamos en su Diario sino de nuevo en Novela -a la
que a veces también llamo, (para mayor confusión), Diario o Catálogo De Las Bellas
Que A Mi Señor Jean Souffrance Alguna Vez Le Turbaron...
Noté un vacío,
un espasmo. Y por un instante ... -(no es exacto llamarlo
"instante")- infinito... no hubo en absoluto imágenes ni personajes
ni otras almas ni mi Señor ni nadie ni pensamiento ni palabras ni sones, ni
Dios (?), ni tiempo, ni espacio, y -a
semejanza de la muerte- por un instante no ocurrió nada. La Muerte, me dije, ya
había acaecido otras veces. Y era la más bella; era Diosa.
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